AL INICIAR SUS CURSOS HACE 75 AÑOS, CULMINO EL PROYECTO “LICEO
MILITAR”, UN APORTE EDUCATIVO EXCEPCIONAL Y EXITOSO DEL EJERCITO ARGENTINO.
Las raíces,
constituidas por precursores y actividades, dentro del marco referencial del
Ejército Argentino, son las bases del proyecto que origino los Liceos Militares, que, se maduro en un proceso de flexibles modificaciones, que
hacen a la esencia estructural de su exitoso desarrollo.
Por Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila (LMGSM 1 y CMN 73) (1)
Introducción.
Este trabajo, que proviene de una afanosa investigación
histórica donde no encontró suficientes antecedentes concretos en los archivos
oficiales, tiene por objeto rescatar el
inicio y evolución de la idea que nos lleva a los Liceos Militares. Se trata de indagar y saber sobre el “proyecto” “Colegio
Nacional Militar”, luego “Liceo Militar”, en la actividad previa a su
“creación”, cuyo su tramo final, siempre recordamos, es conducido magistralmente por el Coronel Ernesto Florit y sus
colaboradores, quienes, finalmente, dan el perfil concreto del instituto.
Sin embargo, al recuperar momentos y personas, se observa una laboriosa
acción, concertado en casi una década de maduración institucional, con el aporte de personalidades de magnitudes
diversas. A pesar que no se ha tenido acceso, por no estar en los archivos, de
algunos antecedentes, esa real “laguna” de documentación se intenta salvarla
con datos dispersos y resultados comprobados. Se parte de la idea de que toda
obra tiene una “génesis”, que anida en
aquellos que la motivaron o compartieron, por la natural circunstancia de los
cargos ocupados y el momento de su realización, pero, también, que ella está
dentro de una estructura general donde se realizara compatibilizada con ella. En esta búsqueda de los inicios, rescatando el pasado, se nos presenta, conjugado
en el tiempo, quizás por ser aparentemente contemporáneo, quien se puede suponer
impulsa o, a lo menos, tuvo
participación básica, particularmente, un militar destacado y ampliamente conocido, el
Teniente General Luis Dellepiani (2) por el hecho de que se desempeñaba en aquel tiempo como Ministro
de Guerra. Ello lo deducimos por estar en el cronológicamente vinculado con la
oportunidad del Expt. MG Letra C Nro.
204/930, que todo indicaría es el
documento que contendría el paso inicial. Esta suposición surge debido a que,
la esencia de la idea, coincide, al materializarse, con su personalidad y obra.
Sin embargo, avalando la idea, pero no la autoría, conjuntamente, se debe destacar, el accionar del General Ramón
Molina, en su difusión como Inspector
General del Ejército. Otro tema que no
se trata generalmente es la organización y actividad de la “Comisión de estudio sobre el Colegio Nacional Militar”
(8 de enero 1938- BM 2da Nro 3332- 2da parte) que, como surge de su
accionar, es la que en definitiva concretara el Liceo Militar- En esta casi una década, con cambios en el
gobierno que conducen a modificaciones en las acciones, se llega, lógicamente, a
la culminación, que constituye la importante obra concreta del Cnl. Ernesto
Florit en su tramo final. No podemos dejar de señalar que, probablemente, como
era uso y costumbre en aquel tiempo, muchas actividades no han sido
documentadas y, como era en aquel
entonces, se trataron de contactos directos y personales, de los que no se
conocen sus desarrollos, pero si se los pueden imaginar por sus resultantes
concretas. Varones de talla, soldados capaces y profesionales destacados, que
convierten sueños en realidades, en la compleja y permanente acción de hacer
nuestra Patria, encuentran en el “proyecto” que nos llevara al Liceo Militar,
una muestra cabal y sincera del inteligente afán de progreso argentino. Todos y
cada uno de ellos, en este proceso de actuar y accionar, algunos conocidos y,
seguramente, muchos anónimos, materializan la “génesis” de los Liceos
Militares, que se pretende rescatar del pasado. Se estima que conocer esta
ardua tarea, imaginar sus pasos firmes o vacilantes, observar las
personalidades que participan y penetrar en los escasos documentos que las
materializan, darán basamento a este ensayo de génesis tal como debió ser
concebida.
En este desarrollo, encontramos una
constante, que se basa racionalmente en seguir y rescatar las características
de la natural “vocación educativa” militar, en la reconocida modalidad
“sistemática de los ejércitos” y, lógicamente,
en las “circunstancias”, que motivaron a la realización de cambios y
aportes en una sociedad en evolución y progreso acelerado de principios del
Siglo XX. Es así, que este ensayo, encuentra su objetividad en aquellas
calidades, activando los hechos que se han concretado en resultados, de casi
una década de realizaciones.
Es de recordar que, dentro de las grandes
organizaciones, entre ellas las Fuerzas Armadas y, lógicamente, el Ejército,
toda idea, propuesta o iniciativa, especialmente aquellas que hacen a su
finalidad u objetivo, cuando se convierten en algo aceptado, adquieren la forma de “proyecto”. Por lo tanto, todo proyecto, es un proceso de
conocimiento, evaluación, crítica, modificación y, en ocasiones, anulación o
sustitución, en el que participan, opinan y sugieren, los sectores o dependencias vinculadas, para
lograr, no tan solo su mejor implementación, sino también su ajuste al conjunto
orgánico, hasta que finaliza con una oferta de estructura y accionar, sobre la
que se dará vida a la actividad. Ese es el proceso que se presenta desde este
trabajo histórico, basado en los antecedentes existentes y completado con
algunos supuestos lógicos, para lograr una coherencia expositiva, como la
finalidad última. Sin dudas, conocer el
pasado, no modificara el presente, pero si contribuirá a entenderlo y al permanente diseño del
futuro, ya que, saber de dónde se viene, ayuda a trazar hacia donde se debe ir
en el mañana. Por ello, conociendo esta realidad natural, hemos de aceptar y
comprender, los cambios evolutivos, que generalmente modifican las formas, pero
que sostienen su esencia, que se observan en cualquier organización, incluido,
por supuesto, los Liceos Militares. Esta verdad es la que nos debe llevar, en
el presente, a aceptar que los Liceos Militares de hoy no son exactamente los
del ayer y que, en esta natural evolución, no lo serán en los del mañana, pero,
debe tenerse en cuenta, que en ellos, subsistirá, en su esencia, el mismo y
único espíritu que les da fuerza y prestigio tal fueran concebidos.
La búsqueda de antecedentes sobre los
Liceos Militares, que es casi lo mismo que hacerlo sobre la educación e
instrucción dentro del Ejercito, permite
observar una continuidad desde los tiempos más antiguos, que muestra,
destacando, el accionar de una serie de distinguidos y prestigiados militares, proponiendo la creación de organizaciones que
fortalezcan y capaciten al Ejército. Los
archivos militares muestran que desde el año 1869, surge la inquietud de
organizar elementos de formación de personal, en especial para los cuadros de
oficiales, que se extiende al correr el tiempo hacia la misma tropa. Esta
constante señala, particularmente, la
importancia como aporte del Servicio Militar Obligatorio (Ley 4.301 – Año
1.901) y la creación, por ejemplo, en
paralelo complementando algunas
instituciones, como es la “Asociación de Boys Scout Argentinos” o la “Escuela
Militar de Aviación” (año 1912), hasta
la aprobación, mucho después, de la
carrera del Oficial de Reserva (CERE. Comisión de Estudios para la
Reorganización el Ejercito- Año 1963), como los sucesivos cambios operativos y
orgánicos de los Liceos Militares, hasta el presente. Al tratar en el proyecto, cada momento, bajo
las diferentes circunstancias y conforme
las variadas posibilidades, vemos como
se van diseñando y rediseñando, para construir la orgánica y objetivo de los
Liceos Militares, que, a partir del año
1939, se materializan como una realidad. Para entender y comprender este
proceso “liceísta”, hay que ubicarlo en un panorama constante de accionar del
Ejército Argentino en “tiempo de paz”,
como una real, concreta y exitosa “escuela”, apoyada evidentemente dentro de la
Ley del Servicio Militar Obligatorio, donde se instruye, educa, capacita y
entrena, aplicando los más avanzados y reconocidos métodos pedagógicos y
didácticos, no tan solo en el uso de las armas y el entrenamiento militar, sino
en las bases de formación ciudadana y, aun, desde el elemental “leer y
escribir”, hasta las adecuadas capacidades en técnicas y artesanías de uso y
aplicación en el medio civil. No se puede omitir, dentro del Servicio Militar
Obligatorio, la flexibilidad y adaptación que se le ha brindado a los
estudiantes, con la posibilidad de realizar los cursos de AOR (Aspirante de
Oficial de Reserva) que en un tiempo
breve de un trimestre se les daba exclusivamente “ Instrucción militar “ . Es
de resaltar que durante el Gobierno del General Justo, se creó el “Centro de
Formación de Oficiales de la Reserva” , como un aporte directo a la preparación
de este personal.. Los Liceos Militares, de alguna manera, constituyen el
perfeccionamiento de los medios de instrucción de AOR, con el aditamento
general de las capacidades generales que se posibilita desde la “formación
militar” proporcionada a jóvenes. En el presente, estando “suspendido” el Servicio Militar
Obligatorio, como una especie de completamiento del accionar liceísta, el IESE
(Instituto de Educación Superior del Ejercito) incorpora a civiles en sus
cursos para el personal militar, abriendo para ello sus escuelas superiores
convertidas en facultades universitarias. Una clara muestra de esta
flexibilidad está en la determinación de
la dependencia orgánica de los Liceos de una Dirección de Educación
Preuniversitaria, que no tan solo permite la integración como sistema, sino que
da identidad especifica apoyada en el Sistema Educacional Universitario del
Ejercito, como lo tienen, por ejemplo, los colegios secundarios que dependen de
la Universidad de Buenos Aires. En
general, este accionar y aporte del Ejército Argentino, no se recuerda o tiene
presente, postergado por su misión y objeto principal de instrumento de combate
para la guerra, pero es y ha sido una
contribución a la sociedad de valía,
calidad y efecto socio-económico importante.
Génesis.
Hace 75 años, un 3 de abril de 1939, se
iniciaban los cursos en el “Liceo Militar General San Martin”, incorporando 280 estudiantes, calificados como los “fundadores” por el
Director del mismo. Era el eslabón final de una ardua tarea, que ponía en
marcha un proyecto excepcional e innovador, originado en el seno del Ejército
Argentino, que respondía a la evolución
general de la defensa nacional y valorización de la educación en la juventud.
El mismo, como sistema educacional, ha sido estudiado y expuesto en diversas
oportunidades, pero, en pocas ocasiones, se trato sobre su origen y estructuración, lo que
constituyen las raíces que, con su consistencia, llevaron a su exitoso
desarrollo. Hoy, (Año 2014), los Liceos
Militares son instituciones valiosas e importantes, reconocidas por su calidad
y efectividad, en la sociedad de nuestra Argentina, por ello, los que los
pensaron, diseñaron y construyeron, deben ser reconocidos por su obra y resultado. Este aporte, de por
sí, quiere, de alguna manera, así expresarlo.
El Ejército Argentino, a lo largo de su
historia, ha sido precursor, apoyo y cimiento de proyectos que, por su alcance,
excederían a su responsabilidad, pero que, por su trascendencia, contribuyen
genuinamente al desarrollo y la defensa nacional. Existen algunos clásicos ejemplos, como es
Fabricaciones Militares o el Instituto Geográfico Militar, similares con lo
realizado por la Armada, en la Comisión Nacional de Energía Atómica o el Instituto Tecnológico Buenos Aires. Es
decir, las organizaciones militares, como una constante de contribución y
completamiento hacia la sociedad, han desarrollado proyectos de valía y
vigencia, entre los cuales, se encuentran los Liceos Militares. Esta
calificación de excepcional y exitosa de los Liceos Militares, surge de sus trescuartos
de siglo de existencia, la creación de nuevos liceos en diversos lugares y la
adaptación inteligente y lógica a la evolución, dando significado a la
aceptación de la “formación militar”, su esencia medular, por parte
de la comunidad, interesada y preocupada
por su vigencia.
El “Proyecto Liceo Militar” (Iniciado como
“Colegio Nacional Militar”), se estima, se origina en el año 1930, posiblemente
como expediente MG Letra C Nro 204/930,
(Contemporáneo al de creación de la “Escuela Superior Técnica”) (Durante
la Presidencia del Dr. Hipólito Irigoyen y Ministro de Guerra el General Luis
Dellepiani (2) y el Gobierno Presidente General José F. Uriburu y Ministro de
Guerra General Francisco Medina- ) cuyo objetivo era la transformación del
Colegio Militar en un nuevo instituto, cuya finalidad abarcativa y profundidad
de objetivos, lo haría un medio espectacular y poderoso para dotarnos de
ciudadanos con capacidad de excepción para actuar y contribuir en la evolución
y desarrollo de la Nación . Estudiando oportunidad
y la personalidad y obra del Teniente General Dellepiani, esta investigación
histórica, inclina, lógicamente, dado su
contemporizad, hacia el mismo la posibilidad de haber sido el iniciador de la
idea o , a lo menos, la autoridad que lo aprobó, cuestión que se lograría
probar si está contenida en el expediente que se considera su inicio y del cual
no se ha logrado acceso, por no estar en los archivos correspondientes. La primer constancia documentada es recién claramente expuesto por el General Ramón
Molina (Conferencia Circulo Militar – 3 de julio 1936) durante un periodo
posterior (Presidente General Agustín P. Justo y Ministro de Guerra General
Manuel Rodríguez). El Decreto de creación (Decreto 123.176 - 8 de enero de
1938) (Presidencia General Agustín P. Justo con “nuevo” Ministro de Guerra
General Basilio Pertine) modifica la
idea, al crear un instituto diferente al Colegio Militar. Finalmente, en enero
de 1939, adquiere su denominación de Liceo Militar (Expediente MG Letra C Nro. 204/930 Cde 2- Decreto 22.922 – 20 de enero de 1939)(Presidente Dr.
Roberto Ortiz y Ministro de Guerra General Carlos Márquez).
Este proceso documentado, permite seguir la transformación del “proyecto”, en el cual
aparece la influencia decisiva de sucesivos Ministros de Guerra. (Generales
Dellepiani, Medina, Rodríguez, Pertini y
Márquez) con los cuales se mantiene la idea pero si modifican las formas a
alcanzar. La evolución descripta, en forma general, con sus cambios y
modificaciones, no debe llamar la
atención, ya que, así lo hemos previsto al realizar la investigación, pues es
clásica de las grandes organizaciones, en especial las castrenses y, en
particular, las militares. En las mismas, como se señalo antes, una idea o propuesta es sometida a un largo y
complejo proceso de evaluación, ajuste, modificación y, hasta cambio, a medida
que es estudiada, considerada y valorada por los diferentes elementos y ello es
puesto a consideración y decisión del superior que da su aprobación o negación
lo que confiere la forma final.. Por ello, durante esta situación, ello se
considera como un “proyecto”. Cuando el proyecto toma su forma definitiva
dentro del Ejercito, ella es materializada por un “reglamento”, que
contiene todo lo que configura la nueva unidad o cuerpo. Ello hace difícil,
casi diríamos imposible, que una idea o la promoción de una actividad o acción,
cuando se materialice, sea tal cual fuera presentada originariamente, y esto,
lógicamente, es lo que pasó con el proyecto “Colegio Nacional Militar” y,
finalmente, “Liceo Militar General San Martin”.
Históricamente, en el pasado, al no
conocerse la existencia del
expediente 204/930, no se había tenido
en cuanta la posible acción del General Dellepiani o Medina, por lo que, generalmente, se ha considera que el
inicio “público” de la idea es del General Ramón Molina, al exponerlo en el Círculo Militar, en una conferencia en la que trata diversos temas, entre ellos
“la formación de la oficialidad del Ejercito “, el 3 de julio de 1936, en la
que se refiere a la creación del “Colegio Nacional Militar”. (3). (4) (5) El concepto básico de su disertación, señala
que: “el Colegio Militar se
denominaría Colegio Nacional Militar, comprendiendo 3000 alumnos, costeados
por el Estado, repartidos en cuatro cursos, con un plan de estudios de los tres
últimos años del bachillerato (los años anteriores deben llevarse aprobados al
ingreso); con materias e instrucción militar adecuadas en cada curso: con
egreso a la vida civil, de bachilleres, con derecho a entrada directa a las facultades
universitarias y grado de subteniente de reserva….”- En aquel tiempo (año
1936), era Presidente de la Nación el General Agustín P. Justo y Ministro de
Guerra el General Manuel Rodríguez , por lo que se supone que las propuestas del
General Molina (Inspector General del Ejercito), (Recientemente ascendido a General de División) , eran compartidas o, a lo menos, conocidas,
por el mismo y su gabinete ministerial. (El General Molina paso a retiro el 15
marzo 1937.) Al fallecer el General
Rodríguez el 23 febrero 1936, es reemplazado por el General Basilio Pertine, con
quien se da lugar al Decreto 123.176, (8 enero 1938) (6) suscripto por ambos (7)
y el Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Torre,. Este decreto no
sigue la idea anterior, pues crea un nuevo instituto, diferente del Colegio
Militar, y el principio del nuevo perfil
del Colegio Nacional Militar, cuando expresan: “Que los excelentes resultados alcanzados en la educación e instrucción
de los cadetes del Colegio Militar ponen de manifiesto la conveniencia de que
dichos beneficios alcancen paulatinamente a la juventud que cursa estudios
secundarios,/……../ Que hay conveniencia en que dichos institutos se mantengan
bajo la dependencia del Ministro de Guerra para asegurar así la continuidad del
régimen que puede señalarse como modelo no solo en cuanto se refiere a la
enseñanza , sino también a lo que se refiere a la educación física y moral. / Que trasladado el Colegio Militar a sus nuevos edificios queda disponible el
actual local, el cual con algunas modificaciones puede adaptarse a fin
propuesto. “
El Decreto 123.176, incluye como 4to punto,
la “Creación de la Comisión de Estudio sobre el Colegio Nacional Militar”, formada como Presidente el General Carlos R. Márquez
(Director General de Institutos Militares) y como miembros al Coronel Carlos
von der Becker (Director de la Escuela Superior de Guerra), Coronel. Juan N.
Tonazzi (Director del Colegio Militar) y el Doctor Aurelio García Elorrio (Instituto General de
Enseñanza) y, además, como Secretario, al Coronel Domingo Martínez. Se desea
poner énfasis en esta organización, en particular en lo que se refiere al
General Márquez que posiblemente, como Director de Institutos Militares,
inspiro o participo en la formulación del Decreto que se menciona y, como tema
realmente determinante, luego, se
desempeño como Ministro de Guerra del Presidente Roberto Ortiz, en los decretos
22.922 y 28.025 y que fuera quien designo al Coronel Ernesto Florit como
Director del “Colegio Nacional Militar” (BM 10802 – 18 de abril 1938) quien
“revistaría” en la Dirección de Institutos Militares.
La lectura de estos considerandos, en
particular el que se refiere a la continuidad del “modelo” (enseñanza y
educación física y moral), muestra la vinculación de los Liceos Militares y sus
altruistas objetivos fundacionales. Demás esta decir, si consideramos el tema
de la “Comisión” que el conocer sus existencia aclara una serie de temas, sobre los que no se habia puesto adecuada
atención. Más tarde, el Liceo adquiere forma y estructura como tal, por los decretos 22.922 (20 enero
1939) (Designación como Liceo y aprobación reglamento) y 28.025 (1 de abril
1939)(Designación como “Liceo Militar General San Martin), ambos del Presidente
Roberto Ortiz, Ministro de Guerra General
Carlos D. Márquez y Ministro de Educación Jorge Eduardo Coll. Al
adquirir personalidad el instituto
(Denominación, reglamento y organización) recién su Director, ya en plenitud de
sus funciones y al día siguiente, el Coronel Ernesto Florit, dicta la
Orden del Día Nro. 1 del Liceo (21 de enero de 1939), es decir el mismo
adquiere su vida como organización castrense determinada. Se desea poner
énfasis en este hecho y las fechas (20 y 21 de enero) ya que están mostrando
una vinculación directa entre el Ministerio de Guerra y el Liceo, máxime que su
publicación en Boletín Militar es varios días más tarde. Todos estos antecedentes,
sin embargo, no recuerdan la existencia del expediente MG letra C Nro. 204/930 (6),
pero si se lo hace y aparece como antecedente
del Decreto 22.022 en su versión (-2.) , que se supone seria el inicio de la
gestión que da origen “administrativo” al tema, por ser de una fecha anterior,
aun a la conferencia del Gral. Molina La existencia de este expediente, como los
antecedentes de aquel final decreto, permitiría seguir y conocer una nueva y
diferente iniciación del trámite, casi una década antes, pero evidentemente
vinculado, ya que, de alguna manera, siempre culminaría con el Decreto 123.276,
es decir la “creación del Colegio Nacional Militar”, que ya no sería el basado
suplantando al Colegio Militar, sino un nuevo instituto. Se desea, a titulo
aclaratorio, repetir la posibilidad de que el Decreto mencionado haya sido
“impulsado” por el General Márquez, desde su cargo de Director General de
Institutos Militares, lo que se confirmaría por su designación como presidente
de la Comisión de estudio. Esta aclaratoria se realiza por el hecho de que el
citado no aparece mencionado en su aparente real calidad en los diferentes
estudios y trabajos que se hacen sobre el Liceo Militar y hasta se “olvida” que
el mismo era quien “designa” al Coronel
Florit como Director del mismo. Este estudio, por lo tanto, de alguna manera,
sin deslucir lo actuado por el Coronel Florit, intenta mostrar al General
Márquez como uno de los determinantes, quizás el real determinante, de la
creación del Liceo Militar tal como se concreto en realidad-
Un tema que no se trata y del que no aparece documentación
probatoria, es lo que se desarrollo entre la propuesta del General Molina (3 de
julio de 1936) , o, quizás, desde el expediente MG letra C Nro. 204/930, y el
Decreto 123.176 (8 de enero 1938) (Boletín Militar 3332 – 2da parte) (8). La conferencia del
General Molina, con tanto detalle, tiene que haber sido el resultado de un
trabajo anterior, que, al tratarse de un oficial en actividad que fuera antes el Jefe del Estado Mayor, debió haberse
estudiado en los ámbitos que corresponde, de ahí la idea de la participación,
tanto del General Rodríguez, como el propio Presidente General Justo. Cuando
asume el General Pertine, estando aun en actividad el General Molina, que, como se verá no está de acuerdo, se modifica la idea de que “el Colegio Militar se denominaría
Colegio Nacional Militar” por la “creación
del Colegio Nacional Militar”, como un instituto nuevo, manteniendo al
Colegio Militar como tal. Sin dudas, es
probable, que hubo acciones no documentadas, por aquellos que a los que afectaba la medida, que diferían de la
propuesta. Seguramente, ellas se debieron originar del mismo Colegio Militar (8).
En el año 1936 el Director, que sucedía al
General Francisco Guido y Lavalle, era el Coronel Juan N. Tonazzi, acompañado como Subdirector por el Coronel Emilio
A. Daul (Designados el 4 junio 1936 en el cargo hasta el 8 de febrero de 1939),
quien luego figurara en la Comisión organizada por el Decreto 123.176. Es de tener en cuenta que a estos les cabe la
responsabilidad del traslado desde los cuarteles de San Martin a los de El
Palomar que se oficializan el 23 de diciembre de 1937. La compatibilidad de fechas, entre el
desarrollo del proyecto y la dirección en el Colegio Militar del General
Tonazzi, hacen pensar la posibilidad
de coexistencia en relación a este tema.
Es importante este hecho y de indudable valor histórico lo acaecido, ya que,
paralelamente, sin dudas, de esta
diferencia, es la que surge el perfil y esquema que darán su objeto y misión final de los Liceos Militares.
En
esta evaluación de antecedentes, nos encontramos con dos periodos que se
fraccionan el 8 de enero de 1938. Uno, como ya se dijo, lo que sucede antes o
sea el proceso de presentación, oferta, estudio y determinación, que lleva a la
propuesta que contiene el Decreto 123.176. Otro, que da comienzo en la norma de
creación, en el que se producen variables y se extiende hasta el inicio de los
cursos, en el cual, no tan solo se realizan algunas modificaciones en el
enfoque (Contenidas hasta en el cambio
de denominación) , sino también la tarea de darle forma reglamentaria (RRM 89),
organizar el instituto, adecuar las instalaciones y medios e incorporar a su
personal, cuyo último conjunto serán los futuros alumnos cursantes. Es de tener en cuenta y llamativo que, al asumir el Dr Roberto Ortiz
como Presidente de la Nación (20 febrero 1938), con Ministro de Guerra el
General Carlos D. Márquez, se inician los cambios más profundos, que llevan a modificar el
sentido de lo que se esperaba de los Liceos Militares. Es decir, bajo una nueva conducción
gubernamental, se producen cambios importantes que, en su aspecto central y de
gran importancia, es la designación de la autoridad de instituto, lo que nos
lleva a la interesante, valiosa y
reconocida figura del Cnl. Ernesto Florit.
La designación del Coronel Ernesto
Florit en el año 1938 (BM 10.802 – Res 1856 – 18 de abril, 1938), como Director
del Colegio Nacional Militar, abre una nueva y determinante instancia a este proceso. Sin embargo, es de
mencionar que el Cnl. Florit estaba cumpliendo en ese tiempo una importante
función como “Asesor Militar de la
Delegación Argentina en la Conferencia
de Paz en Paraguay” (BM 10796) donde estaba designado Presidente de la “Comisión Arbitral del
Chaco” (BM 3338 2da parte – 22 de abril de 1937) - En oportunidades se presentó la duda del por
que el Cnl. Florit es designado Director
del Liceo, sin comprobarlo pero, conforme lo que se comenta en el pasado, ello
se debió al hecho de que el mencionado había ingresado al Colegio Militar
siendo ya “maestro normal”, lo que le hacía tener una base formativa
educacional propia para el cargo, lo que fuera demostrado en plenitud por su
acción y actuación en esa función tan especial. Otra duda que surge es la
“facilidad” con que se logran los cambios y avances en el tema, pero ella queda
resuelta por el hecho natural de la presencia del General Márquez que, como ya
se expreso, participó orgánicamente como
Director General de Institutos Militares, y, más tarde presidio la Comisión de
Estudio que finalmente encuentra aprobación a su actuación por el mismo, claro
esta que ya en la función de Ministro de Guerra.
Recién en el año
1939, se va integrando el Colegio Nacional Militar, con la designación,
seguramente a propuesta del director, del personal siguiente:
.- Un “núcleo
inicial” (Plana Mayor) formado por: los Capitanes Enrique Barton (Jefe Compañía
de Soldados), Eduarda Benito Trucco (Del Regimiento 1 de Artillería), Celedonio
Alberto Samame (De la Inspección General de Instrucción Militar) y José Félix Jonás
(auxiliares de Dirección), Capitán (R) Alfredo Grisolia (Secretario) ,Subteniente
(R) Roberto Eugenio Vidou (Ayudante) y
Of. Adm 1ra. Manuel Quiroga (Of de Administración).
.- Un “conjunto orgánico”
(Cuerpo Militar) formado por: Tcnl. Aníbal Suarez Girado (Subdirector y Jefe
del Cuerpo- Del Regimiento 10 de
Infantería de Montaña)), Capitán Dalmiro Videla Balaguer (Jefe Compañía de
Alumnos – Del Instituto Geográfico Militar), Tte. 1ro. Octavio Zenarruza y
Martin Fox y Tte. Alfredo Cirulli (Oficialas Instructores y Jefes de Sección de
Alumnos – Respectivamente del Regimiento 3 de Infantería, Regimiento 19 de Infantería y Regimiento 6
de Infantería), Tte. 1ro. Med. Marcial González
y Maestros de Gimnasia 3ra Categoría Joaquín Amavet y José Ramón Dausa.
Como se puede observar, por la
diferencia de los destinos de este personal de oficiales, salvo el Capitán
Sámame, todos los demás provenían de unidades diferentes, es decir que no
guardaban relación anterior, pero que estaban calificados por sus sobresaliente
preparación y actuación, como es fácil comprobar más adelante por las
brillantes carreras y altos grados alcanzados. Asi podemos tomar como ejemplos
al Capitán Videla Balaguer que llegara a ser General de Brigada y al Teniente
1ro. Octavio Zenarruza que sería General de División y Jefe del Estado Mayor
General del Ejercito.
El “núcleo inicial” debió haber procedido a las tareas de
organización y montaje del instituto, comenzando por la “recepción” de sus
instalaciones, entregadas por el Colegio Militar, ya trasladado a su nuevo cuartel en El Palomar.
Esta entrega, además de los edificios, debió comprender una cantidad
importantes de “muebles y útiles”, que van desde las camas y pupitres, hasta
elementos históricos (como es la mayólica sanmartiniana). Debe tenerse en
cuenta, que esta entrega era “parcial”, ya que parte del cuartel estaba desde
1931, ocupada por la “Escuela Superior Técnica”, con sus aulas y medios
específicos, con la cual se debió desarrollar todas aquellas gestiones que
significan el compartir el cuartel (guarnición) por dos unidades. La mencionada Escuela estaba dirigida en aquel tiempo por el Coronel Marcelo M.
Tenreiro Bravo (Prom CMN 39), que al ser de menor antigüedad que el Cnl. Florit
(Prom CMN 33), se debe haber subordinado al mismo y, dado que, posiblemente,
habría “recibido” el cuartel del Colegio Militar en el año 1938, colaborado en
las diversas tareas y gestiones que deben haber sido realizadas.
Posiblemente, cuando se integra al grupo
anterior, que hemos denominada “conjunto orgánico”, se inicia lo que se puede
considerar la “estructura” del instituto. En general se observa en la mayoría
de los actos que se realizan una gran similitud con lo que ya se cumplía en el
Colegio Militar, lo que era natural y lógico, por la experiencia propia del
personal militar. Esta actividad también es aplicada en la incorporación de los
alumnos, con una metodología parecida a la que correspondía a los cadetes
militares, es decir, el examen médico, la evaluación educativa y sus escalas en puntos que fijarían el “orden
de merito” para el ingreso. Se conoce que para la primer convocatoria se
presentaron alredor de más de dos mil aspirantes, para las 280 vacantes
programadas. Esta importante presentación, como así la rigurosidad de las
pruebas, permitió al Liceo Militar, incorporar un adecuado potencial de
capacidades en sus alumnos que, lógicamente, también obrarían en su éxito. Es
de mencionar que aquellos alumnos del Liceo Militar que ingresaran al Colegio
Militar en el año 1942, vieron que su ingreso a este instituto, se desarrollo
de la misma manera que lo habían hecho tres años antes (1939) ante el primero
y, mas tarde, que su vida como cadetes militares no se diferenciaba en mucho
con la que habían vivido como liceístas. Es decir se estaba cumpliendo de
alguna manera la esencia de formación que había sido destacada en los
documentos fundacionales.
El claustro docente, comienza con la designación del Profesor
Valentín Mestroni como Regente de Estudios. El profesor Mestroni debió proceder
a la selección y propuesta de los profesores, entre los que se puede recordar, en particular, a los siguientes: Arturo
Berenguer Carisomo, Osvaldo Beristain, Julio Cesar Caillet Bois, Antonio Bilbao
La Vieja, Félix Coluccio, Juan Fontanes, Héctor Trevisan y Carlos Veronelli. No
se puede olvidar, por su relevancia, al
instructor de boxeo, el Campeón Raúl Landini y el profesor de música, el
laureado compositor Alberto Ginastera. Dado que el Profesor Mestroni venía de
la Escuela Superior de Profesores Mariano Acosta, la mayoría de los
seleccionados provenían del mismo instituto, lo que hace que, en cierta manera,
se incorpore, desde el punto de vista educacional, el sentido de aquel que, es
de recordar, provenía del gran educador Pablo Pizurno. Un detalle que no puede
ser olvidado, es la actividad de los “preceptores” que, de alguna manera
actuarían como habitualmente lo hace el personal de suboficiales en las
unidades, todos los que eran maestros normales proveniente de la mencionada
Escuela. De esta suerte, el Liceo Militar General San Martin, incorporaba a su
quehacer como instituto educativo, una de las máximas significaciones
expresiones de la didáctica y pedagogía
de la época.
Como en toda organización militar, la real
figura, alcance, objetivo y características del instituto, quedan fijados al aprobarse
el “Reglamento del Liceo Militar” (Decreto 22.022 – 20 enero 1939), inscripto como el RRM 89, cuyo artículo 1ro
señala:
“El Liceo
Militar es un instituto de enseñanza secundaria, organizado con carácter de
“internado”, sometido al régimen militar
y dependiente del Ministerio de Guerra. Tiene como objetivos especiales
facilitar el reclutamiento de oficiales de reserva para el Ejercito y de
carrera para las fuerzas armadas de la Nación, en las ramas de combatientes y
de los servicios auxiliares, al mismo tiempo que extender a los estudiantes
secundarios que lo deseen el régimen de los institutos militares”.
Esta base, fijada en el año 1939 hasta el
presente, fue modificándose, conforme la
evolución militar y los cambios educacionales, por lo que, de alguna manera, a
lo largo de las décadas, los Liceo Militares se han ido adaptando, pero, sin
dudas, han mantenido los conceptos del artículo 2 del Reglamento, que dicen así:
“Dentro de estos conceptos, corresponde al Liceo
Militar: a) Incorporar jóvenes argentinos. cuyas condiciones morales, intelectuales
y físicas sean susceptibles de capacitarlos para responder a las exigencias del
reclutamiento militar, b) Educar intelectual, moral y físicamente a sus
alumnos, dotándolos de los conocimientos determinados en los programas
respectivos, inculcándoles sanos preceptos de moral privada y pública,
modelándoles el carácter dentro de elevados conceptos patrióticos y varoniles,
fortaleciéndoles el cuerpo y enseñándoles a conservar su salud y a precaverse
contra las enfermedades, c) Impartir la enseñanza secundaria y otorgar a los
alumnos que aprueben los cursos
correspondientes, el “Certificado del Liceo” y el “Diploma de Bachiller”, de
acuerdo con los planes de estudio y las disposiciones pertinentes establecidas
por el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública, d) Instruir a sus alumnos
en los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para alcanzar la jerarquía
de oficiales de reserva del Ejercito, a su egreso de los cursos superiores y de
acuerdo con la respectiva reglamentación y habilitándolos con ello para
ingresar a los cuerpos o servicios auxiliares de las fuerzas armadas , una vez
obtenido el correspondiente titulo universitario, e) Facilitar a los
estudiantes el cumplimento del Servicio Militar
que la Ley Nro. 4707 impone,
permitiéndoles realizarlo sin interrumpir sus estudios secundarios, f)
Dar oportunidad para que los buenos estudiantes realicen gratuitamente o con
una importante reducción en el costo,
sus estudios secundarios, mediante
la obtención de becas y medias becas que serán otorgadas a quienes alcancen las mas altas
calificaciones en el concurso de admisión
y en los cursos del instituto y de acuerdo con las disposiciones
especiales correspondientes.”
Como
consecuencia de ello, el 21 de enero de 1939, rigiendo ya el “Reglamento del
Liceo Militar”, el Director Coronel Ernesto Florit dicta la “Orden del Liceo
Militar Nro. 1” que finaliza con el párrafo siguiente:
“Ser del Liceo Militar es un honor que es preciso
merecer con dignidad, calidad y
patriotismo”
El 3 de abril de 1939, con motivo de la iniciación
de las clases, con la incorporación de los alumnos que constituirían la
Promoción LMGSM 1, se dicta la “Orden del Liceo Nro. 8” que dice así:
“Alumnos del Liceo Militar General San
Martin. Bienvenidos a esta casa de orden, de labor y de culto a la Patria. Venís
al Liceo a haceros hombres, arriba la mirada y fuerte el corazón, San Martin es vuestro guía,
sus virtudes vuestra ley….A luchar como el, para ser lo ser lo que debéis ser.
A triunfar como el, por la Patria y para
la Patria. La Patria quiere varones sanos y fuertes, aquí os educareis en ambiente de probidad, de
rectitud y de trabajo. La Patria quiere hijos nobles y generosos, aquí viviréis bajo el signo del
honor y del altruismo. Aquí hallareis amistades indisolubles. La Patria quiere espíritus
joviales y abiertos, aquí hallareis ilustración, respeto y urbanidad. La Patria
quiere soldados/caballeros, aquí aprenderéis a serlo a carta cabal. Os cabe
el honor de ser los alumnos fundadores del Liceo Militar, los primeros en
vestir sus uniformes, mediante un comportamiento ejemplar y una aplicación
digna de aplauso. Esta casa no os separa de vuestra casa, al contrario, os
obligara a mantener vivo y ferviente el
culto a vuestro padre y a vuestra madre. Por vuestra educación, por vuestra
ilustración, por vuestra honestidad, hoy como mañana, debéis destacaros muy alto para responder a
las esperanzas de la Patria, para satisfacer los deseos de vuestros padres,
para poder decir con orgullo:
YO
SOY DEL LICEO MILITAR….¡¡¡¡.
Los largos años de fecunda acción, con las
variables que la evolución imponía, aquel 3 de abril de 1939, el proyectó se convertía en realidad
institucional, que alcanzaba y lograba
su perfil definitivo, como realidad con proyección futura. La sociedad
argentina contaba con estas escuelas de
“formación militar” que constituyen los Liceos Militares. Sin dudas, conocer
las bases, los momentos, las circunstancias y las personas que motivaron,
estudiaron, propusieron y, finalmente, construyeron, los Liceos Militares, como
así también saber las dificultes, modificaciones, cambios y resultados que
sufre el convertir desde el “proyecto al Liceo Militar” es un aporte que
adeudábamos y que con esta nota se intenta salvar.
Comentarios.
Al cumplirse los 75 años de la iniciación de
sus actividades, con la incorporación de los alumnos que constituyen la
Promoción LMGSM 1, este estudio quiere traer a la memoria esa década histórica,
en la cual se formara y conformara el Liceo Militar General San Martin y, como
un gesto de reconocimiento, recordar que su calidad se origina en el Colegio
Militar y sus alcances educacionales en la Escuela de Profesores Mariano
Acosta, que, unidas simbólicamente, son sus bases permanentes. Habiendo transcurrido estos trescuartos de
siglo, en el que cursaron en los Liceos Militares cerca de 70.000 alumnos, que
representan cuatro generaciones de
estudiantes, la experiencia individual de una manera natural pasa a ser
colectiva, por lo que es lógica la posibilidad de hacer un balance. Como
estamos en la época del “conocimiento”, este balance trata de los resultados
prácticos, esencialmente intelectuales alcanzados, por el accionar y la oferta
formativa de los Liceos Militares. La realidad muestra que solo un relativo
pequeño número de estudiantes en el país se han beneficiado comparativamente
cursando en estos institutos, lo que señala que existe una deuda socioeducativa
hacia la comunidad que debería ser satisfecha con la creación de nuevos Liceos
Militares. Se observa que el objetivo formativo, vinculado con lo militar, se
ha modificado, no como un efecto propio, sino por la natural adaptación a los
criterios y políticas de defensa del país. La actividad educativa liceísta es
intencional como fruto de los objetivos que se le imponen, claro está que
manteniendo su esencia al tiempo que adapta y readapta sus formas. El mundo
cotidiano del presente ha evolucionado y, se aprecia, continuara haciéndolo
aceleradamente, por lo que todas las instituciones están obligadas a seguir su
ritmo y proceso innovador. No debe alarmarnos que se señale que los Liceos
tengan raigambre y carácter diferencial, ya que en la sociedad contemporánea
son necesarios diferentes tipos de individuos, dada la variedad de su demanda
en una cultura diversificada que impone profundización profesional. Ello se debe a que los seres humanos viven no
tan solo su accionar individual, sino también el de relación, que nos está
llevando el mutante orden cultural actual. La formación liceísta, sin dudas, a
dado resultados positivos que se muestran claramente en la aceptación que goza
en la sociedad y se expresa netamente en la actitud de apoyo y demanda de los
padres de sus alumnos. Es de destacar. que no se puede pretender una igualdad
en cada generación liceísta, si un basamento idéntico, pero nunca un perfil
similar, ya que este, naturalmente, se ajusta al de la comunidad y, en este
caso particular, a como la juventud aprende a vivir la vida. Finalmente, la
“génesis de los Liceos Militares”, con sus variables y adaptaciones, establece
una memoria operativa y organizacional, basada en la flexibilidad y la
adaptación, que asegura el “futuro”, ya que establece el marco de referencia
común para la proyección de las actividades circunstanciales que le impondrá el
mañana. Sintetizando, los Liceos Militares son y serán instituciones
educacionales con formación militar, adaptadas y flexibles, como una
característica natural desde su concepción, que brindan y brindaran a la
juventud las posibilidades necesarias para su capacitación y actuación en la
sociedad dinámica y evolutiva del presente y del futuro, tal como fueron
concebidos.
Notas:
(1) El autor, Jefe de la División Reservas del
Departamento Potencial Humano de la Inspección General Territorial en el año 1963,
debió estudiar y considerar a los Liceos Militares en su función de fuente de
formación de Oficiales de la Reserva, lo que le motivo superar sus emociones
juveniles de liceísta “fundador”, para asesorar a la Superioridad sobre el
tema. (2) El General Dellepiani era, además de militar, ingeniero y profesor.
Como profesor universitario fue Vicedecano de la Facultad de Ciencias Exactas,
(UBA) y Miembro del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires y
Académico de la Academia de Ciencia Exactas. Un detalle que lo hace vinculante
con el tema de los Liceos es que fue uno
de los que funda la “Asociación de Boy Scout Argentinos” con otros militares de
talla, como son los Generales Rosendo Fraga, Ángel Allaria y Pablo Riccheri y
el Coronel Martin Rodríguez. . Su renuncia al Ministerio de Guerra (2 sep.
1930) es una síntesis de su personalidad. (3) En el libro “Defendamos Nuestro país” (pág.
79) (28 Junio 1940) el General Molina (Que se desempeñara en el Estado Mayor
General durante los años 1932 y 1934 y que fuera Jefe del mismo en el año 1935)
en una nota señala: Algún tiempo después de esta proposición ha sido creado el
“Liceo Militar” – un colegio de estudios secundarios mas, con régimen militar y
alto pensionado – que viene a ser como un derivado del proyecto que aquí se
expresa, pero muy distante de comprender su concepto y su alcance. (4)
En realidad la propuesta, incluía además un programa posterior, como “Carrera
del Oficial de Reserva” que se concreto recién en el año 1963, como una de las
recomendaciones de la CERE (Comisión de Estudios la Restructuración del Ejército).
(5) El General Molina desarrollo una
importante actividad intelectual de la que da cuenta su libro “Defendamos
nuestro país” (1940) . (6) El suscripto recabo antecedentes al Archivo General
del Ejército (13 enero 2014), que informo no contar con dicho archivo, lo que
impide tener documentada la idea de que el proceso de creación ha tenido origen
posiblemente en el expediente del Ministerio de Guerra letra C Nro. 204/930. (7)
Director del Colegio Militar (1915/1922), Ministro de Guerra (1922/1928) y
Presidente de la Nación (1932/1939). (8)
El General Basilio Pertine reemplazo al General Rodríguez como Ministro de
Guerra a su fallecimiento en el año 1936. (9) Es evidente que la idea expuesta del Gral. Molina, de crear el
“Colegio Nacional Militar” sobre la base del Colegio Militar, anulaba a
este ultimo como estaba funcionando y,
sin dudas, el proyecto debió haber sido consultado con sus autoridades que, al
observarlo, realmente lo modificaron dando lugar a lo que serian los Liceos
como institutos diferentes.