miércoles, 7 de agosto de 2013

ACERCA DE LA ESCAPATORIA DE LOS OFICIALES DEL EJÉRCITO ARGENTINO, MAYOR JORGE OLIVERO Y EL TTE. GUSTAVO DE MARCHI.



Víctor Eduardo Vital. 
(VGM)  B.IM.5
San Luis- 5 de Agosto de 2013

En medio de este clima festivalero de elecciones y ensayos de elecciones, que como el de las comparsas de antaño se preparaban cada uno con sus máscaras para el carnaval, los candidatos oficialistas y “opositores” se pavonean cómplices y complacientemente, en medio de un pueblo que se desangra y una nación que se desintegra. Me pregunto  y le pregunto a cada uno de mis compatriotas, si los  militares que han sido condenados a muerte por haber  guerreado contra la subversión apátrida o al hereje invasor inglés en Malvinas ¿son dignos por haberse escapado de estos verdaderos  Campos de Concentración y Exterminio?
Una de dos: o son delincuentes de la más perversa calaña como los llama el Régimen de Ocupación bajo el rótulo de “Lesa Humanidad”, queriendo desconocer que hubo una guerra convencional subversiva, que habiendo comenzado en la selva tucumana se extendió por todo el país desbordando las fuerzas de seguridad, por lo cual se firmaron los decretos 261/75 de la Presidente Constitucional María Estela Martínez de Perón y los decretos 2770, 71 y 72/75  de Luder como Presidente Provisional. Estos decretos ordenaban que se utilizaran a  las fuerzas militares que “sean necesarias a fin de aniquilar el accionar subversivo en todo el territorio Nacional”. 
son “Prisioneros de Guerra” de la Corona Británica, que financió  “la guerra civil devastadora” e incitó la Guerra deMalvinas, como se exponen en mi denuncia penal por Traición a la Patria a la Presidente de la Nación, (http://www.malvinense.com.ar/snacional/2012/1380.htm) por nombrar como jefa de los derechos humanos a una ciudadana británica,  hija de un alto diplomático británico, en tres ministerios, Defensa, Seguridad e Interior. Esta inglesa actúa verdaderamente como comisaria política.
Ella decide el destino de nuestros militares imponiendo sus destinos y ascensos y a los retirados que todavía están libres los doblega con la amenaza de acusarlos de haber participado de algún delito en tiempo de la dictadura militar.
Debemos  considerar el escándalo que ha producido entre algunos compatriotas, la tipificación como “Prisioneros de Guerra” a los detenidos que lucharon contra la subversión en la citada denuncia, que por otra parte, ellos llaman simplemente Presos Políticos. Pregonan que el mal que nos acoge es algo solamente local, no queriendo reconocer y enfrentar al verdadero y secular enemigo que viene desde el nacimiento mismo de nuestra patria, como son  los ingleses, verdaderos ideólogos y gestores de la disgregación y desintegración  nacional  y territorial.  
Acá no hay presos políticos. El último preso político en Argentina fue María Estela Martínez de Perón.
Esta es la primera cuestión a desentrañar, si verdaderamente queremos organizar una fuerza nacional que resista y se oponga al plan ya en curso de desintegración de la Nación Argentina.
Pues si hubo guerra, debe ser analizada y juzgada a la luz del Derecho de la Guerra, que son amparados en los Convenios de Ginebra, que fueron realizados para buscar el cierre de conflictos, y garantizar la pacificación necesaria luego de una guerra, y no por los Tratados de Derechos Humanos de Roma que no contemplan el conflicto armado, sino que buscan castigar a los agentes del Estado que hayan cometido un abuso contra los ciudadanos, para que exista además, un efecto ejemplar que proteja al resto de la ciudadanía.
Lo primero entonces es salir de la confusión y nombrar las cosas por su nombre, pues nuestro ancestral enemigo, los británicos, como el diá-bolo (el que divide en griego) son maestros en el arte de dividir y enfrentar pueblos contra pueblos, mediante el engaño, sobornos y la mentira.
Entonces, si estamos de acuerdo  en que los que combatieron para defender la soberanía e integridad nacional son prisioneros de guerra, condenados a muerte, podemos dignificar su escape como acción valerosa para enfrentar el Régimen de ocupación.
No por nada el Gral. Milani, Jefe de Inteligencia del Ejército y apadrinado por Horacio Verbitsky - tío carnal de la agente británica Natalia Federman - fue el que en los últimos ocho años colaboró desde las propias filas del Ejército en la humillación, denigración y desintegración de las FFAA de la peor manera que se puede esperar de un hombre de armas, como es el espionaje interno y la delación de sus propios camaradas.  Por otro lado, fue la misma CELS - Verbitsky que descomprimió la humillación del Gobierno ante el inminente  rechazo del ascenso de Milani por parte del Senado, dejando en claro quién  maneja al gobierno y desde que institución.
Mire por donde se mire la acción del gobierno y de la crítica insustancial, tanto de la oposición como de los medios “independientes”, se ve la mano británica, -el "Imperio Invisible".
Frente a este dramático cuadro de situación en que nos encontramos los argentinos, el silencio ante el digno y valeroso escape de los militares  argentinos de los campos de concentración - campos financiados por los mismos británicos (ver discurso de la embajadora británica Shan Morgan del 4/12/08) -, nos hace cómplices del caos y la tibieza reinante.
Pero también,  nobleza obliga,  debemos dar testimonio de los prisioneros  de guerra  que aceptan el martirio del escarnio y la humillación con gran resignación cristiana, completando en sus cuerpos los padecimientos de  Nuestro Señor Jesucristo para la Redención de nuestra Nación.
"Esta lucha no es contra los hombres de carne y hueso, sino contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal que dominan este mundo de tinieblas", como nos consolaba y alentaba un héroe de Malvinas desde su cautiverio, emulando a San Pablo (Ef. 6, 10-12), (1), del cual me reservo el nombre para no exponer a su familia al escarnio y persecución.
Ellos saben que el conflicto va más a fondo. Se dirige contra un sinnúmero de enemigos que atacan incansablemente, enemigos no bien definidos y que conforman una atmósfera que ellos mismos difunden a su alrededor, estando todos ellos repletos de una maldad sustancial y mortal. No por nada el Beato Juan Pablo II  la estigmatizó como “Cultura de la Muerte”, ya que el Diá-bolo es homicida desde el principio y padre de la mentira.                  
Por eso, los prisioneros de guerra, al “buscar sus fuerzas  en el Señor y en su invencible poder” nos muestran la verdadera naturaleza de esta guerra planetaria, ya que siendo su origen de naturaleza teológica divide el teatro de operaciones entre los descendientes de los dos linajes: el del Diá-bolos y el de la Mujer vestida de Sol.     
Esta es la lucha decisiva. 
Imploramos a la Virgen Santísima, que nos bautizó como Pueblo y como Nación a orillas del Río Luján hace casi cuatrocientos años, nos anime, conforte, proteja y guie a cumplir nuestro destino de que la Argentina sea una Nación del Cielo y de la Tierra.
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(1)   Al ser esta carta redactada por San Pablo desde su prisión en Roma, sintetiza austera y bellísimamente el plan de Dios realizado en Jesucristo, poniendo de relieve la naturaleza del Enemigo, aludiendo a las armas de las milicias romanas como símbolos de nuestra lucha contra las fuerzas del Maligno. Es indispensable su lectura completa, pues nos refleja y transmite el carácter de milicia cristiana de los que están prisioneros, indispensable para salir del caos y la tibieza que envuelve a los que estamos, por ahora, exiliados y casi derrotados en nuestra propia Patria.

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