No piense estimado lector,
que ésta es una carta de despecho.
Por el contrario,
de resignación y pena.
Estas líneas, en parte son por pedido de
mis amigos Alejandro y Ruben
Tinta Negra, Tinta Roja.
Como en el mejor de los tangos
escribiré a dos tintas tu desaire:
tinta negra para lo grato del recuerdo;
para todo aquello que supimos darnos
y como estúpidos nos reclamamos.
Tinta roja para dejarle al corazón
que libere toda la rabia junta
para que se cure de las heridas
aunque deba arrepentirse con el tiempo;
que diga del amor que te tuvo, del odio que lo envenena,
del odio y la tristeza al verte con gente que no merece,
siquiera pisar tus huellas.
Eres el tesoro mas valioso que tenía
y hoy veo como te han puesto en la mesa del rematador,
veo como penosamente, te compra cualquiera
sin darte el valor que tienes en verdad,
te saca de la cajita de cristal
donde te resguardé tanto tiempo.
Si, claro, ¡que les importa!
si para ellos no eres mas que un simple trofeo.
¡Fuiste reina en mi mundo!
¡como me pongo a llorar al verte tan... así!
¿No hay nadie en tu infinito universo
que te susurre lo importante que eres?
No fue por nosotros únicamente
que esto llegó hasta aquí
pero, será de nosotros juntarnos en un café
para ver que nos sucedió.
como será mi bronca de blanda
que de solo pensar que me escuchas
te estoy perdonando.
Quise escribir mi bronca
y se mezclaron los frascos de tinta;
es a causa de ello que de a ratos te estoy odiando
y sin embargo, te quiero.
Mario Marcelo Cáceres
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