lunes, 30 de septiembre de 2013

ENTRE MATRIX Y TERMINATOR


Por Federico Gastón Addisi

¿Cómo conciliar? La esperanza nos alimenta el alma. 
Pero bien dice el dicho, que el que espera, desespera. ¿y qué es la desesperanza sino la falta de la primera? 
Y es sabido que la desesperanza conduce a la desesperación. Y ésta a la angustia. Y por definición, la angustia es ansiedad. Y vuelve a comenzar el círculo. Y no precisamente virtuoso. 
¿Conciliar? Más bien, ¿Cómo romper? 
Las cuatro "V" del mundo post moderno en nada ayudan a la instrospección. Velocidad, voracidad, vértigo y virtualidad. 
Vivimos conectados. On-line. ¿Conectados a qué? A la matrix. 
Y los efectos en el alma y en la psiquis son devastadores. 
Millones de hombres y mujeres que no pertenecen a la generación 2.0 sufren los cambios sin llegar a adaptarse mentalmente a los mismos. Lo cual genera una sensación de estar "fuera de la red". Y si estoy fuera, no tengo pertenencia. 
Por lo tanto estoy sólo. En un mundo que no comprendo ni me comprende. El hombre está alienado. 
¿Hay conciencia de ello? Creo que no. Salvo en una minoría lúcida y doliente, que aún toma sus tiempos para la contemplación. 
Y a esta altura uno comienza a pensar si no sería mejor que las propias máquinas tomen "vida". Y vengan por nosotros. Poniendo en riesgo la supervivencia humana... ¿o no está en riesgo ya? 
Tal vez, la fantasía de Terminator no sea tal y la lucha entre la vida trascendente, teocéntrica y humana; contra la artificialidad del mundo tecnológico, de la era tecnotrónica, inmanente y materialista; este por llegar.

sábado, 28 de septiembre de 2013

CARTA AL PAPA FRANCISCO



Por Tcnl. José Javier de la Cuesta  Avila (LMGSM 1 y CMN 73)

"Tu hija que te quiere y que reza todo el tiempo por ti"
Lucrecia (*)

     La lectura de esta carta que bien titula el PREGÓN DE LA PLATA como de Perplejidad..." puede mover a ignorarla o hacer una rreflexión sobre ella. El ignorarla es consentirla y el reflexionar es valorarla, pero, el callar es hacerse complice de un mensaje que aquellos que tienen alguna dosis de dignidad no puede ignorar y menos aun aceptar.

    No sabemos si el Papa Francisco la leerá y menos aun si la contestara, pero sentimos que el jesuita Jorge Bergoglio, del que nos engullésemos no tan solo los argentinos, sino la inmensa mayoría de cristianos y aun los que no lo son,  sufre un atropello que no se justifica, que excede a lo que es buena costumbre y que desdicé el párrafo con el que cierra la autora su carta.

   Hay cargos y funciones que no son trabajo o tarea, sino que son símbolos, no tan solo por su trascendencia, sino por los efectos que su ejercicio implica. Una, sin dudas es ser el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, que constituye para nosotros, sus fieles, el nexo espiritual con Dios, heredero del mandato que Jesús asigno a Pedro en su relación con sus seguidores. Atacar su figura, desdibujar sus acciones o querer "lucrar" de sus tareas, lastima, da pena, produce sentimientos de humillacion y despiertan dolor y tristeza.

  En este tiempo difícil de apertura y búsqueda de la libertad como bien supremo, uno se pregunta si aquellos que aprovechan de la bondad ajena, que es lo que pretenden o buscan. Cual es la finalidad que tienen como objetivo o que negaciones personales afloran en sus mensajes. Se puede vivir en las penumbras y un día descubrir la luz, pero no se puede querer salir del anonimato usando de peldaño a quien esta luchando para ser el quien porte la claridad que hace falta. El Cardenal Bergoglio (para los argentinos) y el Papa Francisco (para el Mundo) es un ser humano que la Divina Providencia encuentra y da  la responsabilidad de ser pastor de almas. director de seres, que confía en el Espíritu Santo para tener la inspiración de los grandes, el saber de los justos y el valor de aquellos que deben actuar y decidir.

  No sabemos si el Papa Francisco leerá la carta y menos aun si la contestara, pero sepa su autora que algunos la hemos leído y como se refiere a alguien en quien confiamos y respetamos, entendemos que su gesto no es el de la hija que se proclama pues no es el gesto filial que corresponde a un padre.

NOTA DE DIARIO PREGÓN DE LA PLATA: Publicamos la réplica efectuada a la Carta enviada al Papa Francisco por la Sra. Lucrecia Rego de Planas. No obstante reconocer el deber que existe de respetar la investidura, sobre todo del Papa, debemos expresar que primero es el Papa quien debe reconocerse en tal investidura, y que obrar en consecuencia implica dar una respuesta coherente a los planteos de la Sra. Lucrecia, quien transmite la consternación de la mayoría de los católicos formados, en base a las contradicciones que surgen y que a diario son difundidas no sólo por medios no católicos, sino incluso por los propios medios católicos (descartándose por ello una "manipulación" de los dichos). La Sra. Lucrecia transmite la consternación de muchos feligreses, y el Sr. De la Cuesta Ávila el respeto que merece el Sucesor de Pedro y Vicario de Jesucristo en la Tierra. Asimismo, han existido Antipapas que han tratado de desviar a la Iglesia de su Tradición, buscando transmitir un mensaje que no era el de Jesucristo, y la situación siempre fue superada; no cabe duda de que las ambigüedades del Papado serán también superadas en algún momento, en pos de la Fe y la Ortodoxia católica.

(*) Texto editado

jueves, 26 de septiembre de 2013

PERPLEJIDAD, UNA CARTA AL PAPA FRANCISCO

 





Comparto con ustedes la carta que envié esta mañana a nuestro Papa Francisco. Confío en que la recibirá en un par de días más a partir de hoy.
Huixquilucan, México, a 23 de septiembre del 2013
Muy querido Papa Francisco:
Me da mucho gusto tener esta oportunidad para saludarte.
Seguramente no te acordarás de mí y lo comprendo, pues, viendo a tanta gente cada día, debe ser muy difícil para ti recordar a todas las personas con las que has dialogado y convivido en algún momento de tu vida.
A lo largo de los últimos 12 años, coincidimos, tú y yo, varias veces, en algunas reuniones, encuentros y congresos eclesiales que se llevaron a cabo en ciudades de Centro y Sudamérica con distintos temas (comunicación, catequesis, educación), lo cual me dio la oportunidad de convivir contigo durante varios días, durmiendo bajo el mismo techo, compartiendo el mismo comedor y hasta la misma mesa de trabajo.
En aquel entonces, tú eras el Arzobispo de Buenos Aires y yo era la directora de un importante medio de comunicación católico. Ahora, tú eres nada más y nada menos que el Papa y yo soy… sólo una madre de familia, cristiana, con un esposo muy bueno y nueve hijos, que da clases de Matemáticas en la Universidad y que trata de colaborar lo mejor que puede con la Iglesia, desde el lugar en que Dios le ha puesto.
De aquellas reuniones en las que coincidimos hace ya varios años, recuerdo que en más de una ocasión te dirigiste a mí diciéndome:
– "Niña, decime Jorge Mario, que somos amigos", a lo que yo respondía asustada:
– "De ninguna manera, Sr. Cardenal! ¡Dios me libre de tutear a uno de sus príncipes en la Tierra!
Ahora, en cambio, sí me atrevo a tutearte, pues ya no eres el Card. Bergoglio, sino el Papa, mi Papa, el dulce Cristo en la tierra, a quien tengo la confianza de dirigirme como a mi propio padre.
Me he decidido a escribirte porque estoy sufriendo y necesito que me consueles.
Te explicaré lo que me sucede, tratando de ser lo más breve posible. Sé que te gusta consolar a los que sufren y ahora, yo soy uno de ellos.
Cuando te conocí por primera vez, siendo el cardenal Bergoglio, y durante esas convivencias cercanas, me llamaba la atención y me desconcertaba que nunca hacías las cosas como los demás cardenales y obispos. Por poner algunos ejemplos: eras el único entre ellos que no hacía la genuflexión frente al sagrario ni durante la Consagración; si todos los obispos se presentaban con su sotana o traje talar, porque así lo requerían las normas de la reunión, tú te presentabas con traje de calle y alzacuellos. Si todos se sentaban en los lugares reservados para los obispos y cardenales, tú dejabas vacío el sitio del cardenal Bergoglio y te sentabas hasta atrás, diciendo “aquí estoy bien, así me siento más a gusto”. Si los demás llegaban en un coche correspondiente a la dignidad de un obispo, tú llegabas, más tarde que los demás, ajetreado y presuroso, contando en voz alta tus encuentros en el transporte público que habías elegido para llegar a la reunión.
Al ver esas cosas, ¡qué vergüenza contártelo!, yo decía para mis adentros:
– “Uf… ¡qué ganas de llamar la atención! ¿por qué no, si quiere ser de verdad humilde y sencillo, mejor se comporta como los demás obispos para pasar desapercibido?”.
Mis amigos argentinos que también asistían a esas reuniones, notaban de alguna manera mi desconcierto, y me decían:
“No – "No eres la única. A todos nos desconcierta siempre, pues sabemos que tiene los criterios claros, ya que en sus discursos formales muestra unas convicciones y certezas siempre fieles al Magisterio y a la Tradición de la Iglesia; es un valiente y fiel defensor de la recta doctrina. Pero… al parecer, le gusta caerle bien a todos y estar bien con todos, así que puede un día decir un discurso en la TV en contra del aborto y, al día siguiente, en la misma TV, aparecer bendiciendo a las feministas pro-aborto en la Plaza de Mayo; puede decir un discurso maravilloso contra los masones y, unas horas después, estar cenando y brindando con ellos en el Club de Rotarios.”
Mi querido Papa Francisco, ése fue el Card. Bergoglio que conocí de cerca: un día charlando animadamente con Mons. Duarte y Mons. Aguer acerca de la defensa de la vida y de la Liturgia y, ese mismo día, en la cena, charlando, igual de animadamente, con Mons. Ysern y Mons. Rosa Chávez acerca de las comunidades de base y las terribles barreras que significan “las enseñanzas dogmáticas” de la Iglesia. Un día, amigo del Card. Cipriani y del Card. Rodríguez Maradiaga, hablando de la ética empresarial y en contra de las ideologías de la Nueva Era y, un rato después, amigo de Casaldáliga y Boff hablando de lucha de clases y de "la riqueza" que las técnicas orientales pueden aportar a la Iglesia.
Con estos antecedentes, comprenderás que abrí unos ojos enormes en el momento que escuché tu nombre después del “Habemus Papam” y, desde ese momento (antes de que tú lo pidieras) recé por ti y por mi querida Iglesia. Y no he dejado de hacerlo ni un solo día, desde entonces.
Cuando te vi salir al balcón, sin mitra y sin muceta, rompiendo el protocolo del saludo y la lectura del texto en latín, buscando con ello diferenciarte del resto de los Papas de la historia, dije sonriendo preocupada para mis adentros:
– “Sí, no cabe duda. Se trata del cardenal Bergoglio”.
Durante los días que siguieron a tu elección, me diste varias oportunidades para confirmar que eras el mismo a quien yo había conocido de cerca, siempre buscando ser diferente, pues pediste zapatos distintos, anillo distinto, cruz distinta, silla distinta y hasta habitación y casa distinta al resto de los Papas, que siempre se habían acomodado humildemente a lo ya existente, sin requerir de cosas “especiales” para ellos.
En esos días estaba yo tratando de recuperarme del dolor inmenso que sentía por la renuncia de mi queridísimo y admiradísimo Papa Benedicto XVI, con quien me identifiqué desde el inicio de manera extrema, por su claridad en sus enseñanzas (es el mejor profesor del mundo), por su fidelidad a la Sagrada Liturgia, por su valentía en defender la recta doctrina en medio de los enemigos de la Iglesia y por mil cosas más que no enumeraré. Con él en el timón de la Barca de Pedro, yo sentía que pisaba sobre tierra firme. Y con su renuncia, sentí que la tierra desaparecía bajo mis pies, pero la entendí, pues realmente los vientos estaban demasiado tempestuosos y el papado significaba algo demasiado rudo para sus fuerzas disminuidas por la edad, en la terrible y violenta guerra cultural que estaba librando.
Me sentía como abandonada en medio de la guerra, en pleno terremoto, en lo más feroz de un huracán y fue cuando llegaste tú a sustituirlo en el timón. ¡Tenemos capitán de nuevo, demos gracias a Dios! Confié plenamente (sin ninguna duda de por medio) en que, con la asistencia del Espíritu Santo, con la oración de todos los fieles, con el peso de la responsabilidad, con la asesoría del equipo de trabajo en el Vaticano y con la consciencia de estar siendo observado por todo el mundo, el Papa Francisco dejaría atrás las cosas especiales y las ambivalencias del Card. Bergoglio y tomaría de inmediato el mando del ejército, para, con fuerzas renovadas, continuar los pasos en la lucha intensa que su predecesor venía librando.
Pero, para mi sorpresa y desconcierto, mi nuevo general, en lugar de tomar las armas al llegar, comenzó su mandato utilizando el tiempo del Papa para telefonearle a su peluquero, a su dentista, a su casero y a su periodiquero, atrayendo las miradas hacia su propia persona y no hacia los asuntos relevantes del papado.
Han pasado seis meses desde entonces y reconozco, con cariño y emoción, que has hecho trillones de cosas buenas. Me gustan mucho (muchísimo) tus discursos formales (a los políticos, a los ginecólogos, a los comunicadores, en la Jornada de la Paz, etcétera) y tus homilías en las Fiestas Solemnes, porque en ellas se nota una minuciosa preparación y una profunda meditación de cada palabra empleada. Tus palabras, en esos discursos y homilías, han sido un verdadero alimento para mi espíritu. Me gusta mucho que la gente te quiera y te aplauda. ¡Eres mi Papa, el Jefe Supremo de mi Iglesia, de la Iglesia de Cristo!
Sin embargo, y esta es la razón de mi carta, debo decirte que también he sufrido (y sufro) con muchas de tus palabras, porque has dicho cosas que las he sentido como estocadas en el bajo vientre a mis intentos sinceros de fidelidad al Papa y al Magisterio.
Me siento triste, sí, pero la mejor palabra para expresar mis sentimientos actuales es la perplejidad. No sé, de verdad, qué debo hacer, no sé qué debo decir y qué callar, no sé hacia dónde tirar ni hacia dónde aflojar. Necesito que me orientes, querido Papa Francisco. De verdad estoy sufriendo, y mucho, por esa perplejidad que me tiene inmóvil.
Mi grave problema es que he dedicado gran parte de mi vida al estudio de la Sagrada Escritura, de la Tradición y el Magisterio, con el objetivo de tener razones firmes para defender mi fe. Y ahora, muchas de esas bases firmes resultan contradictorias con lo que mi querido Papa hace y dice. Estoy perpleja, de verdad, y necesito que me digas qué debo hacer.
Me explico con algunos ejemplos:
No puedo aplaudirle a un Papa que no hace la genuflexión frente al Sagrario ni en la Consagración como lo marca el ritual de la Misa, pero tampoco puedo criticarlo, pues ¡Es el Papa!
Benedicto XVI nos pidió, en la Redemptionis Sacramentum, que informáramos al obispo del lugar de las infidelidades y abusos litúrgicos que viéramos. Pero… ¿debo informar al Papa, o a quién, por encima de él, que el Papa no respeta la liturgia? ¿O al Papa no se le reporta? No sé qué debo hacer. ¿Desobedezco las indicaciones de nuestro Papa emérito?
No puedo sentirme feliz de que hayas eliminado el uso de la patena y los reclinatorios para los comulgantes; y menos me puede encantar que no bajes nunca a dar la comunión a los fieles, que no te llames a ti mismo “el Papa” sino sólo “el obispo de Roma”, que no uses ya el anillo de pescador, pero tampoco puedo quejarme, pues ¡eres el Papa!
No puedo sentirme orgullosa de que le hayas lavado los pies a una mujer musulmana en el Jueves Santo, pues es una violación a las normas litúrgicas, pero no puedo decir ni pío, pues ¡Eres el Papa, a quien respeto y le debo ser fiel!
Me dolió terriblemente cuando castigaste a los frailes franciscanos de la Inmaculada porque celebraban la Misa en el rito antiguo, pues tenían el permiso expreso de tu predecesor en la Summorum Pontificum. Y castigarlos, significa ir en contra de las enseñanzas de los Papas anteriores. Pero ¿a quién le puedo contar mi dolor? ¡Eres el Papa!
No supe qué pensar ni qué decir, cuando te burlaste públicamente del grupo que te mandó un ramillete espiritual, llamándoles “ésos que cuentan las oraciones”. Siendo el ramillete espiritual una tradición hermosísima en la Iglesia, ¿qué debo pensar yo, si a mi Papa no le gusta y se burla de quienes los ofrecen?
Tengo mil amigos “pro-vida” que, siendo católicos de primera, los derrumbaste hace unos días al llamarles obsesionados y obsesivos. ¿Qué debo hacer yo? ¿Consolarlos, suavizando falsamente tus palabras o herirlos más, repitiendo lo que tú dijiste de ellos, por querer ser fiel al Papa y a sus enseñanzas?
En la JMJ llamaste a los jóvenes a que “armaran lío en las calles”. La palabra “lío”, hasta donde yo sé, es sinónimo de “desorden”, “caos”, “confusión”. ¿De verdad eso es lo que quieres que armen los jóvenes cristianos en las calles? ¿No hay ya bastante confusión y desorden como para incrementarlo?
Conozco a muchas mujeres solteras mayores (solteronas), que son muy alegres, muy simpáticas y muy generosas y que se sintieron verdaderas piltrafas cuando tú le dijiste a las religiosas que no debían tener cara de solteronas. Hiciste sentir muy mal a mis amigas y a mí me dolió en el alma por ellas, pues no tiene nada de malo haberse quedado soltera y dedicar la vida a las buenas obras (de hecho, la soltería viene especificada como una vocación en el Catecismo). ¿Qué les debo decir yo a mis amigas “solteronas”? ¿Que el Papa no hablaba en serio (cosa que no puede hacer un Papa) o mejor les digo que apoyo al Papa en que todas las solteronas tienen cara de religiosas amargadas?
Hace un par de semanas dijiste que “éste, que estamos viviendo, es uno de los mejores tiempos de la Iglesia”. ¿Cómo puede decir eso el Papa, cuando todos sabemos que hay millones de jóvenes católicos viviendo en concubinato y otros tantos millones de matrimonios católicos tomando anticonceptivos; cuando el divorcio es “nuestro pan de cada día” y millones de madres católicas matan a sus hijos no nacidos con la ayuda de médicos católicos; cuando hay millones de empresarios católicos que no se guían por la doctrina social de la Iglesia, sino por la ambición y la avaricia; cuando hay miles de sacerdotes que cometen abusos litúrgicos; cuando hay cientos de millones de católicos que jamás han tenido un encuentro con Cristo y no conocen ni lo más esencial de la doctrina; cuando la educación y los gobiernos están en manos de la masonería y la economía mundial en manos del sionismo? ¿Es éste el mejor tiempo de la Iglesia?
Cuando lo dijiste, querido Papa, me aterré pensando si lo decías en serio. Si el capitán no está viendo el iceberg que tenemos enfrente, es muy probable que nos estrellemos contra él. ¿Lo decías en serio porque así lo crees sinceramente o fue “sólo un decir”?
Muchos grandes predicadores se han sentido desolados al saber que dijiste que ya no hay que hablar más de los temas de los cuales la Iglesia ya ha hablado y que están escritos en el Catecismo. Dime, querido Papa Francisco, ¿qué debemos hacer, entonces, los cristianos que queremos ser fieles al Papa y también al Magisterio y a la Tradición? ¿Dejamos de predicar aunque San Pablo nos haya dicho que hay que hacerlo a tiempo y destiempo? ¿Acabamos con los predicadores valientes, los forzamos a enmudecer, mientras apapachamos a los pecadores y con dulzura les decimos que, si pueden y quieren, lean el Catecismo para que sepan lo que la Iglesia dice?
Cada vez que hablas de “los pastores con olor a oveja”, pienso en todos aquellos sacerdotes que se han dejado contaminar por las cosas del mundo y que han perdido su aroma sacerdotal para adquirir cierto olor a podredumbre. Yo no quiero pastores con olor a oveja, sino ovejas que no huelen a estiércol porque su pastor las cuida y las mantiene siempre limpias.
Hace unos días hablaste de la vocación de Mateo con estas palabras: “Me impresiona el gesto de Mateo. Se aferra a su dinero, como diciendo: ‘¡No, no a mí! No, ¡este dinero es mío!”No pude evitar comparar tus palabras con el Evangelio (Mt 9, 9), contra lo que el mismo Mateo dice de su vocación: “Y saliendo Jesús de allí, vio a un hombre que estaba sentado frente al telonio, el cual se llamaba Mateo, y le dijo: Sígueme. Y éste se levantó y le siguió.”
No puedo ver en dónde está el aferramiento al dinero (tampoco lo veo en el cuadro de Caravaggio). Veo dos narraciones distintas y una exégesis equivocada. ¿A quién debo creer, al Evangelio o al Papa, si quiero (como de verdad quiero) ser fiel al Evangelio y al Papa?
Cuando hablaste de la mujer que vive en concubinato después de un divorcio y un aborto, dijiste que “ahora vive en paz”. Me pregunto: ¿Puede vivir en paz una mujer que está voluntariamente alejada de la gracia de Dios?
Los Papas anteriores, desde San Pedro hasta Benedicto XVI, han dicho que no es posible encontrar la paz lejos de Dios, pero el Papa Francisco lo ha afirmado. ¿Qué debo apoyar, el magisterio de siempre o esta novedad? ¿Debo afirmar, a partir de hoy, para ser fiel al Papa, que la paz se puede encontrar en una vida de pecado?
Después, soltaste la pregunta pero dejaste sin respuesta lo que debe hacer el confesor, como si quisieras abrir la caja de Pandora, sabiendo que hay cientos de sacerdotes que, equivocadamente, aconsejan seguir en concubinato. ¿Por qué mi Papa, mi querido Papa, no nos dijo en pocas palabras lo que se debe aconsejar en casos como éste, en lugar de abrir la duda en los corazones sinceros?
Conocí al cardenal Bergoglio en plan casi familiar y soy testigo fiel de que es un hombre inteligente, simpático, espontáneo, muy dicharachero y muy ocurrente. Pero, no me gusta que la prensa esté publicando todos tus dichos y ocurrencias, porque no eres un párroco de pueblo; no eres ya el arzobispo de Buenos Aires; ahora eres ¡el Papa! y cada palabra que dices como Papa, adquiere valor de magisterio ordinario para muchos de los que te leemos y escuchamos.
En fin, ya escribí demasiado abusando de tu tiempo, mi buen Papa. Con los ejemplos que te he dado (aunque hay muchos otros) creo que he dejado claro el dolor por la incertidumbre y perplejidad que estoy viviendo.
Sólo tú puedes ayudarme. Necesito un guía que ilumine mis pasos con base en lo que siempre ha dicho la Iglesia, que hable con valentía y claridad, que no ofenda a quienes trabajamos por ser fieles al mandato de Jesús; que le llame “al pan, pan y al vino, vino”, ‘pecado’ al pecado y ‘virtud’ a la virtud, aunque con ello arriesgue su popularidad. Necesito de tu sabiduría, de tu firmeza y claridad. Te pido ayuda, por favor, pues estoy sufriendo mucho.
Sé que Dios te ha dotado de una inteligencia muy aguda, así que, tratando de consolarme a mí misma, he podido imaginar que todo lo que haces y dices es parte de una estrategia para desconcertar al enemigo, presentándote ante él con bandera blanca y logrando así que baje la guardia. Pero me gustaría que nos compartieras tu estrategia a los que luchamos de tu lado, pues, además de desconcertar al enemigo, también nos estás desconcertando a nosotros y ya no sabemos hacia dónde está nuestro cuartel y hacia dónde está el frente enemigo.
Te agradezco, una vez más, todo lo bueno que has hecho y dicho en las fiestas grandes, cuando tus homilías y discursos han sido hermosos, porque de verdad me han servido muchísimo. Tus palabras me han animado e impulsado a amar más, a amar siempre, a amar mejor y a enseñarle al mundo entero el rostro amoroso de Jesús.
Te mando un abrazo filial muy cariñoso, mi querido Papa, con la seguridad de mis oraciones. Te pido también las tuyas, por mí y por mi familia, de la cual te anexo una fotografía, para que puedas rezar por nosotros, con caras y cuerpos conocidos.
Tu hija que te quiere y reza todos los días por ti,
Lucrecia Rego de Planas

miércoles, 25 de septiembre de 2013

SOCIALISMO DEL SIGLO XXI - PLAGA SIN FITOSANITARIO



Eloy Álvarez es un arrocero español que llegó a Venezuela en la década del 40, atraído por las posibilidades de las húmedas y calientes planicies centrales. Él y su mujer  durante 60 años trabajaron 500 acres de esas tierras (202 Ha con 35 áreas), con una producción de 7000 kilos de promedio en el año 2000, lo que les permitió formar a sus tres hijas en colegios privados.
Pero su fortuna cambió, cuando, sobre Venezuela, cayó “la plaga del socialismo”. Así la calificó el Papa León XIII (i ).

El socialismo nacional bolivariano, intervino la comercialización, distribuyó planes sociales, restringió la importación y controló la exportación, aumentó los impuestos y disparó la inflación… 
En 2010, las sucesivas estatizaciones alcanzaron a las mayores compañías importadoras de insumos agrícolas. Ese año la cosecha cayó vertiginosamente, por demoras en la distribución de fertilizantes. Además, en Venezuela no es posible adquirir maquinaria nueva, ni reparar la vieja por falta de repuestos.

Entristecida, en Mayo falleció su esposa.
A pesar de todas las contrariedades, muchos chacareros como él, se ven obligados a trabajar - sin posibilidades – bajo el riesgo de que sus campos sean “nacionalizados” por el gobierno.
* * *
Mientras tanto, Steve Orlicek, arrocero en Stuttgart, Arkansas, USA, está viviendo el “sueño americano”: una empresa próspera que le permitió arreglar su casa, alcanzar tecnología de punta y renovar tractores de u$s 230.000, con GPS de u$s 15.000 e irse de vacaciones con su esposa a las Bahamas.
¿Cómo pudo invertir u$s 400 por acre en tecnología láser y riego artificial para lograr, con menor cantidad de agua, un 20 % de incremento en el rinde de la cosecha? ¿A qué se debió éste crecimiento?
Mr. Orlicek es uno de los beneficiados por la “soberanía alimentaria” del presidente Chávez. En efecto, de neto exportador de arroz, el socialismo del siglo XXI consiguió hacer de Venezuela un importador… ¡de los USA!  …y en la primera mitad de este año tuvo que importar 62% más que el año pasado.
* * *
El ex Mayor golpista Hugo Chávez, manipulando la democracia (como el ex Cabo Adolph Hitler lo hiciera en Alemania), implantó el nacional-socialismo y durante sus catorce años en el poder, como parte de su intento “de ayudar a los pobres”, legisló una creciente intervención del Estado sobre la libertad de asociación y comercio, centralizó los medios de comunicación, nacionalizó empresas y fincas agrícolas que re-adjudicó y controló la producción y comercialización de alimentos.
Es paradójico que sus virulentas críticas al “imperialismo capitalista” acabaron convirtiéndose en fuente de ganancia para los USA.

No se trata solamente del arroz. Venezuela era en gran parte autosuficiente en carne y café que ahora importa. Cayó la producción de acero, azúcar y tantos bienes que escasean.
Además del Mr.Orlicek aprovecharon las empresas estadounidenses de aluminio Alcoa inc., la minera anglo-suiza Glencore Xstrata PLC, la Odebrecht S. A. … hasta los 50 millones de rollos de papel higiénico que escaseaba en Venezuela fueron adquiridos a la Kimberly-Clark KMB. Ya decía el abuelo: “el diablo nunca da lo que promete”. Veamos el caso venezolano y despertemos: no es un problema de economía, ni de necesidad de “caja” para comprar votos, ni de discutir porcentajes. Se trata del viejo fanatismo ideológico, por tanto debe ser resuelto ideológicamente.

                13/9/2013
      Por La Paz Del Campo
Juan Carlos Voiseau y Jardón
              Secretario

(sobre un articulo de Sara Schaefer Muñoz de 19/8/2013 en el Wall Street Journal http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323681904578640291651501034.html)
(i )   Encíclica “Quod Apostolici Muneris”, de 28/12/1878


martes, 24 de septiembre de 2013

PIQUETE EN EL EDIFICIO LIBERTADOR EXIGIENDO REUNION CON EL MINISTRO DE DEFENSA AGUSTIN ROSSI ANTE TORTURA Y MASACRE DE PRISIONEROS DE GUERRA


Se transcribe a continuación el Comunicado firmado por Cecilia Pando:

Comunicado de AFYAPPA
Familiares de Militares Detenidos reclaman en el Ministerio de Defensa

En el día de la fecha, martes 24 de setiembre, un grupo de mujeres pertenecientes a la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina se presentó al Ministerio de Defensa con el objeto de exigir una inmediata reunión con el titular del organismo, Ing. Agustín Rossi.

Motiva la solicitud la incomprensible y arbitraria decisión del titular castrense de impedir la atención sanitaria en los Hospitales Militares del personal detenido por presuntas violaciones a los derechos humanos durante la guerra que dividió a los argentinos en la década del 70. Cabe destacar que esa inhumana resolución fue establecida como represalia por la fuga de dos detenidos desde esa institución hospitalaria.

Como en la época del nazismo más furibundo, el método de la represalia se ha instituido en el estado argentino. Por la fuga de dos detenidos, sufren sus consecuencias los que permanecen todos los días cumpliendo con dignidad el arbitrario castigo impuesto. En un claro atentado contra la integridad de la vida humana, se priva a detenidos que cuentan con más de 60 años, de la atención médica indispensable para poder mantenerse con vida. Los establecimientos carcelarios, no cuentan con la infraestructura de salud necesaria para cubrir las necesidades de personas que tienen en el presenta más de 60, 70 u 80 años de edad.

El Hospital Militar constituye el lugar natural donde física y mentalmente, estos hombres deberían atender sus dolencias en el ocaso de sus vidas. En la mayoría de los casos, con más de 30 años de aportes a la Obras Sociales correspondientes, la decisión de impedir su atención en dichos nosocomios implica no sólo un abandono de persona, sino también un claro abuso de autoridad por parte de los responsables de dicha medida. 

Por lo expresado en los párrafos precedentes, AFyAPPA no va a retirarse del Edificio Libertador hasta tanto no tenga confirmada y asegurada, durante la presente semana, una reunión conjunta con el Ministro de Defensa y los Jefes de Estado Mayor de cada una de las fuerzas.

María Cecilia Pando

domingo, 22 de septiembre de 2013

XVI ENCUENTRO DE FORMACION CATOLICA DE BUENOS AIRES - LAS LEYES DEL DESORDEN

XVI  Encuentro de Formación Católica de Buenos Aires
 
LAS LEYES del DESORDEN
-lineamientos jurídicos contra el Reinado de Cristo-
15, 16, 17 y 18 de Noviembre de 2013
Casas Belén y Lestonnac
Moreno - Buenos Aires

"No preguntéis quién es el enemigo; ni qué vestidos lleva. 
Éste se encuentra en todas partes y en medio de todos.  Sabe ser violento y taimado. 
En estos últimos siglos ha intentado llevar a cabo la disgregación intelectual, moral, social, 
de la unidad del organismo misterioso de Cristo. 
Ha querido la naturaleza sin la gracia; la razón sin la fe; la libertad sin la autoridad; a veces, la autoridad sin la libertad.
Es un enemigo que cada vez se ha hecho más concreto con una despreocupación que deja todavía atónitos: Cristo, sí; la Iglesia, no. Después: Dios sí, Cristo no.  Finalmente el grito impío: Dios ha muerto; más aún, Dios no ha existido jamás.
Y he aquí la tentativa de edificar la estructura del mundo 
sobre fundamentos que Nos no dudamos en señalar como a principales responsables de la amenaza que gravita sobre la humanidad:una economía sin Dios, un derecho sin Dios; una política sin Dios. El enemigo se ha preparado y se prepara para que Cristo 
sea un extraño en la universidad, en la escuela, en la familia,en la administración de la justicia, en la actividad legislativa, en la inteligencia entre los pueblos, allí donde se determina la paz o la guerra. Este enemigo está corrompiendo el mundo
con una prensa y con espectáculos que matan el pudor en los jóvenes y en las doncellas, y destruye el amor entre los esposos." (S.S.Pío XII, alocución del 12-10-1952)
*****
-Estadistas católicos ejemplares: una esperanza de política justa  
(P. Alfredo Sáenz)
-El sentido de la Ley en la Sagrada Escritura 
(P. Miguel A. Barriola)
-Reingeniería social y políticas homosexualistas 
(P.Juan Claudio Sanahuja)
-La virtud de la obediencia ante la anarquía, el liberalismo y las leyes injustas
(P. Miguel A. Fuentes IVE)
-Las causas del Orden sociopolítico   
(
Antonio Caponnetto)
- Una paradoja: las leyes del Ánomos  
(Federico Mihura Seeber)
- Políticas legislativas contra la familia argentina 
(Mónica Del Río)
- Escuela de Frankfurt y M. Foucault en cultura y Educación
(Ernesto Alonso/Silvina Marlia de Alonso)
-Laboratorios y malthusianismo: políticas legislativas contra el orden natural
(Chinda Brandolino)
-Poder del Dinero y sometimiento de los poderes públicos
(Tte.Cnel.(re) Santiago Alonso)
-Legislaciones indigenistas y neopaganismo (Enrique Díaz Araujo)
-Ley Natural o garantismo abolicionista en el régimen jurídico actual
(Luis Roldán / Héctor Hernández)
-Los árabes , el Islam y el nuevo Orden Mundial (Rafael Breide Obeid)
-Estrategias de la ONU por una cultura de la muerte:
educación sexual, aborto y contracepción (Amparo Medina - Ecuador)
-Santa Misa en la forma extraordinaria del rito romano, 
celebrada por Mons. Antonio Baseotto-
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Aranceles
Pensión completa $830.- (los 4 días completos) 
-posibilidad de pago en 2 o 3 cuotas hasta el Encuentro
-  Carpas $550.- “Pasaporte” (los 4 días) sin habitación $600.
- (consultar por asistencia parcial)  
Por día, sin alojamiento $280.-   
-Consultar por grupos (10) y familias- 
(La inscripción de los participantes cubre las Conferencias, pensión completa, asado de camaradería y espectáculos -desde el viernes 15 a la mañana hasta el lunes 18 por la tarde, en la clausura-).  
Consultar arancel por grupo familiar. 
Servicio de guardería p/niños. 
Exposición y venta de Libros e imágenes.
Informes e Inscripción: cfsanbernardo@yahoo.com.ar
En Bella Vista: La Plata 1721 - (011) 20448707
En Tortuguitas: (02320) 492119
Coordinación Gral.: Jorge Gristelli y M. Virginia O. de Gristelli

Organiza:   Círculo de Formación
San Bernardo de Claraval 
Auspicia:   Librería y Editorial SANTIAGO APÓSTOL
Ficha Inscripción XVI EFC de Bs.As.
"Las leyes del Desorden" -2013-
 
Nombre y apellido:…………………………………………………      
DNI.:………………………..
Nacionalidad: …………………   
Domicilio:…………………………………..Nº………….CP…………….
Localidad:……………………
País……………………
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Correo electrónico………………………………..
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