lunes, 14 de febrero de 2011

AISLADOS EN EL MUNDO

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Por Jorge R. Enríquez (*)

OBAMA NO VIENE

El gobierno nacional recibió con sorpresa y disgusto la noticia de que el presidente norteamericano, en su visita a países de la región como Brasil y Chile, no pasará por el nuestro.

El malestar se evidenció en las agresivas declaraciones del canciller Héctor Timerman hacia el gobierno de Obama, que se suman a las insensateces que cotidianamente expele por vía verbal o por Twitter.

Así, dijo esta vez que Obama no vendría porque la Argentina no le iba a comprar armas a los Estados Unidos, como si el titular de la Casa Blanca viniera a hacer un corretaje de armamentos. Más tarde el ministro “Twitterman” agregó a ese disparate otro ataque indirecto, cuando denunció que algunos miembros de la Policía Metropolitana estaban siguiendo un curso en El Salvador financiado por los Estados Unidos para “aprender a torturar y a preparar golpes de estado”, siendo que después se supo que en esos cursos también había efectivos de la Policía Federal y de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, con lo cual sus ofensas fueron múltiples.

Los agravios que afectaron también a la república centroamericana no tienen asidero alguno. Se trata de cursos que realiza la Academia Internacional para el Cumplimiento de la Ley (ILEA), una escuela financiada y dirigida por los Estados Unidos y que, cuenta, entre otros, con acuerdos de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Creada en 1995 por iniciativa del entonces presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, tiene como objetivo combatir el tráfico de drogas, la criminalidad y el terrorismo internacionales por medio del fortalecimiento de la cooperación mundial.

Funcionan 5 en distintas ciudades y regiones del mundo: Budapest, Bangkok, Botswana, Nuevo México y en El Salvador, donde se creó en 2005. En ella reciben entrenamiento y capacitación en diferentes técnicas, provenientes de 30 países de América, entre ellos, la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Paraguay, Perú y Uruguay, 1500 oficiales de policía, jueces, fiscales y otros agentes estatales.

¿Por qué no viene Obama? Más bien habría que preguntarse: ¿por qué habría de venir?

Cuando Obama fue electo, señalamos que ciertas expectativas que había por estos lares eran infundadas. Que si bien no había que menospreciar el simbolismo de que alguien con ancestros africanos llegara a la presidencia de un país en el que la cuestión racial había generado tantos conflictos e injusticias y que se ubicara, como en el caso de Obama en el sector "liberal", es decir, progresista del espectro político, no había que alentar cambios revolucionarios, porque en los Estados Unidos ello nunca ocurre.

En particular, la política exterior no varía fundamentalmente por el hecho de que cambie el signo partidario en el Poder Ejecutivo.

Cuando Néstor Kirchner ofendió a Bush en 2005 al promover en Mar del Plata una "contracumbre", no lesionó sólo a un hombre sino a todo un país. Y ese es un ejemplo de otros muchos que podrían citarse para demostrar que la actitud del gobierno argentino hacia el norteamericano no fue en los últimos años amistosa.

No se trata de tener una posición servil, sino de ser respetuoso, de comportarse con madurez.

Pero el gobierno kirchnerista entiende las relaciones internacionales como un capítulo de la política doméstica. Entonces, cuando dice algo de Obama, no piensa en Obama sino en la platea "progresista" de la Argentina, que festeja los discursos antiimperialistas.

El problema es que Obama se entera. No él en especial, pero sí los funcionarios que se dedican a esta región, que son los que después le arman el "libreto" al presidente.

Algún tiempo atrás leíamos en una columna editorial del diario español "El País" que la Argentina estaba aislada en el mundo, que su relación con Venezuela la había alejado de Estados Unidos, un conveniente socio y aliado.

Agregaba el periódico ibérico que Brasil nos había arrebatado todo su poder de influencia regional y que con España, la madre patria, apenas nos escribíamos, por lo cual concluía señalando que el peor efecto a largo plazo de la crisis de 2001 para Argentina era su desaparición del mundo.

Para situar en contexto a los lectores, es necesario decir que el editorial que publicó esa crítica tan severa no es un pasquín editado por nostálgicos de la última dictadura militar argentina. 

"El País" es quizás el diario con más prestigio en Iberoamérica. Es un verdadero modelo de periodismo serio e independiente. Es independiente, pero no neutral en materia de ideas políticas: se ubica claramente como de centro izquierda o progresista.

Por eso las habituales diatribas del kirchnerismo para el cual  toda crítica al gobierno proviene de una conspiración de las oscuras fuerzas del imperialismo y la oligarquía, serían grotescas si pretendieran aplicarse a este diario de tanta influencia en España y en América.

Aquí está lo que he venido sosteniendo por años. Sólo que dicho por el  más importante medio progresista de España cobra una significación mayor.

En un mundo cada vez más global, la estrategia miope y provinciana del gobierno, de suponer que el mundo no existe o de que podemos actuar como si no existiera, puede tener un eco favorable en la Quinta de Olivos, en la residencia de El Calafate o en el helicóptero presidencial, y ser aplaudida por los obsecuentes de turno, pero a la larga es ruinosa para la Argentina.

Esa es la razón por la cual ningún líder mundial se muere por visitar estas tierras. Por caso, en su momento, la entonces secretaria de Estado de EE UU, Condoleezza Rice, al igual que ahora lo hace el primer mandatario estadounidense, ignoró sin rodeos a la Argentina.

Por eso, en cuanto asuma el próximo gobierno tendrá que recomponer las relaciones internacionales, no sólo con las potencias sino también con los países vecinos, entendiendo que la Argentina tiene intereses permanentes y que debe resultar confiable para el mundo, aunque eso implique no decir las tonterías que luego celebrarán los intelectuales de la Carta Abierta y sus acólitos de 6, 7 y 8.

INTIMACIÓN A CONSULTORA​S PRIVADAS

El inefable Secretario de Comercio volvió a las andadas.

Si la misión que le dieron hace algunos años era controlar la estabilidad de los precios, fracasó estrepitosamente. La Argentina disputa con Venezuela el título de campeón mundial de la inflación.

De la inflación real, claro. Moreno y sus mandantes creyeron que podían dibujar otra, groseramente inferior, y que no pasaría nada. Pareciera que para ellos este país está poblado por 40 millones de estúpidos, que ven una cosa en el supermercado pero creen otra que le dice el Indec.

A falta de datos confiables suministrados por el Estado, comenzaron a tener mayor difusión ciertas encuestas realizadas por consultoras privadas. Si bien estas carecen de la cantidad de recursos que puede tener el Indec para compulsar precios en numerosos lugares de expendio, con algunas muestras bien seleccionadas basta para comprobar la tendencia general. Por otra parte, no se trata de producir números muy finos, porque la brecha entre el mundo virtual de Moreno y el real de los gastos de las familias es tan grande que puede verificarse con facilidad.

Además, las distintas consultoras coinciden en esos grandes números y, lo que es decisivo, coinciden también con los organismos de estadísticas de las provincias, que sí cuentan con amplios recursos y siguen midiendo la inflación como lo hicieron siempre, ya que hasta ellas no llegó la larga mano del gobierno nacional.

En función de esas diversas encuestas, puede estimarse que en estos últimos cuatro años la inflación real fue aproximadamente tres veces superior a la deliberadamente falsa del Indec.

Frente a esa realidad indudable, Moreno ha decidido castigar al cartero. En una nueva y grotesca muestra de la arbitrariedad del Estado kirchnerista, intimó en un plazo perentorio a las consultoras a que respondieran un cuestionario referido a cómo elaboran sus números, bajo apercibimiento de severas multas.

No parece ser esa la función de un Secretario de Comercio. Cada uno puede hacer las estimaciones privadas que quiera, del mismo modo que cada uno puede pensar lo que quiera. ¿O tendré que responderle alguna vez al Secretario cómo elaboro estos comentarios?

Se trata de un acto de contornos totalitarios, inimaginable en una sociedad abierta y democrática.

El que sí debe darnos explicaciones a todos los argentinos es el Licenciado Moreno. Queremos saber cómo dibuja esas cifras insólitas y nos toma el pelo en la cara todos los meses. El apercibimiento político ya se expresó en las urnas en 2009 y se volverá a expresar este año, pero alguna vez deberá llegarle también un severo apercibimiento judicial. No se puede seguir haciendo cualquier barbaridad impunemente.

(*) El autor es abogado y periodista

Viernes 11 de febrero de 2011

Dr. Jorge R. Enríquez

jrenriquez2000@gmail.com

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