Por Abogados por la Justicia y la concordia
Señores:
Hemos visto el público compromiso -ejemplo de civilidad- que han suscripto ustedes la semana pasada. Sin embargo, creemos necesario hacerles presente que allí ha sido omitido un tema fundamental para la salud de la República, cual es el estricto respeto a la Constitución y a las leyes.
Con profundo estupor nuestra Asociación contempla la diaria degradación del papel que, constitucionalmente, debiera desempeñar la Corte Suprema de Justicia de la Nación como custodio de los derechos de los ciudadanos. No hay República sin una recta justicia.
Tal deterioro en la administración de la justicia se muestra como una lamentable actitud de complicidad del Poder Judicial con el Poder Ejecutivo, que hoy comete los delitos más aberrantes de manera impune y sin cortapisas.
La democracia no es sólo el voto. Implica también el respeto hacia las reglas que permiten que una sociedad funcione; y no es la menor de ellas el reparto de poderes, que hace a la esencia de la convivencia republicana.
Cuando este principio es transgredido, cuando el supremo Tribunal del país, seguido por muchos tribunales inferiores, se hace parte en un proceso de tergiversación y parcialización de la historia impulsado por ideólogos de un proyecto que pretende modificar a la Argentina desde sus raíces y desatar una persecución de odio y de venganza, acontece lo que hoy presenciamos: la desaparición de nuestro sistema jurídico de principios sin los cuales ninguna sociedad civilizada puede subsistir; son ellos el principio de legalidad, irretroactividad de la ley penal, aplicación de la ley penal mas benigna, cosa juzgada, derechos adquiridos, cumplimiento irrestricto del debido proceso.
Como consecuencia de ello hay mil presos políticos y su número crece en forma inquietante. Como agravante se cuentan más de ciento veinte muertos en cautiverio. Son presos políticos por cuanto su encarcelamiento obedeció a una decisión política. Ya no solamente son perseguidos los militares, sino también, como se ha visto, cualquier ciudadano, a designio de la tiranía. Ante la ausencia del principio de legalidad todos los argentinos estamos en libertad condicional.
Así, con la certeza de la complicidad de la Corte Suprema en este modo de impartir ¿Justicia?, nuestros tribunales aplican hoy viles procedimientos a imputados y testigos, despreciando aquellos principios que permitieron que llegaran a nuestras tierras inmigrantes de todos los orígenes, confiados en la imagen de civilización y justicia que la Argentina mostraba al mundo.
Todos compartimos, la terrible sensación de decadencia de nuestra Patria, que ha desaparecido de todos los mapas, producto de la falta de seguridad jurídica imperante. Los argentinos hemos dejado de respetar la ley y, por sobre todo, la palabra empeñada. Nos transformamos en habitantes de una selva en la cual impera la voluntad del más fuerte. Hoy se ha logrado sustituir la vigencia del Código Penal y de los derechos y garantías contenidos en la Constitución Nacional, por una falsa, difusa y ambigua política de derechos humanos.
Pedimos que piensen en los inmediatos beneficios del regreso de ese esencial instrumento republicano en cuanto a la corrupción, a los contratos, a la verdadera educación pública, a la salud y a la vivienda; en suma, la Argentina volvería a ser la que nunca debió dejar de ser.
Los abogados que integramos nuestra Asociación, personas con diferentes visiones políticas, reclamamos unánimemente a quienes ejercen la máxima magistratura judicial el respeto a la ley y a esos principios básicos que hemos enumerado.
A ustedes les consta que lo dicho es cierto, y como dirigentes, algunos potenciales candidatos a la presidencia de la República, tienen la obligación de bregar por la restitución de un orden justo, como premisa necesaria para alcanzar la concordia entre los argentinos. Deben abordar con coraje y verdadero patriotismo, la reconstrucción de la República. Dios y la Patria lo demandan.
Mariano Gradín Alberto Solanet
Secretario Presidente
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