Por Emilio Nazar Kasbo
El 15 de marzo de 2010 había sido anunciada la conferencia "Si Rosas viviera..." a las 19 horas en el Teatro Empire, ubicado en calle Hipólito Yrigoyen 1934 de la ciudad de Buenos Aires. Se trató de un sitio en donde muchas veces se han realizado impúdicas presentaciones ¿"artísticas"? Sin embargo, en la oportunidad iba a pronunciarse una manifestación nacionalista católica en el lugar.
El escenario estaba marcado por una bandera argentina y una mesa cubierta por una tela color rojo punzó.El disertante fue Antonio Caponnetto, y la conferencia se demoró media hora en comenzar, con el espacio físico del teatro colmado de asistentes.
Lo más importante de las palabras de Antonio Caponnetto fue afirmar que la Patria no nació el 25 de mayo de 1810, sino que se remonta al día de Nuestra Señora del Pilar, de la Pilarica (en referencia al 12 de octubre de 1492), y también el 1° de abril de 1520, cuando Pedro de Mendoza estaba en el Río de La Plata y se celebró en esa fecha la primera Misa. Ese día se fundó y nació la Patria.
Habitualmente, el público asistente no es afecto a las manifestaciones efusivas, sino que es más bien de tipo intelectual, y que sólo en una o dos oportunidades es capaz de aplaudir. Sin embargo, en la ocasión tanto el discurso de Caponnetto no fue tan intelectual sino más bien "de barricada", y fue acompañado por numerosos aplausos efusivos de los presentes que interrumpían las palabras del orador e impedían escucharlo.
Esta situación resulta inédita: tanto el tono del orador como un acompañamiento acorde de los presentes, que sólo puede indicar paciencia agotada, gran sufrimiento por la situación de la apostasía de la Patria por los gobernantes y por quienes simplemente se dejan llevar por la corriente sin pensar demasiado.Antonio Caponneto expresó que "lo primero que nos duele es el escarnio a la Fe verdadera" y que "no queremos vivir respetando la Constitución Nacional, sino con el estandarte de Facundo Quiroga: Religión o Muerte". También señaló que Sarmiento dijo que Rosas era el Felipe II de América, a la vez que Rosas buscaba constituir la Santa Federación. A su vez, manifestó que actualmente nos gobierna una banda de ladrones que se dedican al saqueo de las cuentas públicas, cometiendo el pecado de robar, y que deben devolver todo lo que se han robado de modo delictivo. Asimismo hizo referencia a la corrupción que en verdad abarca incluso el pecado de la contranatura, difundido en la cultura en el marco de un plan educativo gramsciano. Las consideraciones del orador también contemplaron el ataque a las Fuerzas Armadas, con los actuales 600 presos políticos, aclarando que "no defendemos lo indefendible", ya que los excesos cometidos fueron denunciados por el Nacionalismo Católico mientras sucedían los hechos, cuando la izquierda callaba. Recalcó Caponnetto que "la perversión es la democracia", aludiendo a un pueblo hedonista convertido en electorado. En resúmen, habló de los fusilamientos a traidores y delincuentes ordenados por Juan Manuel de Rosas y a Ciríaco Cuitiño, como medidas ejemplificadoras en la sociedad.
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