En la foto: Anton Lavey, fundador del satanismo
El padre Pellegrino Ernetti en su libro Catechesi di Satana, recomendado por el cardenal Pío Laghi, prefecto de la Congregación para la Educación católica, nos hace un resumen de lo que más desagrada al diablo.
Todo ello, tomado de lo que dice el propio demonio por boca de los posesos, al realizar exorcismos y ordenarles en el nombre de Jesús que digan lo que más le desagrada.
Esto ha sido registrado en grabadoras y delante de algunos de los colaboradores del padre Ernetti. El demonio dice literalmente que le desagrada:
LA CONFESIÓN
¡Qué estúpida invención! ¡Cuánto daño me hace! Me hace sufrir… Aquella sangre… Es mi dolor más atroz. Pero he encontrado sacerdotes que no creen es la confesión y mandan a los cristianos a recibir al falso Dios en pecado… ¡Cuántos sacrilegios hago cometer!
LA COMUNIÓN
Aquí me encuentro desarmado. No tengo fuerzas para luchar. Los que se alimentan de esta carne y beben de esta sangre se hacen fortísimos contra mí, se hacen invencibles a mis seducciones y tentaciones. Parecen diferentes a los otros, parece que tienen una luz especial y me rechazan rápidamente y se alejan de mí y me rechazan como a un perro… ¡Qué tristeza! ¡Qué dolor! Pero yo los persigo ferozmente y muchos van a comer la hostia en pecado… ¡Qué alegría para mí!
LA ADORACIÓN AL SANTÍSIMO
Adorar un pedazo de pan ¡Cuántos insensatos pierden horas y horas, día y noche, de rodillas, adorando un pedazo de pan, escondido en una caja sobre el altar del falso Dios! ¡Cuánta rabia me dan estas personas! ¡Cuánta rabia me dan estas adoraciones irracionales!
EL ROSARIO
Odio el rosario, ese utensilio gastado y podrido de aquella Mujer (se refiere a la Virgen). El rosario es para mí como un martillo que me golpea la cabeza. Es la invención de los falsos cristianos, que no me obedecen y siguen a aquella Mujer. En vez de oírme a mí, que reino en todo el mundo, se van a rezar a aquella Mujer, mi primera enemiga con esa cosa (rosario)! ¡Me hacen tanto daño!
LAS APARICIONES DE MARÍA
Mi gran dolor de este tiempo son las continuas apariciones de esta Mujer en todo el mundo. En todas las naciones se aparece y me persigue, quitando de mis manos tantas almas, millares y millares, por oír sus falsos mensajes, por suerte me defienden algunos obispos y sacerdotes que no creen.
EL PAPA
Lo que mayormente me destruye es la obediencia a aquel hombre vestido de blanco (el Papa), que manda en nombre del falso Salvador y Redentor. ¡Obedecer a un hombre que ama a aquella Mujer, que me persigue desde siempre! ¡Qué vergüenza! Parecen ovejas, conejos, asnos… ¡Qué vergüenza! Es odioso a mis seguidores el polaco que ama a la Mujer y que propaga el rosario como su oración preferida. Religiosas contemplativas.- Me preocupan mucho aquellas siervas con la cabeza cubierta, que abandonan todo para recluirse dentro de cuatro muros y sacrificar todo por Dios.
Día y noche, ellas se mortifican, no duermen lo suficiente, no comen según las necesidades del apetito y del cuerpo, no hablan libremente en todas partes, rezan, cantan… De estas religiosas claustrales tengo miedo, un miedo terrible. Son mis enemigos más terribles y aguerridos, me quitan de las manos muchas almas de toda clase y condición. ¡Qué enemigos tan terribles! Cuando comienzan a rezar por la conversión de un alma, son tenaces.
EN POCAS PALABRAS
Resumiendo, lo que más le desagrada es:
La confesión, donde Cristo lava nuestras almas con su sangre preciosa.
La Eucaristía, que nos alimenta con el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
La adoración eucarística, donde continuamos la unión con Jesús.
El amor a María y el rezo del rosario.
Las apariciones de la Virgen, que nos llevan a la conversión.
La obediencia al Papa, representante de Jesús en la tierra.
La oración de las almas contemplativas.
Por el contrario, dice el padre Pellegrino, que lo que más le agrada es:
La profanación de las hostias consagradas.
El aborto, que es la matanza de niños inocentes.
La droga, que hace alocarse a los jóvenes.
El divorcio, que destruye a las familias.
Las faldas cortas y los vestidos indecentes de las mujeres.
Los eclesiásticos que niegan su existencia…
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