jueves, 10 de febrero de 2011

EL “AS” DE LA AVIACIÓN NAZI HANS-ULRICH RUDEL ESTUVO EN ARGENTINA, Y ESCALÓ EL ACONCAGUA

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El diario El País de España, el 24 de diciembre de 1982 publicaba una nota titulada “Agitado entierro del “as” de la aviación nazi Hans-Ulrich Rudel”. En un pueblo de Franconia, el entierro del ex coronel de la aviación hitleriana, el piloto más condecorado de la Segunda Guerra Mundial, dio lugar a demostraciones de simpatía de neonazis, mientras sobrevolaron dos aviones militares Phantom del Ejército Federal alemán el lugar dibujando una cruz en el cielo.

“El as de la aviación hitleriana, El águila del frente oriental, con más de 2.500 vuelos en acciones de combate y poseedor de una condecoración creada por Hitler exclusivamente para él, fue enterrado”, sentenciaba el periódico. “Volvieron a sonar las viejas canciones nazis y algunos de los 2.000 asistentes levantaron el brazo con el saludo hitleriano en el momento en que el féretro descendió a la fosa, cuando se cantó el himno nacional con la primera estrofa, ahora prohibida, Deutschland uber alles (Alemania por encima de todo)”.

Rudel, en noviembre de 1976, fue invitado a un acto en su antigua escuadrilla de caza y se reunió con oficiales en actividad de la aviación federal. El teniente general Walter Krupinksi, ante objeciones sobre la presencia del neonazi Rudel en un cuartel del Ejército alemán, respondió que también en el Parlamento se sientan antiguos comunistas y todos tienen derecho a rectificar. Las declaraciones del teniente general provocaron su pase a la reserva, acompañado de un general de división.

ESTUVO EN ARGENTINA

Rudel y su escuadrilla, ante la ocupación soviética de Alemania, se entregaron a los estadounidenses, siendo trasladado a un campo de oficiales de alto rango en Inglaterra, donde convaleció de sus dolencias en el muñón de la pierna amputada.

Rudel se mantuvo firme en su ideología nazi, incluso después de revelarse los crímenes genocidas del régimen de Hitler. No se le encontró culpable de crímenes de guerra ni de lesa humanidad, y a pesar de las solicitudes de extradición por parte de la Unión Soviética, fue liberado en 1948 y regresó a Alemania.

Escribió el libro "Piloto de Stuka - 2.500 vuelos contra el bolchevismo", donde relató sus extraordinarias aventuras durante la guerra, en particular sus hazañas en el Frente Ruso.

El lema de su vida fue Verloren ist nur, wer sich selbst aufgibt ("Sólo el que se da por vencido, está perdido").

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NAZIS PERONISTAS

Estuvo algunos años (1948-1956) en la Argentina, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, junto a otros ases de Alemania, tales como Adolf Galland, sosteniendo un marcado pensamiento pronazi. Entre sus negocios estaba la representación de la compañía Mengele, y advirtió e incluso ayudó a escapar al fugitivo Josef Mengele hacia Paraguay. Menguele fue el “médico” que realizaba experimentos humanos al igual que hoy son realizados por la manipulación genética.

Rudel asesoró a la Fuerza Aérea Argentina, siendo profesor en la Escuela de Guerra Aérea de la Fuerza Aérea Argentina. Dado que fue muy cercano a Perón, desde esa posición cumplió un rol clave acercando a ex-dirigentes nazis a las altas esferas del poder en Argentina, Paraguay y Brasil, entre ellas a Otto Skorzeny.

Skorzeny era experto en acciones de espionaje y sabotaje, fue apodado por los estadounidenses como Caracortada debido a las grandes cicatrices que surcaban sus mejillas. Se hizo famoso al rescatar al dictador italiano Benito Mussolini, así como por llevar a cabo la Operación Greif que le valió el título de «El hombre más peligroso de Europa» por los Aliados. También residió en Bolivia y Argentina organizando fuerzas de seguridad, y tuvo contactos con otros nazis, como Adolf Eichmann y Josef Mengele entre otros.

ALPINISTA DE UNA PIERNA

Rudel escaló el Aconcagua y otras alturas andinas un par de veces a pesar de su pierna ortopédica. En 1953 escaló el Llullaillaco, descubriendo el Santuario de Altura inca, donde el antropólogo estadounidense Johan Reinhard y la arqueóloga argentina Constanza Ceruti desenterraron las Momias de Llullaillaco en 1998.

Luego viajó de regreso a Alemania, donde se dedicó a la industria y tuvo alguna participación en política intentando hacer renacer el nazismo.

Falleció en Rosenheim a la edad de 66 años, sin renegar nunca de su filiación nazi, defendiendo sus ideales de patriota, la causa de Hitler y condenando el atentado del 20 de julio de 1944 encabezado por el Coronel Claus von Stauffenberg.

Y la pregunta queda flotando: ¿Perón era nazi o comunista filocastrista?

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