Por Emilio Nazar Kasbo
La plutocracia (πλουτοκρατία, del griego ploutos -riqueza- y kratos -gobierno-) es un sistema de gobierno en el que el poder lo ostentan quienes poseen las fuentes de riqueza, y es una variante de la oligarquía. Hoy la plutocracia busca imponer la putocracia (es decir, el gobierno de los invertidos).
La plutocracia es el poder del dinero, con los gobiernos de las naciones al servicio de los adinerados, que son quienes en definitiva acaban como responsables últimos de las decisiones mundiales. El sistema plutocrático es aplaudido tanto la izquierda como la derecha, con Barack Obama a la cabeza, actuando en estos tiempos en nombre del progresismo.
Esta plutocracia se impone de manera casi indefectible, casi sin oposiciones.
Desde la plutocracia, el sistema económico entero acaba poniendo la propiedad privada al servicio de los intermediarios financieros, a quienes nada importa el Bien Común, al revés de lo que sucede enlas familias y las pequeñas empresas.
La deuda es una de las herramientas de la plutocracia, la cual garantiza la sujeción y la subordinación de la autoridad política a los intereses de los poseedores del dinero: la deuda con entidades financieras (o incluso usureros individuales) para las personas, y la deuda externa para las naciones.
Federico El Grande de Prusia decía: "El Estado debe ser rico. Todavía nadie ha visto jamás a una Nación pobre que sea respetada."
"Los mercados mandan", es el axioma del sistema plutocrático, negando la posibilidad de que un político actúe en su contra, y sosteniendo que la política nada debe ni puede hacer en contra de su operatoria. Así, los dueños del dinero y del mercado acaban detentando el poder real, por la renuncia del político, que acaba como una autoridad formal que obedece los mandatos del adinerado de turno que le da órdenes.
“El Poder del capitalismo financiero tiene un objetivo trascendental, nada menos que crear un sistema de control financiero mundial en manos privadas capaz de dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo como un todo. Este sistema ha estado controlado de un modo feudal por los Bancos Centrales del mundo actuando concertadamente y por acuerdos secretos, a los que se llegan en reuniones privadas y conferencias. Cada Banco Central buscó dominar a su Gobierno mediante la habilidad para controlar los préstamos al Tesoro del Estado (Hacienda), para manipular el mercado de cambios, en la determinación del nivel de la actividad económica del país y en influir sobre los políticos colaboracionistas mediante recompensas posteriores en el mundo de los negocios. La cúspide del sistema ha sido el Banco de Pagos Internacionales (BIS: Bank of International Settlements) de Basilea, Suiza; un banco de propiedad privada y controlado por los Bancos Centrales del mundo, que también son corporaciones privadas” ("Tragedia y Esperanza", Pág. 324, de Carroll Quigley, profesor de la Universidad de Georgetown, quien fue mentor y protector intelectual del ex presidente estadounidense Bill Clinton en su época de estudiante).
La plutocracia internacional actualmente está empeñada en instaurar la putocracia internacional, es decir, el gobierno de los invertidos sobre el resto de la población del mundo.
A todo ello se suman las políticas de "control de la natalidad" (promoción de anticonceptivos de todo tipo para que la población de las naciones no crezca), la eutanasia (asesinando a quienes se consideren como no productivos), y la promoción de todo aquello que atente contra la vida, la salud, la integridad, la libertad y el patrimonio, pero por sobre todo contra los principios que emergen de los Diez Mandamientos, contra el cristianismo en general y contra la Religión Católica de modo muy especial y particular.
Por todo ello, se percibe cómo la plutocracia está imponiendo la putocracia. Y esto será así mientras haya politiqueros que se vendan por dinero... salvo que un milagro frene esta tendencia.
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