Por Sergio Italo Dell Orsi
Al llegar a las Malvinas
el viento nos recibió
pero el sol no apareció.
Tras las nubes se ocultaba
como si él presagiara
lo que después sucedió.
Al bajarnos del avión
y pisar ese cemento
sentí un estremecimiento
que me llegó hasta el alma,
que me hizo perder la calma
leer sin entendimiento.
Port Stanley se llamaba
el lugar donde llegamos
que los ingleses llamaron
después de la usurpación,
pero en nuestro corazón
Puerto Argentino se llama.
Toda la parte edilicia
mostraba su indicación
que le ponía atención
para poder entender,
pero pude comprender
mi poca preparación.
A pesar de tanta ropa
que me puse al salir
el frío se hacía sentir.
Y casi siempre temblaba
y los pies se me mojaban,
no podía resistir.
Una campera de tela
con capucha nos trajeron.
“Es de pluma”, nos dijeron,
“De ganso de otra región”
que por suerte las mandaron
fue una buena decisión.
Dubet tenían por nombre
y eran bastantes abrigadas.
Te cubrían las heladas
que de noche no faltaban.
Y además te calentaban,
eran mejor que frazadas.
Tuvimos algunos días
en esos cerros acampando.
La pasamos caminando
entre idas y venidas,
pero siempre recordando
nuestras familias queridas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los mensajes son moderados antes de su publicación. No se publican improperios. Escriba con respeto, aunque disienta, y será publicado y respondido su comentario. Modérese Usted mismo, y su aporte será publicado.