Muchas personas quisieran saber el futuro, aunque más no sea el de la jornada. Esa inquietud los lleva a caer en las supersticiones de quienes prometen decir lo que tal persona desea: saber cómo serán los próximos tiempos.
Múltiples métodos existen para engañar a las personas: horóscopos clásicos, chinos, y de la clase que fuesen, lectura de las líneas de la mano, de la borra en la taza de café, de las runas, velomancia, rituales, magia blanca... o hasta magia negra.
Una de las variedades en todo eso es la interpretación de las cartas de tarot.
Generalmente, el engañador se presenta incluso con un título como por ejemplo "Master en Tarot Egipcio" sumado a otra cosa como "terapeuta transpersonal". Nunca está de más citar un número de matrícula inexistente, junto a una Ley (como puede ser el Estatuto del Docente de la Provincia de Buenos Aires), para dar mayor solemnidad y formalidades de apariencia legal a la presentación.
La trayectoria también es importante, inventando que ha tenido "experiencias extrasensoriales" desde los 8 años, que lleva más de 10 años especializándose en la disciplina que afina sus cualidades innatas. Otra mención importante es la de Jesús y la sanación que canaliza la vidente, como un "canal" para obrar milagros.
Un tarotista nunca tiene espíritu de lucro, siempre busca ayudar, pero necesita que lo ayuden económicamente, y para eso ofrece muchos servicios de diversa clase que el consultante debe adquirir para que se cumplan las predicciones.
Consultas personales, sesiones de "apertura y liberación", limpieza de casas (para eso se puede contratar mejor al personal doméstico, que la dejará reluciente de modo seguro...), trabajos, destrabes y todo tipo de estupideces que induce a la consulta de gente sugestionada
También otros servicios que pueden ofrecer son cursos a distancia, venta de libros, otorgamiento de títulos no avalados por institución seria alguna (es decir, títulos inventados), sanaciones populares (enseñan a curar el mal de ojo, el empacho, el dolor de muelas, migrañas, ataduras emocionales y otras cosas semejantes).
Nada de lo que puede hallarse en semejantes lugares es cierto, más que una pérdida de tiempo y además de dinero, poniendo en peligro la propia alma.
Muchos se niegan a asumir el riesgo de la propia libertad, y acaban consultando al horóscopo que les dirá que no firmen el contrato (que en realidad sería una exitosa operación comercial), que asistan con tranquilidad a una reunión (en la cual se alterará la paz y tranquilidad del alma), o sugerirá la aparición de personas para infidelidades (arruinando matrimonios o la vida familiar), y cosas así.
Dejar de esperar que la solución provenga desde afuera, en tanto no sean las propuestas de Jesucristo recibidas por la Iglesia Católica. No existen soluciones mágicas ni el "pare de sufrir", ya que vivimos en un "valle de lágrimas".
Permitir que el azar de unas cartas marque el destino que se asumirá, es una tontería, lo mismo que sugestionarse por los dichos de cualquier bruja o brujo de los que pululan por todas partes ofreciendo dones que no tienen, basados en una ciencia de la cual carecen.
Sin embargo, muchas personas de bajos recursos y en el otro extremo de gran poder económico, viven consultando tales supercherías, mostrando cuán bajo anda su propio espíritu.
Rechazan muchas veces la libertad en la Iglesia Católica, pero se dejan influenciar por tres renglones de mala muerte escrita en algún pasquín al que llaman "diario" o "revista". Estas cosas no son ni siquiera compatibles con el Catolicismo.
La mejor respuesta a todas las mentiras de quienes dicen adivinar el futuro, es omitirlos, dándoles el lugar que les corresponde: ninguno.
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