miércoles, 17 de marzo de 2010

IDENTIDAD NACIONAL: LA PRESIDENTE QUIERE CREAR UNA NUEVA




En la foto: Cristina Kirchner inauguró la Casa del Bicentenario

Por Emilio Nazar Kasbo

La presidente Cristina Kirchner, durante la inauguración de la Casa del Bicentenario, pidió "construir una identidad y un proyecto social", y sostuvo que "el objetivo deber ser la igualdad de oportunidades y la equidad que en estos 200 años no le hemos dado a los argentinos" y resaltó al respecto el rol fundacional del Estado.
La identidad nacional es como la identidad de una persona, y es un dato histórico que no puede ser cambiado, tal como el sexo de la persona o la Tradición Nacional, el lugar de nacimiento o espacio geográfico nacional, la familia en que se nació o la Madre Patria y su historia que legó la identidad, la tradición familiar o la Historia de la Nación, o el Don de la Fe Católica: no se "elige", sólo se "reconoce". Cuando la identidad se pretende "elegir", se indica la opción de no seguir el Orden Natural, y por tanto se plantea la desnaturalización como una opción válida, convirtiéndose la persona o la Nación en un ente descastado, paria y apátrida.
El día lunes la Presidente inauguró un gasoducto en la Patagonia, y al hacerlo expresó que se siente "como Keops", es decir, como un "Faraón". Aquellos que critican a las Monarquías Absolutas eruopeas (que tenían respeto y reconocían su límite en el Derecho Eterno y en el Derecho Natural), hoy aparecen como reivindicación de los Faraones egipcios que con mano de obra esclava construyeron los grandes monumentos. Recordemos que el pueblo judío en Egipto también fue esclavo, pero hoy los esclavos son los ciudadanos argentinos, católicos de religión.
Ahora en la inauguración de la Casa del Bicentenario afirmó que "No somos todos iguales, pero todos tenemos derecho a tener las mismas oportunidades, y esto lo debe asegurar el Estado que nos representa a todos", afirmó, y agregó: "Por eso, la primera pauta fundacional debe ser admitir el rol del Estado en toda sociedad moderna".
Asume la Presidente la función de "fundadora" de una "nueva patria" (con minúscula), en que los gobernantes son los "Faraones" y el pueblo los esclavos que contribuyen a adorarlos. Esa es la "patria" nueva que quieren fundar, y su único plan de gobierno a mediano plazo es gobernar hasta el 2020, según afirmara Néstor Kirchner al reasumir la conducción del Partido Justicialista en el Chaco. No existe otra política gubernamental más que su perpetuación en el poder y continuar las acciones que actualmente desarrollan sin freno alguno, y una oposición partidocrática que solo aspira a sustituirlos para ejercer ellos las funciones que actualmente desarrolla el oficialismo.
En ese sentido, recordó que "hasta hace poco se discutía cuánto Estado era necesario y que cuanto menos Estado mejor, idea que primó en la globalización que se derrumbó", y remarcó que "el Estado es garantía imprescindible para un proceso de equidad y equilibrio en la relación de fuerzas".

La desfiguración del Estado, bajo el lema "El Estado soy yo", es decir los funcionarios gobernantes, es la traducción de sus palabras. Cuanto más Estado (traducido por "cuanto más kirchnerismo"), más injerencia en la vida pública y privada de los ciudadanos por parte del Gobierno habrá.
"Es tramposo dejar librado a las fuerzas del mercado el signo de igualdad de capacidades, es un argumento que disfraza las intenciones de aquellos que proclaman al mercado como gran mediador", resaltó la Presidente. Es decir, no se piensa en el Estado como mecanismo equilibrante de desvíos liberales que además evita el extremo marxista, sino en el Estado como ente centralizador de toda la vida pública y privada de los ciudadanos en todo sentido: desde lo político a lo cultural, desde lo económico a lo sexual. Ese es el nivel de injerencia del Estado kirchnerista, elevado a la condición de un "dios" que debe ser adorado en la persona del faraónico matrimonio presidencial.
Cristina dejó inaugurada el día martes 16 de marzo de 2010 la Casa del Bicentenario, ubicada en Ríobamba 985, de la Capital Federal, a la que definió como un "espacio inédito de reflexión en la ciudad de Buenos Aires".
"El primer objeto de debate vamos a ser nosotras, las mujeres. Y cuando digo objeto no es que me equivoque, porque algunos y algunas todavía nos tratan como objeto", y adelantó que la segunda muestra será sobre los proyectos económicos que tuvo la Argentina en estos 200 años.
El equívoco presidencial respecto de la palabra "objeto" como fin intelectual con el "objeto" considerado como un ente material, utilizando un mismo vocablo como si las acepciones hicieran referencia a un mismo significado, es la base de su irreflexión. Por otra parte, la visión hedonista freudiana pansexualista no hace más que poner la felicidad en la actividad sexual material, cosificándola, tal como es planteado por la Escuela de Frankfurt. Esta misma es la idea educativa que el kirchnerismo difunde y promueve desde la más tierna infancia, degenerando a las futuras generaciones, para que sean "futuras degeneraciones". Es el kirchnerismo en cabeza de la Presidente actual quien trata a las mujeres como objeto, pues tal es la consecuencia del pansexualismo.
La Presidente dijo que el espacio está pensado en forma interactiva, y que será dedicado a los 200 años sobre la identidad de la historia y el país.
"Algunos dicen que sólo hay que mirar para adelante, yo también digo que hay que mirar para adelante, pero con espejo retrovisor para hacer un aprendizaje de lo que pasó", indicó. Y señaló que "no tengo una visión integrista de la historia, pero creo que una de las características de estos 200 años es que nunca hemos tenido un debate serio acerca de que país queremos, en qué sociedad queremos vivir y estos 200 años son una oportunidad para construir definitivamente un proyecto de país y sociedad".
Efectivamente, la Presidente no tiene una visión integrista de la Historia, sino una visión fundamentalista de índole materialista. Y es fundamentalista porque carece de fundamentos, porque sus postulados son sostenidos a rajatabla aun en contra del Orden Natural y del sentido común, porque el Orden Sobrenatural Católico es combatido de plano. Y su fundamentalismo se traduce en buscar un ficticio debate sobre "qué país queremos", y no sobre "qué país somos y cómo nos desarrollamos desde nuestro ser e identidad propio". Al plantear la opción de elección de "qué país queremos ser", algunos plantearán que quieren ser Gran Bretaña, otros Uganda y otros Somalia. No podemos querer ser otro país más que el que somos: una Nación Católica e Hispana que recibe la Tradición grecorromana y escolástica.
"Otras sociedades han podido construir una identidad desde la diversidad", dijo y expresó que no se puede estar en la vereda de enfrente cuando "se defienden los intereses de la Nación para vivir en una sociedad más justa, más equitativa". Estas palabras de la Presidente deben ser entendidas en el marco del significado de la diversidad: "la homosexualidad". Es decir, como dijo Hebe de Bonafini hace aproximadamente un año y medio, lo que quieren es construir una "patria homosexual, lesbiana, travesti y transexual". A esto es a lo que llama una "sociedad más justa, más equitativa", y no al Orden Social Justo conforme al Orden Sobrenatural que presupone el Orden Natural.
"Creo en el debate, en el único lugar donde no hay conflicto es en el cementerio, allí nadie discute", manifestó y acotó: "Hay que seguir discutiendo, debatiendo, es el desafío de la vida", expresó Cristina Kirchner. Sin embargo, la identidad no se "debate": se la reconoce o se la traiciona, como afirmara Jordán Bruno Genta. Y mientras la Presidente habla del "desafío de la vida", toda su política está en pos de legalizar inexistentes uniones homosexuales y difundir la promiscuidad sexual unida al aborto, en medio de una población víctima de la gran hambruna producida desde el Gobierno stalinista actual como una masa de esclavos usados por los Faraones gobernantes, tal como fuera la política comunista en Ucrania con el "Holodomor". A esto llama Cristina Kichner el "desafío de la vida".
Acompañaron a la Presidente en la inauguración de la Casa del Bicentenario los ministros de Trabajo, Carlos Tomada; de Educación, Alberto Sileoni y de Ciencia y Técnica, Lino Barañao y los secretarios de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde y de Cultura, Jorge Coscia, además de José Nun, ex titular de Cultura y materialista comunista confeso.

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