Por Ricardo Díaz
Estimado
lector, aguánteme, por favor, algunos números o cuentas y porcentajes,
pero son necesarios para tener un poco más claro lo sucedido en el
corrupto sufragio del 14 de agosto de 2011.
Según
el último censo, Argentina tiene 40.770.000 habitantes. Ahora bien,
sólo estaban habilitados para votar 28.862.000. De estos, se acercaron a
las urnas 22.705.378, obteniendo el oficialismo, tras su
impresionante aparato publicitario, sobre todo en las transmisiones de
futbol, 10.762.217 votos, mientras que la oposición, más los votos
en blanco y los anulados, sumaron 11.943.161, siendo esta dos últimas
cifras las definitivas, después de investigarse y corregir los “errores”
--- no fraude --- cometidos ese nefasto día domingo.
Es
decir que, el oficialismo sacó el 50 % de los votos, pero el otro 50 %
lo obtuvieron todos los que se opusieron al kirchnerismo, ó cristinismo,
como lo quiera llamar, más los 6.000.000 de ciudadanos que no se
acercaron a cumplir con la diosa democracia .
Pero,
en fin, números más, números menos, aquí lo grave del caso es que
10.762.217 argentinos se vendaron los ojos o hicieron la vista gorda
respecto a todo lo que está sucediendo en nuestra querida Argentina,
como, por ejemplo: la inflación encubierta por el gobierno con los
mentirosos números del INDEC; la impresionante, demencial y descomunal
inseguridad que nos agobia, gracias, en gran parte, a los jueces
garantistas; el escándalo de los Shoklender – Bonafini – Kirchner y su
“sueño compartido”; el enriquecimiento ilícito, declarado lícito, por el
inefable juez Oyarbide, extraordinario e insuperable ganador de los
sorteos para la asignación de casos que puedan comprometer
el prestigio y honor de los gobernantes, lo cual me recuerda unos
versos del “Martín Fierro”: “Hacete amigo del juez, y no le des de que quejarse, que siempre es bueno tener, palenque donde rascarse”; los
prostíbulos del otro juez, más inefable todavía, don Zafaronni; la
increíble libertad del narcotráfico para operar en nuestro territorio,
inclusive con pistas de aterrizaje propias, sin la más mínimas reacción
oficial; la estafa a los jubilados desde la ANSES; las valijas venezolanas, que continuaron llegando después de
la única que accidentalmente se descubriera; casos de alta corrupción
como el de Skanka; la desaparición de los fondos de la provincia de
Santa Cruz; la memoria hemipléjica del gobierno por la cual
se juzga a sólo una de las partes de la guerra de la década del 70, y
más por venganza que por justicia; la aprobación de la ley de matrimonio
homosexual.
Todo
esto y mucho más que, seguramente, me quedará en el tintero, fue como
olvidado, o ciegamente negado, por 10.762.217 argentinos que, parece
ser, desean que todo esto continúe, para lo cual el 23 de octubre
volverán a votar al oficialismo, por aquella frase célebre y no menos
popular: “El hombre es el único ANIMAL que tropieza dos veces con la misma piedra”.
Terminaría con otra frase muy reciente y
ya muy célebre también, de un rockero argentino, muy flaco él, pero no
quisiera que me llamen a declarar por lo que pienso de 10.762.217
argentinos. Observe señor lector, terminación 17. . . LA DESGRACIA.-
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