En la foto: Vista de la Plaza de los Dos Congresos durante la manifestación provida, desbordada en todas sus calles laterales, con el Congreso Nacional rodeado (foto de La Nación).
Por Emilio Nazar Kasbo
El recinto del senado es equivalente a un laboratorio, aislado de la sociedad, desvinculado de la verdad e incluso de la población que se encuentra fuera del lugar.
LABORATORIO LEGISLATIVO
Así, es posible que un legislador considere que su posición implica un debate con el legislador que se le opone, y hasta eventualmente pueden triunfar leyes que dañan al país con la total aprobación de una cámara legislativa (como ocurrió en diputados de la Nación con la ley de “matrimonio homosexual”).
Los medios de comunicación muestran como dos “marchas” iguales, mostrando como multitudinaria a una minoría de varias decenas de homosexuales reivindicando su propio daño en el matrimonio “homosexual”, buscando incluso equiparar argumentos con los profamilia. Los medios masivos también son un “laboratorio”, una “burbuja” desvinculada de la sociedad, y consideran que su palabra es suficiente para imponerse a toda la sociedad, a cada familia, a cada persona. Los medios de incomunicación piensan que piensan cuando no es así, los medios se consideran representativos al magnificar lo minúsculo y minimizar lo mayúsculo. Los medios censuran, los medios pontifican, los medios también son fundamentalistas.
Y el pueblo afuera, esperando que se respete la institución matrimonial. La ideología fundamentalista lleva a muchos legisladores a aprobar leyes en confrontación a cada matrimonio del país, en contra de cada familia, en contra de los heterosexuales. Su resultado no puede ser más que un gran repudio de aquellos a quienes repudian, un efecto boomerang de su acción.
Se va a tratar el dictamen de rechazo de la media sanción, y si prospera se consideraría la unión civil. Pero en ese caso el Frente para la Victoria no dará quórum para el tratamiento.
PRÁCTICA DE LABORATORIO
La oposición trataría los proyectos, aunque algunos sostienen que podría no darse quórum inicial. Si comenzara la sesión, sería levantada por el el Frente para la Victoria.
Lo primero que se debatirá es el rechazo al matrimonio homosexual. Si se aprueba el tratamiento, se trataría el matrimonio homosexual. O en su caso el Senado tratará si corresponde que el senador Pampuro haya aceptado la impugnación del proyecto de no tratar el proyecto de matrimonio realizada por el senador Pichetto. Y en este último caso se trataría el proyecto de unión civil, caso en el cual el kirchnerismo se retiraría del recinto, y no darían quorum. Si el proyecto es rechazado, no se podrá tratar en lo que queda del año.
El Senado puede modificar el proyecto de homomonio, y en ese caso volvería a la Cámara de Diputados para un nuevo tratamiento.
BIEN COMÚN
No se busca el Bien Común en las leyes que el día 14 de julio se tratan en el Senado de la Nación.
El fin de la Ley positiva es el ordenamiento de la vida en la sociedad, siguiendo a la razón y en procura del Bien Común, jamás en contradicción con la Ley Natural y la Ley Eterna.
Existe una verdad objetiva, y existe una objetividad de la moral y la ética. Quienes pretenden violarlas, sostienen el relativismo, que deroga toda norma para el conocimiento y para la vida. La subsistencia de una sociedad y su continuidad depende del reconocimiento de la verdad objetiva y del sentido común.
La aprobación de una Ley contraria al orden moral, ya sea obligando a conductas o simplemente permitiéndolas, es un daño social. Ya lo decía Santo Tomás de Aquino: la ley inicua no es ley.
FUNDAMENTALISMO LEGISLATIVO
La Ley no puede dedicarse a codificar las conductas difundidas en la sociedad, aprobándolas. Por ejemplo, si en una sociedad se encuentra muy difundido el hurto, este razonamiento conduciría a la aprobación del hurto, a su despenalización, a otorgar derechos de propiedad a quien se apropia de bienes ajenos. En el caso de los adulterios, la Ley debería legislarlos, así como los que realizan “intercambio de parejas”, o a quienes cometen actos de bestialismo. Esto mismo es la aprobación del “matrimonio homosexual” o de la “unión civil”. Estas leyes no se pueden aprobar más que mediante un pensamiento fundamentalista.
De la aprobación de leyes antinaturales no se puede seguir más que el caos social, que se percibirá no de modo inmediato sino a largo plazo, unos 15 años después. El argumento más álgido es el derecho sucesorio del matrimonio, pero en el matrimonio entre un hombre y una mujer, marco en el cual nacen los hijos de modo natural, se trata de algo ordenado y digno de ser promovido.
¿Por qué no se otorga derecho sucesorio a concubinos heterosexuales? ¿Acaso es esto discriminatorio? Nadie podrá sostener semejante afirmación, de que haya discriminación a los concubinos heterosexuales porque no acceden al derecho sucesorio. Pero sí afirman esto los homosexuales, en una grave contradicción.
UN MAL GEOPOLÍTICO
¿Cuál sería el “beneficio” geopolítico o que responda a una estrategia nacional, de aprobar matrimonios homosexuales? Muy por el contrario, no se sigue ningún beneficio porque no tienen capacidad de engendrar de modo natural, e incluso para engendrar artificialmente requieren de una persona de otro sexo. Luego, en sí el matrimonio o la unión homosexual no pueden alterar la naturaleza misma del ser humano. Por otra parte, la Ley promovería este tipo de uniones que implica despoblar más aun a la Argentina, a la vez que produciría la angustia en los niños que carecerán de un modelo complementario de padre y de madre para forjar la propia personalidad. Es decir, de niños criados en ambiente homosexual se promueve una grave desorientación y angustia por tales motivos, que se extenderán a escala nacional.
En el debate por el matrimonio homosexual o la unión civil, lo que menos se aborda es la naturaleza jurídica de las instituciones, que es lo que se pretende regular, así como sus consecuencias geoestratégicas y geopolíticas en orden al futuro de la Nación. Todos los argumentos rondan en base a una sensiblería carente de sustento racional, fáctico y jurídico, incluso biológico, que no tiene otro modo de sustentarse más que en el fundamentalismo argumentativo: “es discriminatorio el matrimonio entre un hombre y una mujer y por tanto debe ser derogado”. Este es el único argumento que se esgrime en favor de la unión civil o el matrimonio homosexual.
Muchos además se quejan de que personas religiosas se manifiesten en contra de estos proyectos. Sin embargo, la ley es para ser aplicada a las familias religiosas o no religiosas. ¿o acaso son solamente los ateos los únicos que tienen derecho a pronunciarse sobre la ilegitimidad de las leyes? Efectivamente, estos argumentos sí son discriminatorios respecto de las personas religiosas.
DAÑO A LOS HETEROSEXUALES
Los proyectos de unión civil o de matrimonio homosexual, buscan legitimar las conductas homosexuales y promoverlas en la sociedad, y no son más que un daño a las mismas personas homosexuales. Estos proyectos los alienta a perseverar en su desorden, en su angustia y en su mal, que precisamente es lo que se debe solucionar: la angustia que padecen los homosexuales, y que no se soluciona con la aprobación de una ley o con la firma de un papelito ante instituciones públicas, sino con un replanteo existencial de la vida de la persona.
¿Buscan que los homosexuales se sientan bien? Pues eso es lo que hay que solucionar, y no arruinar la institución matrimonial para abarcar a lo que no es un matrimonio, ni inventar instituciones en laboratorio que también arruinan la institución matrimonial y la dañan. Los homosexuales necesitan una liberación de su angustia, pero este es un tema psicológico, no jurídico.
Nadie pretende discriminar a los homosexuales, ni ocasionarles daño, sino se busca su bien, que encuentren su equilibrio.
UN DÍA REVOLUCIONARIO
El matrimonio presidencial está gobernando actualmente como si no tuviera límites, con todas las características de un tirano absoluto (debemos diferenciar esto de la monarquía absoluta que respetaba el Derecho Eterno y el Derecho Natural). Y la fecha elegida, el 14 de julio, nos remonta a 1789, a la Revolución Francesa, a la toma de la Bastilla.
Estaba en juego la idea de soberanía nacional, pero por sobre ella los derechos de Jesucristo y su influencia en la sociedad cristiana, en la Cristiandad.
Se había constituido una milicia de hombres sin armas, que buscaron armamentos y consiguieron unos 30 o 40 mil fusiles, doce cañones y un mortero, y sólo les faltaba pólvora y balas que irían a buscar en la Bastilla.
La Bastilla era en ese año una prisión estatal, y fue invadida para la liberación de los prisioneros encarcelados, que se apoderaron de la pólvora y de las balas, y salen para asesinar al gobernador cortándole la cabeza el 14 de julio de 1789.
No usamos ahora la versión de la realidad histórica, sino la mentira divulgada sobre la Revolución Francesa. Sustituiremos a los reyes por el matrimonio presidencial, y a la imaginería del pueblo alzado en armas en contra de un grupo degenerado y corrupto encaramado en el poder ¿En qué terminaron las autoridades y sus seguidores?
Eso tuvo un hito el día 14 de julio, pero de 1789. En Argentina el pueblo se agolpó ante el Congreso reclamando orden, reclamando por la familia, implorando el cumplimiento de la Ley. Y esto es un hito para el día 14 de julio de 2010. ¿En qué terminará todo esta vez?
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