El doctor Jérôme
Lejeune, uno de los mayores genetistas de la historia, fue invitado por
el Senado de Francia hace unos veinte años, para que ofreciese su
documentada opinión sobre el tema del aborto.
Una de las opiniones
fuertemente arraigada en dicha cámara, era la que sostenía que hay
embarazos que deben ser interrumpidos, cuando los antecedentes o el
pronóstico parecen ser irreversiblemente malos.
Cuando se le otorgó la
palabra al Dr. Lejeune, planteó un caso:
"Tenemos —dijo— un matrimonio
en el que el marido es sifilítico terciario incurable, y además
decididamente alcohólico. La mujer está desnutrida y sufre tuberculosis
avanzada. El primer hijo de esa pareja muere al nacer; el segundo
sobrevive, pero con serios defectos congénitos. Al tercer hijo le ocurre
lo mismo y se le suma el hecho de ser infradotado mentalmente. La mujer
queda embarazada por cuarta vez. ¿Qué aconsejan ustedes hacer en un
caso así?".
Un senador del bloque socialista manifestó categóricamente
que la única solución para evitar males mayores, era practicar un
"aborto terapéutico" inmediato.
Lejeune hizo un largo y notorio
silencio; bajó la cabeza por unos segundos en medio de su expectante
mutismo; volvió a alzarla y dijo:
"Señores Senadores, pónganse de pie,
porque este caballero acaba de matar a Ludwig van Beethoven".
Este hecho real, podría
aplicarse a otros muchos de similares circunstancias, que tuvieron
después por protagonistas a personajes muy célebres en la historia de la
humanidad, lo que desmonta de forma irrefutable la justificación de un
asesinato bajo el mal llamado “aborto terapéutico”.
Fuente: http://catolicidad-catolicidad.blogspot.com/
Estimado Director:
ResponderEliminarAgradecemos mucho que publiquen nuestro post en su prestigiado sitio.
Un fuerte abrazo en Cristo
Atte
CATOLICIDAD