jueves, 21 de enero de 2010

LOS ORIGENES DEL BANCO CENTRAL


Por Alberto Buela

Hace 66 años, José Luís Torres (1901-1965) publicaba el primer trabajo de denuncia sobre la creación espuria del Banco Central de la República Argentina en un libro que hizo historia La década infame 1930-1940 y que le generara para él, la aposición: el fiscal de la década infame.

Torres ya había mencionado el hecho en sus primeros libros: Algunas maneras de vender la patria(1944) y Los perduellis: los enemigos internos de la patria (1943), pero es en el libro de marras en donde se dedica puntualmente a denunciar los intereses fraudulentos que están atrás de la creación del Banco Central.

Cuenta que cuando viajó a Londres el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, doctor Manuel A. Fresco, quien fuera gobernador de la Provincia de Buenos Aires e integraba desde hacía muchos años el cuerpo médico de los ferrocarriles ingleses los cuales habían obtenido en su beneficio la ley nacional de Coordinación de Transportes, que no era sino la consagración del monstruoso monopolio contrapuesto a las necesidades de la República, visitó en su oficina a Mr. Follet Holt, director del consorcio de los ferrocarriles ingleses en la Argentina quien le preguntó:
¿Y que hay de la ley del Banco Central?. Hasta mi salida de Buenos Aires ninguna noticia, respondió. Cómo -manifestó asombrado Mr. Follet Holt, al tiempo que sacaba de una gaveta el proyecto de creación del Banco Central redactado en inglés–. Aquí está el proyecto que se envió hace ya algún tiempo a Buenos Aires.

Es decir, que la creación del Banco Central se daba por organizado en Londres, de acuerdo a directivas londinenses, antes que los legisladores argentinos consideraran la posibilidad de su creación. No sólo sabía en Londres Mr. Follet Holt antes que el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación la decisión de crear el Banco Central sino que también sabía quien debía ser el gerente. Ese funcionario merecedor de la confianza de la finanza inglesa era Raúl Prebisch, el autor del Estatuto legal del coloniaje, el programa económico de la Revolución Libertadora que derrocó a Perón en 1955.

Cuando Federico Pinedo, ministro de economía en la época de creación del Banco Central se queja por la nacionalización del mismo realizada por la revolución del 4 de junio de 1943 afirma: El Banco Central es mi obra, porque aún cuando recibiéramos el proyecto en inglés y lo hicimos traducir, nunca permití que se transformara en una oficina del Estado, pues fue creado intencionalmente como un ente separado del gobierno. El Banco Central de la República Argentina fue concebido como una oficina dependiente del Banco de Inglaterra.

Si esto que denunció Torres y confesó Pinedo hace más de medio siglo fuera verdad, nosotros estaríamos hoy ante un dilema: Si el Banco Central sigue siendo concebido como un ente separado del gobierno, quedaría Redrado al servicio de Inglaterra, y si el gobierno actual coloca en su presidencia a un ex director del Banco de Inglaterra, quedaría Mario Blejer al servicio también de Inglaterra.

Esperemos que el gobierno argentino actual no coloque en su presidencia a un ex director del Banco de Inglaterra como lo ha sido Mario Blejer.

¿No habrá en 40 millones de argentinos un criollo a pie firme que entienda de estas cosas y se lo pueda convocar con confianza?. Yo conozco tres: Marcelo Lazcano, Manuel Herrera y Miguel Angel Gago.

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