El pensamiento de Mons. Richard Williamson
Obispo de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Número CCXXXVIII (238), de
4 de febrero 2012
El término “finanzas delictivas” hoy en día tiene un
significado religioso, ya que está desarrollando un papel importante en la
esclavitud de todo el mundo por los enemigos de Dios, conscientes o
inconscientes, los más inteligentes de los cuales tienen que estar bien
conscientes de que su objetivo final es enviar cada alma abajo al Infierno. Sin
embargo, antes de presentar cualquier pieza de su maquinaria financiera, es
necesario entender la delincuencia total de la banca de reserva fraccional,
presentada inicialmente en los "Comentarios Eleison" del 29 de
octubre del año pasado (2011).
La banca de reserva fraccional significa que el banco sólo necesita
guardar como reserva, listos para ser pagados a los clientes, una pequeña
fracción del dinero que puso en circulación. Surgió en Europa en la tardía Edad
Media, cuando los banqueros observaron que si ellos tomaban en los depósito, digamos,
100 onzas de oro y emitían 100 tiras de papel certificando que el titular del
certificado podría conseguir tanto oro del banco, entonces casi nunca a la vez
serían más que, digamos, diez clientes cada vez que traerían un certificado
para solicitar la devolución del depósito de oro. Y todo el tiempo que la gente
mantenga su confianza en que el Banco puede y tiene el oro para dar a cambio de
los certificados, entonces estos pedazos de papel podrían felizmente servir como
dinero, tal como el que circula entre la gente.
Sin embargo, los banqueros entretanto se dieron cuenta de
que en el curso normal de los negocios, tenían que guardar como reserva sólo
diez onzas de oro por 100 certificados, o, si realizó 100 onzas de oro
depositadas en el banco, entonces podría emitir 1.000 certificados en papel. De
éstos, 900 no tendrían nada en el banco para ser devueltos. Sería "dinero
falso", creado por el banco de la nada, pero eso no importa, siempre y
cuando no más que la proporción de un cliente de cada diez quiera cobrar y
convertir su documento en una pieza de oro.
Si lo hicieran, entonces el banco no tendría el oro para
devolver por todos los certificados y, o bien se busca rápido oro de otros
lugares para entregar, o la gente correría el riesgo de darse cuenta de que es
una estafa a la confianza que el Banco les habría jugado. Si su confianza en el
banco después desapareció, entonces todo el mundo querrá recuperar su dinero a
la vez -las corridas bancarias sólo son posibles por la banca de reserva
fraccional- y un gran número de clientes se quedarán sosteniendo entre sus
manos nada más que pedazos de papel sin valor. El banco, por supuesto, podrá
caer en bancarrota, y uno podría esperar que desapareciera por completo.
Por lo tanto allí donde hay banca de reserva fraccionaria,
el banco es intrínsecamente frágil, y está, en última instancia, realizando una
estafa de los clientes. Extrínsecamente, puede protegerse a sí mismo teniendo
una garantía de soporte en caso de necesitarla que, a menudo, es el banco
central, pero esa garantía es sólo tan segura como el garante, y al mismo
tiempo le confiere un poder peligroso a cualquier banco central. Con ello se exhibe
otra historia de la delincuencia financiera, en la cual el interés compuesto debe
estar primero.
El poder está en juego, y en última instancia las almas. Que
nadie diga que estas cuestiones nada tienen que ver con la Religión. Piense en
el Becerro de Oro.
Kyrie eleison.
NOTA: Traducción del inglés de Diario Pregón de la Plata
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