miércoles, 25 de febrero de 2009

La economía desde marzo se complicará, arrastrando a la política

Según un artículo escrito por el ex ministro de Economía Mario Brodersohn publicado en “Econométrica”, el matrimonio Kirchner y sus seguidores tienen un diagnóstico errado en la crisis, y afirma que “el plan anticrisis parte de un diagnóstico equivocado de la realidad económica”.   

   

La soberbia “K”

Afirma que el estilo “K” de gobierno tiene una mezcla de comportamiento soberbio con matices de infalibilidad, un estilo confrontativo respaldado por la actitud mediática inicial adoptada con los militares, las empresas privatizadas y el FMI, y que los K consideran que la gobernabilidad sólo es posible con un poder político hegemónico siguiendo la experiencia gubernamental de Santa Cruz.

Asimismo, Brodersohn expresa que la lista de errores cometidos no impidió “un contundente triunfo electoral en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de. 2007”

Considera que el primer error post-electoral fue la confrontación con el campo, y que el segundo error “es un equivocado diagnóstico sobre la realidad económica y sobre las repercusiones de la crisis financiera internacional”.

Enumera puntualmente los errores de diagnóstico: subestimar la intensidad de la recesión, suponer que con más préstamos financieros se sale de la recesión, tener un diagnóstico equivocado “de los factores determinantes de la falta de credibilidad en el gobierno”, y suponer que sin credibilidad la política fiscal puede ser expansiva.   

    

Caída de popularidad

Consigna que “en los últimos meses del 2008, se produjo un alarmante síncope cardíaco económico. El colapso fue de tal magnitud que se acercó en intensidad a los críticos meses iniciales de la crisis del 2002”: la popularidad de la Presidente cayó al 28%, la producción automotriz en los últimos 3 meses se desplomó en un 55%, la construcción tuvo una contracción del 1% en diciembre de 2008, la producción de hierro cayó un 45%, la de acero un 51% y la de cemento un 10%, y las importaciones de diciembre fueron un 30% inferiores a las del mes de octubre.

Según Brodersohn, las tendencias contractivas han repercutido en el empleo: durante el tercer trimestre del año pasado el empleo dejó de aumentar en las cifras oficiales. Los índices de pobreza vuelven a aumentar en el mismo período a los niveles que tenía dos años atrás, sufriendo la indigencia el mismo deterioro. Finalmente, la recaudación de IVA DGI interanual de enero a enero, tuvo una contracción real desde el año 2002

Sostiene el economista que aunque el gobierno reconoce la crisis internacional, los K presentan una realidad económica “más benigna que la que muestran los indicadores estadísticos”, y esta visión optimista “los lleva a tomar medidas de política económica sobre la base de un diagnóstico equivocado.    

     

Propuesta keynesiana

Para el ex ministro de Economía, los K suponen que “en un contexto recesivo los préstamos financieros reactivan la economía”, señalando que “Keynes advertía que, en un contexto muy depresivo, la trampa de liquidez le hace perder eficacia a la política monetaria”. Por ello, Keynes recomendaba una política activa de gasto público que llegaba a sugerir la contratación de obreros, a la vez de ser expeditivo en el corto plazo.

A pesar de ello, el plan anticrisis del gobierno pone “un énfasis central en los préstamos bancarios”, con anuncios casi diarios sobre préstamos para “comprar automóviles, maquinaria agrícola, heladeras y préstamos subsidiados a pequeñas empresas”.

Otro error de diagnóstico que señala es la errada “percepción de las causad de la falta de credibilidad”. Según Brodersohn, en el 2008 la Argentina sufrió una “salida de capitales de US$ 20.000 millones”, con la diferencia que no tenemos acceso a ningún financiamiento internacional.

La crisis financiera estadounidense y europea ha debilitado el acceso al financiamiento internacional de países emergentes, provocando una salida de capitales hacia grandes centros finaiceros, sostiene el economista.

Sobre esa base, especula que el único recurso nacional para financiar la fuga de capitales y los vencimientos de la deuda en dólares es con sus reservas internacionales en el Banco Central, al igual que sucede con otros países latinoamericanos.     

     

Nos quedaremos sin reservas

Para el economista, la falta de confiabilidad de la Argentina entre otros motivos es porque manipula el índice de precios al consumidor para hacer quitas adicionales en la deuda de los títulos públicos que se indexan con ese índice de precios, expropia los ahorros acumulados y capitalizados en las AFJP, y la utilización del engaño y la demagogia como instrumento de política. “Ejemplos de ello son el INdEC, las recientes cifras de crecimiento de la economía y del empleo en el último trimestre del 2008, la negación de la crisis energética, la concentración del poder de decisión y el manejo discrecional de los gastos públicos”.

Sostiene que los K suponen equivocadamente “que acumulando más pesos estará en condiciones de cancelar todos los vencimientos de deuda en el 2009, y de esta forma recuperar la pérdida de credibilidad. El gran problema en el 2009 es la falta de dólares para pagar los servicios de intereses y capital de la deuda en dólares.” Por ello, la situación llevará a la desaparición del superávit comercial externo, al recurrir a los dólares del Banco Central.

Menciona que la caída de los precios internacionales de nuestros productos de exportación, la caída del volumen exportado por la sequía sumado a la contracción de la actividad económica son un conjunto de factores que este año 2009 debilitan apreciablemente la recaudación impositiva.   

    

Caerá la recaudación impositiva

Según proyecciones de Econométrica, la crisis internacional y la recesión económica producirán una “pérdida de la recaudación impositiva levemente superior al 2% del PBI”. En previsión de esto, el Gobierno decidió aumentos importantes en las tarifas de electricidad, gas, transporte y peajes, a fin de reducir los gastos en subsidios, estimando que tales aumentos sumados a la caída del precio internacional del petróleo permitirán un ahorro de gastos en subsidios del 1% del PBI. La otra medida fue la estatización de las jubilaciones, que aumentan la recaudación en un 1,3% del PBI. El pronóstico es que habrá un superavit fiscal proyectado del 3% del PBI para este año.

La conclusión de Brodersohn es que tales realidades acercan la política fiscal al enfoque más tradicional y ortodoxo del FMI que a un modelo fiscal expansivo keynesiano (que proponen Obama en EEUU y la mayoría de los países)

Analiza también las recientes medidas fiscales:

El plan de inversiones públicas aumentaría el nivel de gastos de 22.500 millones del 2008 a 57.000 millones en el 2009, pero a dos meses de los anuncios, los mismos siguen siendo declarativos.

Sobre la política hacia los jubilados, su número aumentó en 1.800.000 pocos meses antes de las elecciones de 2007, durante el 2008 los salarios promedio aumentaron un 22% y las jubilaciones un 16%.

Sobre los impuestos a las exportaciones, el gobierno “se resiste a reactivar al sector agropecuario disminuyendo los impuestos a las exportaciones en un contexto de contracción en el comercio mundial y de resurgimiento de medidas proteccionistas”, sin ponderar adecuadamente la sequía, la caída de los precios internacionales y el atraso cambiario, sostiene.

Estima limitado el impacto cuantitativo de la eliminación de la tablita de Machinea o la suspensión del impuesto a las ganancias para las zonas afectadas por la sequía, mientras que tales medidas muestra “anuncios voluntaristas de planes de inversión” y “aumentos de tarifas en los servicios públicos que tienen un impacto recesivo”   

    

Problemas para el 2009

Afirma que la falta de credibilidad del gobierno “le quita toda posibilidad de llevar adelante, aun en un contexto recesivo, una política expansiva del gasto público”, porque además “puede terminar favoreciendo la salida de capitales”. Además, la contracción económica, la recesión, menor empleo y mayor conflictividad social derivada de las pujas distributivas, el conflicto con el campo y la diáspora en el oficialismo “acentuarán el nerviosismo electoral del gobierno”.

Brodersohn consigna que en los círculos kirchneristas “se está expandiendo la creencia que los Kirchner no aseguran el triunfo en las elecciones del 2009 y que ello marcaría el final del ciclo kirchnerista”. Asimismo, dijo que la política fiscal expansiva tuvo como precio la “aceleración inflacionarla”

En el panorama que describe, reconoce que “el superávit comercial externo que en el 2008 fue US$13.200 millones, se reduciría en el 2009 a US$4.200 millones. No hay entrada sino salida de capitales. Las reservas internacionales van a caer con una visión optimista por lo menos en US$ 10.000 millones y aumentarán los índices de pobreza y de indigencia”.   

    

Diáspora oficialista

La puja entre precios y salarios se acrecentará por fuertes aumentos en los precios de los servicios, transporte, peajes, aranceles educativos y en los seguros privados de salud; lo mismo entre el tipo de cambio y las retenciones a las exportaciones, en el marco de la sequía y la caída de precios internacionales; y otra puja será entre la Nación y las provincias por los recursos fiscales, en medio de presiones salariales que afectan los presupuestos de las provincias.

Evalúa el cambio del comportamiento político dentro del oficialismo y la oposición, ya que desde la UCR se están cerrando las conversaciones para un frente común, mientras el oficialismo justicialista enfrenta una diáspora hacia corrientes disidentes de los “K” que ya preexistían, como Duhalde, Rodríguez Saá, Romero de Salta, y hacia nuevos disidentes como Solá, De la Sota, o cuasi disidentes como Reutemann.

El temor a perder en las elecciones le resta votos a los “K”, en medio de la decadencia del oficialismo, sostiene, ya que mientras la imagen positiva de la Presidente en el primer trimestre de 2008 se había reducido al 56%, en diciembre del año pasado cayó al 28%.    

    

Los “K” pierden este año

Comparado con otros países, en el mismo contexto, Lula alcanzó su máxima popularidad trepando al 83,6% en enero de 2009, o Bachelet que alcanzó el 53,1% en el mismo mes con su máximo nivel de popularidad desde diciembre de 2006, por lo cual concluye que no es la crisis internacional la provocadora de la caída de popularidad de la Presidente. Tales fundamentos motivan su afirmación de que los K no aseguran el triunfo electoral.

Sostiene que los intendentes jugarán “simultáneamente a dos puntas con el oficialismo y con los disidentes”, donde haya necesidad de mantener la mayoría en los Consejos Deliberantes.

“El desafío que nos espera en el 2009, lo sintetizo muy claramente Claudio Escribano… “de nada serviría la derrota del gobierno en las próximas justas electorales si fuera solo para producir una renovación de elencos, sin reversión de políticas y de estilos”, concluye en su análisis el ex ministro de Economía Mario Brodersohn.

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