Por Carlos Manuel Acuña
Podríamos haber titulado este comentario de varias maneras distintas. Por
ejemplo, decir que el viaje de Cristina W. Fernández a la reunión anual
de las Naciones Unidas, transcurre sin pena ni gloria o bien que su presencia
en Nueva York es algo así como "un cero a la izquierda". Lo cierto es
que la agenda de Cristina, fijada en la retina de los argentinos gracias a la
fotografía de Timermancito dedicado a fotografiarla en actitud
propagandística con un niño cualquiera, es un fiel reflejo de lo que se ha
convertido la Argentina de la mano del kirchnerismo. En resumidas cuentas, ni
siquiera los papelones sirven de referencia para dibujar una trayectoria
administrativa, un objetivo internacional o una intención de gobierno.
Simplemente, la nada y el vacío es la expresión más cabal a la que fue llevada
nuestra ex República que al menos logró una noticia alentadora pero que aguarda
una evolución política que se demora en demasía: se trata de los insultos que
recibió a su llegada al lujoso hotel donde se hospeda. Los gritos de
"ladrona, ladrona" fueron escuchados por los oídos presidenciales, lo
que es algo más que un detalle que hace a la catarsis de los argentinos que
lograron hacerse oir con su motivada indignación. Cristina debió ingresar por
una puerta accesoria ocultándose a la ira de sus compatriotas que encontraron
el tiempo suficiente para cumplir lo que habían prometido: escracharla.
Entonces si cabe preguntarse que reflexiones se habrá hecho la viuda que virtualmente pasó inadvertida para la comunidad internacional, para los norteamericanos que son anfitriones y para los mismos israelíes que asombrados, leyeron que el gobierno argentino está dispuesto a negociar bilaterlamente con los iraníes el tema pendiente de la AMIA. Cristina lo hizo en una fecha religiosa cara para los judíos y pese a que hoy día a nadie le importa mucho lo que hagamos los argentinos, no existió un mínimo de recato que siquiera Timerman supo rescatar. Por lo contrario, Cristina Wilheim Fernández prefirió sin ton ni son, fijar una actitud que se ubica más allá de la diplomacia e ignoró supinamente que la comunidad internacional está alerta por la actitud iraní en materia nuclear, un tema que fue puesto de manifiesto a través de las declaraciones del mismo presidente Obama cuya invitación a reunirse en un almuerzo colectivo fue rechazada por la viuda ¿Sabrá Cristina lo que hizo o su enfermedad la llevó a ignorar estos asuntos...? Lo cierto es que a excepción de las acusaciones de "ladrona" la presencia de la delegación argentina en los Estados Unidos podría, exagerando un poquito, calificarse como invisible, insípida e inodora. La triste vergüenza es de todos los argentinos que ignoramos si la presidente tomó en cuenta todos estos factores o algunos de ellos y se inhibió de concurrir a las casas de modas para sumar más prendas a su amplio vestuario.
La verdad, es que ni siquiera su hija Florencia, repantigada en su departamento de millones de dólares cuyo origen todavía no ha sido investigado, pudo contener a su madre que tuvo palabras de comprensible e íntima preocupación por la drogadicción de su hijo Máximo, un tema familiar del que Florencia había alertado, inútilmente, tiempo atrás. Hoy Cristina hablará en la UN en una sala que estará virtualmente vacía, pronunciará palabras que a nadie le interesará y para colmo, en los hechos anticipó cual será el temperamento a seguir frente al plazo de tres meses otorgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para sincerar las cifras de nuestra economía, tergiversadas - repetimos el vocablo: tergiversadas - por el INDEC, el otrora prestigioso organismo que reflejaba la realidad económica del país. El kirchnerismo prefirió manejarse con un espejismo y como si el público extranjero fuera fácilmente engañable, adelantó su idea en el sentido de que la inflación local es del orden del 10 por ciento, en tanto los sueldos superan aumentos del 20 por ciento, mentira insostenible en cualquier lugar y momento. Otro papelón y van...
Podríamos reírnos si no fuera tan trágico, en tanto ya existen especulaciones acerca de lo que sucederá, acorde con estas afirmaciones, cuando la Argentina informe nuevamente sobre la situación que padecemos. El gobierno ¿sostendrá este fin de año la misma mentira o se aproximará más a la verdad con la idea de que nadie recordará estas cifras...? Es posible que "la tomadura de pelo" se mantenga pero... ¿podrá hacerlo Cristina o cualquiera que esté a cargo de la economía en ese entonces...? Por lo que puede apreciarse a simple vista, llegaremos a diciembre "a toda orquesta". Si la crisis internacional se complica con Irán - hasta se habla de una guerra posible, sobre todo después de la advertencia que Obama vertió hace unas horas - la Argentina inicia descolocada el último tramo de este difícil año 2012, descolocación que acentuará nuestro aislamiento internacional, en tanto siguen los nombramientos de jóvenes apenas salidos de la adolescencia que son ubicaos en cargos de importancia que requieren funcionarios experimentados y responsables. La Cámpora y sus colaterales avanzan con sus sueldos y su ideología, aunque con menos velocidad - hay que reconocerlo - que la inseguridad que a lo largo de toda la gestión kirchnerista contabiliza más muertes que las ocurridas a lo largo de la guerra que asoló a la Patria. Además, los culpables son premiados y los salvadores perseguidos con saña y audacia.
Dijimos que este fin de año promete avecinarse "a toda orquesta". Por un lado, el conflicto con Clarín amenaza convertirse en un caso emblemático en lo que hace a la libertad de expresión, ya severamente limitada con castigos aplicados por el órgano intimidatorio que responde a la sigla de AFIP. A su vez, la opinión pública rompió la cadena del miedo y salió a la calle con la promesa de volver a concentrarse el próximo 8 de noviembre en la Plaza de la República, todo precedido por marchas similares de un perfil más gremialista pero que reunirá a sectores que son independientes entre si, lo que demuestra que esa independencia es menor o desaparece frente a un problema común. A esta altura de las circunstancias, ya se repite lo que dijimos desde hace tiempo: si Cristina pide licencia fundada en su enfermedad, su lugar, aunque sea transitoriamente, no puede ser cubierto por Boudou signado por la acusación de graves delitos que le impiden ser funcionario en cualquier nivel o circunstancia; a su vez, este camino sin salida no se soluciona electoralmente en el plazo que dentro de los treinta días debería llamar la presidente provisional del Senado, señora de Alperovich - dicho sea de paso, también acusada con su marido, el gobernador de Tucumán, de graves irregularidades - por lo que vuelven a tener protagonismo los gobernadores, tal como lo señalamos desde meses atrás. ¿Se designará a Daniel Scioli para terminar el período o será Juan José de la Sota el encargado de fijar el rumbo, alianzas mediante, para salir del atolladero? Nada está definido todavía, en tanto el tiempo urge pues corre con una velocidad alarmante y progresiva.
Son muchas, tal vez demasiadas las preguntas que podríamos formularnos, en tanto los escraches se suceden desde Nueva York hasta las zonas elegantes de la Capital Federal donde vive, por ejemplo, uno de los tantos jueces signados por la corrupción y defectos que lo inhibirían de ejercer esa magistratura en cualquier país más o menos serio y que se respete a si mismo. Es innecesario escribir que nos referimos a Oyarbide. Otro personaje impresentable como es el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, también está en la mira del pésimo humor popular, pero éste hombre de pistola en la cintura como en los viejos tiempos del siglo XIX, hizo que se deslizaran amenazas en el sentido de que "los muchachos del Mercado Central saldrán a defenderlo", como si fuera el anticipo o el ensayo de futuros enfrentamientos civiles. A su vez, el heladero Pérsico viajó por el litoral argentino para prometer una reforma agraria que sacará la tierra a quienes la trabajan para dásela a integrantes de lo que podemos definir como fuerzas urbanas de asalto, aunque en una conversación reservada este barbudo empresario del cucurucho dijo que "por ahora sólo estamos demorados porque necesitamos del campo para salir del problema económico". Este atisbo de sentido común es precario, hipócrita, desafiante y prometedor de un conflicto de proporciones inimaginables, amén de las pérdidas de simpatías y votos, pero todo parece indicar que al kirchnerismo nada le importa, ni siquiera la posibilidad del golpe ideológico que significaría una derrota de Chávez en Venezuela.
En fin, para concluir con este breve planeo sobre la decadencia Argentina, diremos que de la indiferencia del mundo occidental pasamos a la inquietante inseguridad que carcome el ánimo de todos, caracteriza algo más que una sensación de peligro latente y mensurable y señala con una trágica firmeza la ausencia de un liderazgo que sólo requiere algo que circula como una frase remanida pero cargada de una verdad angustiante: que alguien lo asuma.
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