lunes, 8 de febrero de 2010

EN LA PLATA RECREARAN EL 25 DE MAYO VIVIDO EN LA CAMPAÑA AL DESIERTO DE 1833 CON JUAN MANUEL DE ROSAS


En La Plata, el Centro Manuel Belgrano está iniciando la planificación de cómo se celebrará el 25 de mayo de este año, en el marco del Bicentenario de nuestro Primer Gobierno.
A tales efectos, inspirados en una crónica de la Campaña al Desierto de 1833, plantean una serie de actividades que en principio se desarrollarían en la Plaza Manuel Belgrano (Av. 31 y 38). Según trascendió, se invitaría al intendente Pablo Bruera para que sea uno de los oradores del evento.
La fecha que se estaría proponiendo es el sábado 22 de mayo próximo, y entre otros eventos se baraja la posibilidad de baile del Pericón.
El evento está inspirado en la expedición al desierto de 1833, y por lo reciente de las fechas Patrias, se deja ver el íntegro espíritu católico, nacional y popular en los festejos, tal como lo relatan las crónicas de la época. En este caso, en la colección de "Escritos, Comunicaciones y Discursos del Coronel Juan Antonio Garreton publicados en la prensa de Buenos Aires desde 1819 a 1852, con el diario de marchas de la Expedición al Desierto en 1833", constan tales antecedentes. El libro en su Tomo I fue editado en los Talleres Gráficos de la Editorial Araujo, y se terminó de imprimir el día 16 de enero de 1946.
Conforme expresa la crónica, el 25 de mayo de 1833 fue electo Juan Manuel de Rosas como Presidente, en una feliz coincidencia con el 25 de mayo de 1810.

VOLVIENDO A LAS FUENTES
El texto inspirador del evento, es el siguiente:
"Mayo 25 (de 1833).- Este día se consagró todo él, al religioso recogimiento, a recuerdos patrióticos y a diversiones honestas. Media hora antes de salir el sol estaban todas las tropas formadas con frente al oriente, y esperaban silenciosas la aparición del Sol de Mayo.
El señor General acompañado de todos los jefes y oficiales del Cuartel General autorizaba este acto con su presencia. El coronel don Ramón Rodríguez mandaba la línea. Todos vestían de parada.
El día amaneció nublado y daba pocas esperanzas de que el Sol se dejase ver. Sin embargo al tiempo de saludarle, por entre el horizonte y una franja de nuebes apareció a las seis y cincuenta y cinco minutos, tan majestuoso y luciente y en todo su esplendor como en el día más hermoso, luego que fue saludado volvió a ocultarse.
El señor General después de esto, en un discurso lacónico pero expresivo, recapituló los recuerdos gloriosos que traen en pos de sí, el 25 de Mayo y los padres de la Patria, que dieron el primer grito de Libertad. Se leyó en seguida la orden del día anterior y se retiraron las tropas a desayunar, para volver al mismo sitio a rezar el rosario.
Entretanto Su Señoría fue felicitado en su cuartel general por los jefes y oficiales, con expresiones análogas al día, las que fueron retornadas en los mismos términos. En seguida se racionó la División de vicios y también se hizo con los indios amigos. A las diez se avisó al señor General que estaban formadas las tropasy los indios para rezar el rosario, y al dirigirse al sitio donde debía tributarse este homenaje religioso le saió al encuentro el capitán de marina Bathrust, quien acababa de llegar del reconocimiento a que había sido destinado.
El señor General oyó con la mayor complacencia la noticia del feliz resultado que había tenido la comisión cuyos pormenores se darán otro día y sigió al punto en que estaban las tropas.
Se rezó el rosario y el Bendito sea y alabado el Santísimo Sacramento, que dijo el señor general de rodillas y en alta voz; se hizo una descarga. Los indios todos se hincaron para este acto.
Siguió la rifa de cincuenta premios consistentes en veinte pesos, uno a favor de los indios amigos. Estando en esta operación llegó chasque de Bahía Blanca. La rifa del ejército se dejó para después por falta de tiempo. Concluída esta diversión se jugó sortija.
El sol siguió oculto todo el día. Media hora antes de ponerse, volvieron a formar las tropas y a las cinco de la tarde al tiempo mismo de ponerse el sol, volvió a dejarse ver como en la mañana al nacer. Se le tributó el último homenaje y se retiraron las tropas.
A la oración vinieron convidados al cuartel general los jefes y oficiales para acompañar a comer al señor general que había mandado preparar una buena comida al efecto, según lo permitían las circunstancias. Asistieron también los caciques amigos Catriel, Cachul, Llanquelen, Antúan y mayor Nicasio.
A las seis y media empezó la comida entre los bosques a la margen interior del Río Colorado. La elegancia de la mesa era más que proporcionada a la posibilidad del destino. Hubo buena carne, vino, galleta, queso y pasteles.
Resultaron por votación electos Presidente el ciudadano general, don Juan Manuel de Rosas, y vice el ciudadano coronel, don Manuel Corvalán.
Como a las ocho empezaron los brindis de orden en los términos prevenidos en el reglamento. Siguieron después los generales renovando en todos ellos el patriotismo más acendrado, recuerdos los más honrosos, vivo entusiasmo de confraternidad y un ardor santo de la libertad bien entendida.
El Presidente entre los brindis generales suplicó le ayudasen a tomar por el feliz descubrimiento del Puerto y salud del Capitán de Marina. Agregó no dudaba que el general de la Izquierda, recomendaría a la Superioridad tan importante servicio, por si tenía a bien premiarlo con el ascenso de mayor efectivo.
A la derecha e izquierda de la mesa hubieron dos grandes fogones titulados 25 de Mayo.
A las doce de la noche concluyó el convite y se retiraron los convidados. La noche estuvo templada. Carneó y comió la tropa. Leña abundante, agua buena. No se hicieron observaciones".

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