Por Antonio Caponnetto
El señor Obama captura a un terrorista, con toda la fuerza de su poder estatal. Incluso con el auxilio de otro Estado cómplice, el pakistaní.
Lo hace en nombre de la doctrina de la seguridad nacional.
La operación de captura se lleva a cabo en una zona civil, irrumpiendo abruptamente en una casa particular, y matando a varios de sus ocupantes para lograr el objetivo. El grupo de tareas contó con la zona liberada para consumar el operativo.
El cuerpo del terrorista es arrojado al mar desde un avión que partió del portaviones Carl Vinson.
El cadáver, hasta hoy, está desaparecido.
El máximo responsable del homicidio lo festeja públicamente, desde todos los medios masivos internacionales a su disposición. Asegura además -mezclando indebidamente lo político con lo religioso- que el país que lidera "puede hacer lo que se proponga [...] no sólo por la riqueza o el poder, sino porque somos una nación bajo Dios" (Mensaje de Obama del 1-5-2011)
Ante tamaño hecho, el Gobierno Argentino emite un comunicado oficial de adhesión a lo actuado, invocando "el profundo rechazo a quienes" -como Osama Ben Laden-" utilizan la política o la religión para cometer acciones criminales", y fue "responsable de tanto dolor inocente". Concluyendo con la promesa de proseguir "nuestra decisión irrenunciable de continuar denunciando al terrorismo internacional" (Cfr.La Nación,3-5-2011,http://www.lanacion.com.ar/1370130-la-argentina-critico-a-ben-laden-pero-no-hablo-de-obama).
Que sepamos, el recurrente, obsesivo, mendaz y tramposo discurso oficial, consistió hasta hoy en acusar a las Fuerzas Armadas de hacer exactamente lo mismo que acaban de hacer los Estados Unidos.
Una de dos. O los kirchneristas sacan de las cárceles a los militares que tienen presos, o le piden al varón Oyarbide que detenga a Obama al compás del "beso a beso".
Una de dos bis. O los kirchneristas se auto-recluyen en sendas celdas por sus pasados terroristas y sus presentes al servicio activo de terroristas marxistas vernáculos e internacionales. O mandan a la gorda Bonafini a hacer la ronda de los jueves alrededor de la Casa Blanca, pidiendo la aparición con vida del idealista Ben Laden.
Otra una de dos complementaria. O los cristínicos dejan de perorar contra el imperialismo norteamericano y los que "arreglan todo a los bombazos". O en franca solidaridad con la flagrante represión ilegal consumada, lo resucitan a Bendini para que cuelgue en el Colegio Militar un cuadrito de Leon Panetta.
Entretanto, al olfato de todos quedó en evidencia, que el modelo montoneril de los Kirchner huele a lo que infectamente olió en los setenta: a dólares yankis, a podredumbre gramsciana, y a servilismo ruin al Poder Internacional del Dinero.
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