Por el Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (*)
LMGSM 1 y CMN 73
Cómo llamar a aquellos que modifican el pasado, olvidando lo que han recibido del ayer, para lograr algo diferente al cimiento de la Patria.
La Patria es el sedimento del pasado, que justifica el futuro, en base a la acumulación de los sueños y el trabajo de los que nos precedieron, nos dieron una razón de ser y materializan la vida, la evolución y el progreso alcanzado en el presente que, a su vez, deberá ser el trampolín en el que se apoye el mañana. Patria, tiene en padres su símil dentro de la familia, en maestros dentro de la escuela y en los próceres dentro de la Nación. Igual que es terrible pensar que un hijo repudia a sus padres, es inaceptable que un ciudadano lo haga con los que han dado origen y formación a la Nación. Cuando eso sucede, significa que se ha roto el eslabón que constituye la unión generacional, y que se ha perdido la amalgama que une a una comunidad, le da identidad propia y le asegura que el esfuerzo de hoy sea semilla para el florecimiento en el mañana.
Argentina, nuestra Argentina, nuestra Patria, ante un creciente movimiento que aparece como oleadas y tiende a constituirse en una inundación, esta asolada por voces que desdicen lo que ya fue o intentan cambiar lo que ya sucedió, dándole un efecto diferente y pintando sus consecuencias con tintes que las deforman, enturbian o desvanecen. Pareciera ser para ellos, que Argentina nació hace muy breve tiempo atrás y olvidan que ella, en verdad, proviene de un muy lejano tronco, que tiene por virtud, su origen y como característica, la acumulación de pasados, que nos convierten en una fragua que es la historia, donde se unen las mas diversas corrientes para hacernos el anchuroso rio que es la Patria.
Nuestra Patria nació india, poblada por aquellos aborígenes que cruzaban sus pampas y montañas, luego, recibió el aporte de Europa que, cruzándose con los anteriores habitantes, dio al Mundo una raza criolla, en un maravilloso trasplante de usos y costumbres, encerradas en su lengua, que nos dio sabor, tonada y sentido. Los estertores de la evolución política en el Viejo Continente, nos dio razón para sentirnos adultos y responsables por nosotros mismos y, como gajos de una estirpe que florece nos convertimos en Nación.
La Nación Argentina, es la resultante de sueños y esfuerzos, de ideales y trabajo, de sacrificios y aportes, para convertir los desiertos en vergeles y lo actuado en realidad. Este avanzar, desde la nada, se sembró con sangre y, cada paso, significo una entrega, abonando las tierras para que sobre ellas se construyera la Patria. De ese pasado de acción, quedan nombres, que cada uno de ellos, significa un eslabón de la férrea cadena, pero, hay muchos mas, desconocidos u olvidados, que son los padres y abuelos de cada uno de los argentinos del presente.
Es probable que aquellos antecesores, que actuaron de conformidad a los escenarios de su época, a los ojos del presente, puedan ser calificados en forma diferente a la que les dio la posteridad, pero ello, no justifica ni fundamenta, desaprobar lo actuado o modificar lo ya sucedido. Seria igual que un hijo pretenda cambiar sus progenitores o modificar los hechos y las conductas de sus vidas. Sin embargo, en la Argentina de nuestros días, hay quienes pretenden escribir una historia diferente que, la mas de las veces, se aleja de la verdad de los acontecimientos y, lo que es peor, tratan de calificar, lo en ese ayer sucedido, con la vara que se utiliza en el presente.
Como calificar a aquellos que por sus intereses tratan de mostrar un ayer, conforme a lo que les conviene, que se atreven a modificar lo que decidieron otros en el pasado, que llevan a la confusión con fines arteros y destruyen los legados, para obtener de sus cenizas, ventajas.
Yo no tengo dudas, no tengo dudas como tampoco lo tienen aquellos que son ciudadanos patriotas en Argentina y no mero habitantes que no están afincados en ella, pues no la sienten como la herencia de un ayer, son evidentemente: "viles traidores a la Patria".
No aceptemos aquellos cantos nacidos de la revancha o la envidia, rescatemos nuestra prosapia como pueblo, enorgullezcámonos de lo que hicieron los que nos precedieron, sintámonos como herederos de sus glorias, seamos "patriotas" y acusemos con toda energía a aquellos que pretenden dejar en el, olvido lo que a nosotros llena de placer y califiquémoslos como corresponde: "viles traidores a la Patria".
(*) Presidente honorifico de la ASOCIACION DE DESCENDIENTES DE GUERREROS Y PROCERES DE LA INDEPENDENCIA.
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