(Publicado en la revista
Políticamente Incorrecto)
Por Patricio Videla
Balaguer
La marihuana y sus efectos
Es sabido que la marihuana causa daños cerebrales
irreparables, altera la percepción, la atención, la concentración y la memoria,
además de afectar seriamente la voluntad. El consumo cada vez más frecuente
entre adolescentes es la causa del altísimo fracaso escolar. Esta droga, en
Europa y EE.UU, ha dado paso al consumo de la heroína, y de toda clase de
alucinógenos.
Los cigarrillos de marihuana contienen 50% más de
agentes cancerígenos que el cigarrillo. Tres cigarrillos de marihuana equivalen
a 20 cigarrillos de tabaco. La adicción a esta droga -llamada eufemísticamente
blanda- no se ha podido reducir en los
EE.UU, generando ingentes gastos en salud al estado. Situación que se repite en
el Uruguay como en otros países de la región, con el aumento del consumo de
drogas.
Una “propuesta progresista”
Conociendo
las incoherencias de estos administradores de los designios del poder mundial,
no nos hemos querido detener a analizar los dichos del presidente Mujica con
respecto a la despenalización de la droga. Con el concepto central de
victimizar el vicio y favorecer la venta,
nos basta. Porque no es distinta la posición del presidente uruguayo a la de
todo el arco “progresista” argentino, -de oposición y oficialista- reunido en
el Acuerdo Para la Seguridad Democrática, en nuestro país.
La
izquierda revolucionaria, hoy devenida en progresismo, lo único que puede
producir es degradación social y cuando sean reemplazados van dejar una
sociedad de desechos humanos, mientras paradójicamente predican sobre los
derechos humanos como cobertura ideológica. Las pruebas están a la vista.
Afectos a la cultura de la muerte, maltusianos al fin, solo pueden combatir la
pobreza matando pobres, con la droga, con el aborto y con la delincuencia
No les
importa -al progresismo uruguayo- el aspecto de muchos jóvenes “limpia vidrios”
que uno ve cotidianamente en las paradas de semáforos en Montevideo, vivo
reflejo del avance de la droga entre los más pobres. No les importa tampoco el
aumento diario de la delincuencia en todas las ciudades y pueblos uruguayos
dinamizados por el consumo de todo tipo de estupefacientes, con la correspondiente
cuota de violencia y muertes que esto genera.
No les importa tampoco en definitiva, la degradación moral que esto produce en
la sociedad y en los sectores más desprotegidos, como son los pobres y los
jóvenes.
Funcionales
al Poder Internacional del Dinero hoy acompañan al financista Soros en esta
locura de la despenalización de la marihuana. En el caso del Gobiernos
Uruguayo, en la propuesta, no solo hay despenalización, sino que el mismo
estado va a ser el proveedor de marihuana. El gobierno va a comprar a los
narcos, va a vender y a atender a los
adictos. O quizás también se transforme en productor y narcotraficante. El
pueblo oriental se va a tener que hacer cargo del vicio de los adictos a través
del Estado.
Mientras
tanto los liberales argentinos elogian al gobierno del Frente Amplio, ponderan
su seguridad jurídica –tan importante para el dinero mal habido depositado en
los bancos- el que no haya retenciones agrícolas, y que se pueda exportar e importar
libremente. Turistas en Colonia y Punta del Este, confunden su propio bienestar
con el del Pueblo Oriental, que padece necesidades y que está siendo vaciado
culturalmente por el post-comunismo. Un eufemismo como el socialismo del Siglo
XXI, cuya fórmula es capitalismo hoy, marxismo-leninismo, mañana.
Como en la Argentina.
Hasta ahora, el narcotráfico se venía consolidando de
forma silenciosa en la Argentina gracias a la corrupción imperante. La
aparición del “paco” ha sido la primera alerta de que Argentina no era un lugar
de paso, como le hemos escuchado decir al hoy senador Aníbal Fernández, ya que
la Argentina ocupa hoy los primeros
puestos en América Latina en el consumo de cocaína.
Todo lo disfrazan con ideología, pero en realidad solo
son funcionales al crimen organizado, cuando no socios y en esto incluimos al
grueso de la oposición que ha encontrado aquí un punto de encuentro con el
oficialismo en el “Acuerdo para la Seguridad Democrática”.
Así las cosas acá, en esta orilla, ya hemos visto los
primeros actos de violencia entre carteles narcos extranjeros. La droga no solo
mata silenciosamente donde se establece, sino que inevitablemente emplea la
violencia. Mercaderes de la muerte, terminan siempre matando para manejar un
negocio que les permite controlar a la sociedad y desafiar al estado. La
violencia en este tipo de delincuentes es siempre compulsiva.
Mientras tanto el Estado Argentino, renuncia al empleo
de la fuerza legítima para defender a la Nación, dejando inerte a la sociedad.
Existe un interés pernicioso y común, en
la desarticulación del sistema nacional de seguridad y de defensa, entre el gobierno, los
narcoterroristas, la oposición, las organizaciones sociales de izquierda y todo
el arco progresista.
No es nuevo que tanto Verbitsky, Arslanian, Gil
Lavedra, Diana Conti, Luis D’Elía, Pérsico, Nilda Garré, Alfonsín, –por nombrar
unos pocos- coinciden en el ataque
permanente a las FFSS y FFPP, quitándoles funciones, quebrando el principio de
autoridad dentro de las fuerzas, alentando la corrupción interna y utilizándola
a su vez para realizar purgas interminables.
Por eso no es de extrañar que después de la visita de
la senadora uruguaya, Lucía Topolansky-esposa de José Mujica-
hayan surgido este tipo de ideas de “avanzada” hacia la despenalización de la
marihuana. Como así también la idea de
adoctrinar a la tropa en las FFAA. Todo va de la mano.
El Narco Tráfico debe ser combatido.
El
narcotráfico debe ser combatido en la producción, en la comercialización y en
el consumo. Si hay narcotráfico, en definitiva es porque hay consumo. Las
sociedades de los países enfrentan una guerra que se debe asumir con todos los
recursos del estado en sus tres aspectos, cultural, político y militar. Estamos
frente a una nueva forma de esclavitud y dominación de nuestras naciones, mucho
mayor que todas las que hemos venido soportando.
Lo que
viene sucediendo en México, no solo es un anticipo de lo que puede suceder en
el sur del continente, sino que, además, va a abrir las puertas a un nuevo
intervencionismo extranjero, frente a
estados fallidos por su incapacidad de asegurar el orden y el bien de la
población, o por considerarlo parte de los nuevos imperios transversales:
narcotráfico, tráfico de armas, lavado de dinero, terrorismo.
En esta
lucha se juega la existencia de nuestras naciones como Estados Soberanos.
Nuestro
pasado lo exige.
El
dilema sigue siendo: Patria o Colonia.
Abrir
las puertas al enemigo, es un acto de traición.
Patricio Videla Balaguer
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