Por Emilio Nazar Kasbo
No seré “políticamente correcto”
en el obituario del Cardenal fallecido, hablando loas de sus yerros que se han
difundido mundialmente en el mundo eclesiástico. Dado que él se dedicó a la
crítica de la Biblia, a su muerte ejerceremos la crítica a la persona de este
Cardenal, algo que no recibiera en vida por las autoridades eclesiásticas.
Advertimos a todos los
seminaristas, biblistas, miembros de la Jerarquía de la Iglesia o no, que
tengan cuidado con los escritos de este fallecido Cardenal, por las herejías de
las cuales hizo gala en vida, y que se han reflejado en sus escritos y obras.
CRIPTOMODERNISTA
Fue considerado siempre como
"papable", y uno de los máximos exponentes del ala progresista de la
Iglesia Católica modernista, mostrando así el grado de herejía que existe
dentro del Vaticano mismo.
Siendo criptomodernista, fue uno
de los infiltrados en la Iglesia Católica para causar los desvíos litúrgicos,
doctrinales y morales.
Así lo describe el diario Clarín
de Argentina: “Martini, jesuita, es la figura más eminente de los progresistas
católicos desde el Concilio Vaticano II y aunque crítico fue siempre obediente
a los dos últimos papas, los conservadores Juan Pablo II y Benedicto XVI, que
lo consideraban un amigo personal.”
UN HEREJE NATO
Cabe destacar que la división de
la Iglesia en “conservadores” y “progresistas”, en la “Iglesia de la Jerarquía”
y la “Iglesia del pueblo”, se encuentra condenada por la Encíclica Pascendi de
San Pío X, que justamente anatematiza el modernismo. Quien no se atiene
completamente a dicha Encíclica, no puede ser llamado católico. Tal es el caso
del “casi-Papa” Martini.
“Juan Pablo II no ocultaba su
admiración por el rebelde pero obediente Martín”, sostiene Clarín,
mostrando crudamente la actitud modernista. “Rebelde pero obediente”,
en una mezcla de lo excelso y lo malo, donde es precisamente lo excelso quien
sale perjudicado. La mezcla de ortodoxia y herejía, no es ortodoxia ni una
síntesis de ambas posturas, sino una herejía.
La apología hecha por Clarín a
dicho Cardenal fallecido no hace más que dejarlo fuera del Catolicismo: “Wojtyla
no se arrepintió nunca de los veinte años de una especie de "magisterio
alternativa", como se dijo, del cardenal Martini, según algunos demasiado
vecino a los anglicanos y los protestantes y favorable a un cambio
revolucionario de la Iglesia en el cuestión femenina, la "otra mitad del
cielo" eternamente postergada por una institución en manos de hombres.”
SU VIDA
Según informó Aciprensa, el
Cardenal Carlo Maria Martini,
Arzobispo Emérito de Milán (Italia), falleció hoy viernes aproximadamente a las
3:45 pm. (hora local) a la edad de 85 años, tras padecer durante más de 10 años
la enfermedad de Parkinson. El Purpurado, un biblista de orientación modernista
de la Iglesia Católica, se recuperaba en la enfermería del Aloisianum, el
Instituto universitario de estudios filosóficos de la Compañía de Jesús en
Gallarate, en la provincia de Varese, cerca a Milán. Su condición de salud
empeoró de improviso ayer en la noche.
El Cardenal Martini nació el 15
de febrero de 1927, Turín, Italia. Ingresó a la Compañía de Jesús el 25 de
septiembre de 1944. Fue ordenado sacerdote el 13 de julio de 1952, en Chieri,
Turín.
SU OBRA MODERNISTA
Doctor en Teología y en Sagrada
Escritura, el Cardenal Martini fue rector del Pontificio Instituto Bíblico y de
la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1978, Pablo VI le invitó a predicar
los ejercicios espirituales en el Vaticano. Fue designado Arzobispo de Milán el
29 de diciembre de 1979, recibiendo la ordenación episcopal el 6 de enero de
1980. Fue creado Cardenal el 2 de febrero de 1983 por el Beato Papa Juan Pablo
II.
Desde su sede milanesa, Martini
potenció el diálogo sincrético entre ateos y creyentes, así como entre las
distintas religiones. En 1987 se le nombró presidente del Consejo de
Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) y, como tal, presidió en Viena en
1990 una Conferencia de obispos europeos centrada en la reestructuración
eclesiástica de los países del Este de Europa. En noviembre de 1991, presidió
en la ciudad española de Santiago de Compostela el V Encuentro Ecuménico
Europeo, en el que se estudiaron temas de referencia teológica, bíblica y la
misión y evangelización en Europa. El 15 de abril de 1993 abandonó la
presidencia del CCEE.
Como arzobispo de Milán, el 28 de
febrero de 1994 recibió el encargo de abrir oficialmente la parte diocesana del
proceso de canonización del papa Pablo VI. Considerado "papable" por
antonomasia por los medios masivos de comunicación que los modernistas manejan
por su gran acceso a los mismos (la Tradición en general tiene negada la prensa
excepto en una minoría de casos), en 1996 su nombre se barajó entre los
posibles candidatos para sustituir al papa Juan
Pablo II ante una recaída de éste a consecuencia de una apendicitis.
En 1998 publicó, junto al
semiólogo y novelista Umberto Eco,
"¿En qué creen los que no creen?, donde abordó temas como las
“limitaciones a la labor de la mujer dentro de la Iglesia”. En 2000 obtuvo el
Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales, y desde 1989 era doctor
"honoris causa" por la Universidad Pontificia Salesiana de Roma.
Era especialista en lenguas
antiguas: conocía el arameo y el caldeo, además del griego, latín y hebreo, y
además de su lengua materna, el italiano, hablaba inglés, alemán, francés,
portugués, griego moderno y árabe. ¡Con cuántas vocaciones de santos se habría
topado si hubiese respondido a la Tradición! Sin embargo, todo su conocimiento
estuvo al servicio del modernismo. Vivió y murió entre honores humanos… y las
Bienaventuranzas son muy claras.
MODERNISTA MEDIÁTICO
Carlo María Martini es uno de los
protagonistas del libro "31 jesuites es confessen" (31 jesuitas se
confiesan), publicado en 2003 y escrito por Valentí Gómez y Josep María
Benítez, que refleja el pensamiento y la vida de algunos miembros de esta orden
mediante entrevistas realizadas a lo largo de diez años.
En octubre de 1999 fue nombrado
Doctor ad honorem por la Academia Rusa de las Ciencias. Recibió el Premio
Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, España, octubre de 2000. Recibió
el Premio Europa del 2000. Fue miembro de la Pontificia Academia de las
Ciencias desde noviembre de 2000.
En la Curia Romana fue miembro de
las Congregaciones para las Iglesias Orientales, para los Institutos de Vida
Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica y para la Educación Católica.
Asimismo, fue miembro del Pontificio Consejo para la Cultura y de la Comisión
para el Patrimonio Cultural de la Iglesia. En los últimos años tuvo a cargo una
columna en el diario italiano Il Corriere della Sera.
¿UN VATICANO II PERMANENTE?
Según informó el diario Clarín,
en uno de los últimos Sínodos mundiales de obispos convocados por Juan Pablo II, Martini intervino “para proponer dramáticamente un nuevo Sínodo
que continuara el Vaticano II dando un nuevo impulso a las reformas que a su
juicio apremiaban el presente y futuro de la Iglesia”.
Según el referido medio, “los
progresistas católicos acusan a los dos últimos papas de haber desmantelado en
gran parte las enseñanzas del Concilio que convocó Juan XXIII a comienzos de
los años sesenta para reconciliar a la Iglesia con el mundo actual y
modernizarla”.
“El Papa Karol Wojtyla archivó
enseguida la propuesta de un nuevo Concilio”, asevera Clarín.
Cabe destacar que las votaciones
en cónclaves para elegir un nuevo Papa, momento en que existe la Sede Vacante,
son secretas. Por tanto, las filtraciones al estilo “vatileaks” no son
admisibles. Sin embargo, Clarín afirma lo siguiente: “influir para hacer convergir los
votos de los cardenales progresistas en el Cónclave del 19 de abril de 2005, en
la figura del cardenal Joseph Ratzinger,
elegido al otro día como Benedicto XVI. Esto ocurrió en la cuarta votación de
la asamblea, después que los progresistas juntaron hasta 40 votos en favor de
otro jesuita, el arzobispo de Buenos Aires, el argentino Jorge Bergoglio.” Es decir, dicho medio atribuye al
modernista hereje la designación de Benedicto
XVI.
A su vez, conforme asegura
Clarín, “Martini era Rector de la Universidad Gregoriana, conocida como "la
fábrica de papas" de la Iglesia por la cantidad de pontífices que
estudiaron allí cuando eran jóvenes. Su fama de biblista y teólogo, su conocida
apertura propia de los miembros de la orden de San Ignacio de Loyola de
incursionar en los territorios inexplorados, en las "fronteras de la
Iglesia", le hicieron moverse casi al borde del precipicio de las líneas
convencionales en materia teológica y de ética, como revelaron sus
extraordinarios escritos sobre la eutanasia.” Todo esto es netamente
anticatólico. Precisamente, el modernista pretende que las herejías se
encuentran “al borde del precipicio” de la ortodoxia, y lo mismo sostiene
respecto de la Liturgia y la Moral.
GRANDES HONORES
Fue profesor de biblistas dando
clases antitradicionales de crítica del Nuevo Testamento, que incluso introdujo
métodos materialistas a la exégesis al valorar papiros, manuscritos y textos
básicos de la Biblia.
Él predicó su propio “evangelio”
(con minúsculas), y a pesar de todo no sólo permaneció en la Iglesia, sino que
alcanzó el cardenalato. Afirmaba que “no existe una Biblia Oficial (es decir, un
texto único al que todos deben someterse), sino cientos de papiros y de
manuscritos básicos, que van de principios del siglo II hasta el siglo V-VI
después de Cristo” (frase citada de un artículo de Periodista Digital).
De ese modo, pretendía sustentar que “el texto de fondo (el original) sólo se
puede “deducir” a través de una comparación de manuscritos y papiros, en una
labor de colaboración en la que intervienen exegetas e historiadores,
papirólogos y teólogos, dispuestos a buscar consensos”. En todo ello, la
Tradición que transmitió a la persona de Jesucristo (de la cual sólo una parte
es escrita) quedaba en un segundo plano, y así formó a “neobiblistas” dando
relevancia a ideas dudosas por sobre la seguridad de la Tradición que tantos
Santos supo engendrar.
Mal transmitida la revelación
escrita, deformada además y cuestionada por el método crítico, acaba siendo
parte de un lenguaje humano relativista que tiene por centro al hombre y no a
Dios.
¿TRANSMITIR LO NO RECIBIDO?
Por eso, para este cardenal
hereje recientemente fallecido, “no
existe un texto en sí, sino un diálogo de textos... No existe una iglesia en
sí, sino un diálogo y comunión de Iglesias”, y todo expresado desde la
deformación jesuítica actual.
Martín de ningún modo fue un
hombre de la Tradición, sino un hereje infiltrado, o convencido de una herejía
dentro de la Iglesia (que lo colocaba fuera igualmente). Un triste espectáculo,
que reproduce hoy la situación de la Iglesia durante la mayor difusión de la
herejía arriana, que hizo exclamar justamente a San Jerónimo en el Concilio que
ya no quedaban Obispos cristianos. Sólo que el modernismo no es arrianismo,
sino la suma de todas las herejías, tal como lo definió San Pío X.
Los Católicos no somos seguidores
de ningún “libro”, no somos una religión de “libro”, no seguimos “la Biblia”,
sino la Tradición. He aquí el centro de todas las herejías difundidas
actualmente sobre la Biblia, que llegan a negar historicidad a la Creación del
mundo y los seres vivientes, a la Creación del hombre, al Pecado Original, al
Diluvio, a la destrucción de Sodoma y Gomorra, a los tres días de Jonás en el
pez… e incluso a la misma vida de Jesucristo (del cual son negados desde los
Milagros hasta su Resurrección y la Transustanciación de la Misa)… todo ello
con la excusa de la “base bíblica” (de la letra escrita y reiterpretada), para
convertir a la Biblia en una gran metáfora.
Martín fue un “erudito
intelectualoide” pero de gran renombre eclesiástico (sin verdadero fundamento),
de esos que como todo modernista desprecian al pueblo fiel y la Tradición, ya
que la “razón” está por sobre la Fe según su visión. Por ejemplo, considerar
que el Manuscrito B de origen alejandrino llamado “el Vaticano”, es “el más
fiable”, como si de ello dependiese la Fe de la Tradición de la Iglesia
Católica, convirtiendo tal cuestión en algo “central” que quienes lo desconocen
acaban pasando por “ignorantes” ante semejante eruditidez, es una herejía
modernista.
ARQUEOLOGÍA BÍBLICA
Pretender hacer “arqueología” con
la Biblia es parte de esa herejía modernista. Deja de transmitirse la Fe, se
cuestiona la Fe desde esa “arqueología” de índole materialista. En vez de
llevar hacia Dios, indirectamente el “biblista” se introduce en la inmanencia,
sin darse cuenta. ¿Qué verá semejante espécimen intelectualoide en el
Apocalipsis más que el culmen de una gran metáfora propia de un desaforado mental
sin asidero en la realidad, y mucho menos en la realidad propia de su época?
Martín integró la Compañía de
Jesús, y fue profesor del Instituto Bíblico de Roma donde enseñó Crítica
Textual, siendo su obra más significativa la edición con otros colaboradores de
un texto “estándar” del Nuevo Testamento, publicado en 1966 en Stuttgart bajo
el título “El Nuevo Testamento Griego” (The Greek New Testament), que luego fue
utilizado para la traducción de la Biblia a casi todos los idiomas teniéndolo
como fuente, y de allí su gran influencia jamás cuestionada.
El texto griego usado por las Sociedades
Bíblicas Unidas fue producido por herejes: sus editores son Kurt Aland, Matthew Black, Carlo M.Martini,
Bruce M.Metzger, y Allen Wikgreen.
También participió Eugene A.Nida.
Ninguno de estos hombres cree que la Biblia es la Palabra de Dios inspirada e
infalible, y seis de ellos son teológicamente modernistas.
“PENSADOR LIBERAL”
En 1979 fue nombrado Arzobispo de
Milán y luego cardenal, siendo considerado públicamente como “un pensador liberal” (lo cual es
condenado por el Magisterio de la Iglesia). Es más, sus posturas en cuestiones
sociales y eclesiales han pretendido ser fuente de una “auténtica reforma de la Iglesia Católica y de la Cristiandad”, tal
como siempre pretenden los modernistas, de “regreso a las fuentes”, como si los
santos de la Iglesia se hubiesen desviado de ellas, o como si la Tradición
variara. Muchas de las obras que escribió están traducidas a más de cincuenta
idiomas.
Martini realizó una convocatoria
sincretista con más de cien líderes religiosos del mundo entero para promover
una religión única del mundo, al estilo de la Nueva Era.
Entre las voces modernistas
anticatólicas dentro de la Iglesia -Cardenales, obispos, clérigos- que piden
"repensar" el celibato en
el rito latino, entre ellas el Cardenal Carlo
Maria Martini, que con el doble discurso de “valorar el celibato” como un carisma que siempre debe estar
presente en la Iglesia y que Dios le concede a muchos hombres y mujeres, pensaba
que no todos los sacerdotes están llamados a vivirlo.
Martini declaró que él no creía
que todos los sacerdotes estén hechos para el celibato, farisaicamente
pretendiendo resguardar su ortodoxia expresando que tal afirmación no pretende
negar el valor del celibato en sí mismo.
UN JESÚS INMANENTE
Según Sandro Magíster, existe en la Iglesia una difundida tendencia a
someter la figura de Jesús a los cánones interpretativos de la cultura secular,
exaltándolo como un hombre insigne y ejecutor de la justicia, pero eclipsando
su divinidad oculte la divinidad de Cristo, para hacerlo más accesible al mundo.
“Una expresión eficaz de esta
tendencia –menos teológica, más discursiva– se ve en el último libro de otro
jesuita famoso, el cardenal Carlo Maria Martini: "Conversazioni notturne a Gerusalemme. Sul rischio della fede
[Conversaciones nocturnas en Jerusalén. Sobre el riesgo de la fe]". El
Jesús trazado por el cardenal Martini tiene el éxito asegurado, de acuerdo con
las ventas de su libro.”
Reproducimos a continuación una
nota sobre el difunto Cardenal, que muestra a las claras una serie de herejías
que sostuvo hasta el final de sus días, sin que fuera anatematizado por el
Magisterio. Cada párrafo tiene una nota en cursiva, con consideraciones sobre
la cuestión abordada:
De la última entrevista concedida por el cardenal Martini, posterior a Los Coloquios nocturnos de Jerusalén extraigo algunas perlas. Entera la
tenéis traducida en la Red
Ignaciana de Cádiz, y en italiano en este enlace. Carlo Martini es en mi
opinión uno de los pocos grandes profetas que tiene hoy en
día la Iglesia institucional.
He aquí los textos que me parecen más
interesantes:
1. SACRAMENTOS SIN JUSTICIA
“Ya no hay una visión única del bien. La
tendencia dominante consiste en defender el interés particular y el del propio
grupo. Quizá pensamos que somos buenos cristianos porque alguna vez vamos a
misa o dejamos que nuestros hijos se acerquen a los sacramentos. Pero el
cristianismo no es eso, no es solamente eso. Los sacramentos son importantes
cuando son la culminación de una vida cristiana. La fe es importante si avanza
junto a la caridad. Sin la caridad la fe se vuelve ciega. Sin la caridad no hay
esperanza y no hay justicia”.
(NOTA: Aquí está significando que Cristo en la
Eucaristía no es real, que es simbólico, que “no es importante”, afirma que los
Sacramentos tienen significado en la vida individual de la persona, no tienen
una realidad en sí misma)
2. LA CARIDAD NO ES LIMOSNA
“Hacer el bien, ayudar al prójimo es desde
luego un aspecto importante, pero no es la esencia de la caridad. Hace falta
escuchar a los otros, comprenderlos, incorporarlos a nuestro afecto,
reconocerlos, quebrar su soledad y ser su compañero. Amarlos, en definitiva. La
caridad no es limosna. La caridad que predicó Jesús consiste en ser plenamente
partícipes de la suerte de los otros. Comunión de espíritus y lucha contra la
injusticia”.
(NOTA: La Caridad como Amor al Prójimo en Dios
se desvirtúa y queda como filantropía al estilo masónico, o como materialismo
al estilo marxista comunista. Falta Dios mismo en su definición de la Caridad.
La Caridad propia del católico es trocada por la fraternidad masónica. El decir
“la caridad que predicó Jesús”, no señala a Dios mismo como Caridad Infinita,
sino que es convertida en parte de un discurso de un ser humano llamado Jesús,
tal como los modernistas lo presentan. Tal “caridad” con minúsculas y
entrecomillada, de nada servirá a quien la practique, porque así lo enseñó
Nuestro Señor Jesucristo)
3. INDIFERENCIA
DE LOS LAICOS
“Desempeñan ciertamente una función, pero
deberían ejercitarla con mucha mayor plenitud. Con demasiada frecuencia se
trata sólo de un papel pasivo. Ha habido épocas en la historia de la Iglesia en
las que la participación activa de las comunidades cristianas fue mucho más
intensa. Cuando antes me he referido a esa creciente indiferencia, pensaba
precisamente en este aspecto de la vida cristiana. Aquí tenemos una laguna, una
deserción silenciosa, especialmente en la sociedad europea y en la italiana”.
(NOTA: Pretende otorgar al laico la
“participación activa” que es propia de la jerarquía de la Iglesia. El laico
que lo desea, puede ordenarse sacerdote si reúne los requisitos canónicos para
ello. Pretender que toda la Iglesia Católica esté conformada por laicos, o que
todos los integrantes de la Iglesia se conviertan en parte de la Jerarquía, es
algo que ni el mismo Jesucristo ha querido. Se banaliza lo sacro al sacralizar
todo lo secular, o se des-sacraliza lo sacro para convertirlo en secular, y en
eso se basa el modernismo condenado por el Magisterio de la Iglesia).
4. LOS SACRAMENTOS Y LAS VOCACIONES NO SON LO
ESENCIAL
¿Se refiere a la falta de asiduidad en la
asistencia a los sacramentos, a la misa o a la escasez de vocaciones? “Esos son
sólo los aspectos externos, no los esenciales. La esencia es la caridad, la
concepción del bien común y de la felicidad común. Felicidad no sólo para
nosotros, sino para los otros y no sólo en el presente inmediato, sino también
para los hijos y los nietos, para las generaciones que han de venir.” ¿Y la
Iglesia institucional trabaja lo suficiente en esta dirección? “Trabaja mucho,
pero tendría que trabajar mucho más.”
(NOTA: ¿La Iglesia es para el hombre o es para
Dios? ¿Qué es lo principal, y cuál es la añadidura? El foco puesto en el
hombre, en “su felicidad”, o en “la felicidad común”, de modo que distanciado
de Dios no conduce a la Felicidad con mayúsculas, y por tanto el Cardenal
predicaba en contra de Jesucristo mismo. ¿Qué más puede hacer la Iglesia, que
ofrecer los Sacramentos que Jesucristo nos ha dejado, transmitiéndolos por
Tradición? Para este Cardenal los Sacramentos no son esenciales, porque en
definitiva son simbólicos, tanto como el mensaje de Jesucristo. ¿Es esto una
herejía o no lo es? Pues sí que lo es, y nadie se ha pronunciado sobre este
tema… o tal vez ya lo hizo León XIII en la Rerum Novarum, o en las Encíclicas
que condenan a la Masonería).
5. LA ESTRUCTURA DIPLOMÁTICA DE LA IGLESIA
“En realidad no estoy muy de acuerdo, la
distinción que hace Messori nos retrotrae a una fase en la que persistía
todavía el poder temporal y el Papa era, antes que nada, un soberano; pero
aquel poder, gracias a Dios, terminó y no va a ser restaurado. Y es una suerte
que ya no exista. Es verdad que persiste la estructura diplomática de la Santa
Sede, pero está formada por sacerdotes, cuya finalidad última es la de
testimoniar el anuncio del evangelio y su contenido profético. Añado que esa
estructura diplomática me parece excesivamente redundante y que se lleva gran
parte de las energías de la Iglesia. No siempre ha sido así. Durante muchos
siglos en la historia de la Iglesia esta estructura ni siquiera existía y en el
futuro podría ser reducida de modo importante o incluso desmantelada. La
finalidad de la Iglesia es dar testimonio de la palabra de Dios, del Verbo
encarnado, del reino de los justos que ha de venir. Todo lo demás es
secundario.”
(NOTA: ¿Está mal un poder temporal del Papa?
¿Quién dijo que está mal? ¿De dónde viene y en qué se fundamenta su afirmación
de que “aquel poder, gracias a Dios, terminó y no va a ser restaurado”? ¿Temía
la existencia de una sociedad con principios cristianos de convivencia? ¿Temía
el Reinado Social de Jesucristo? Precisamente, pretendía “desmantelar” la
estructura del Vaticano, como si la Iglesia fuese una “estructura” humana,
desprovista de la acción del Espíritu Santo. ¿Qué es el “reino de los justos
que ha de venir”? ¿Acaso no es este el mesianismo sionista, el mesianismo
marxista, o el mesianismo liberal, todos ellos expresados no en el plano teológico
sino en el meramente humano? Martini no quería que exista Jerarquía en la
Iglesia, porque es parte de la “protestantización”. El Vaticano sigue siendo un
Estado, y Martini tenía una esperanza humana en que se separe lo corpóreo del
alma, la materia y la forma –que implica la muerte- de la Iglesia.
Efectivamente, pretender que la Iglesia se deshaga de todo lo “material” que
sea propio, abarcaría en su extremo a la misma hostia que luego sería
Consagrada en la Transustanciación –ya que ningún bien material debería poseer,
para ser una “Iglesia más auténtica y fiel a la primitiva”, que no refleja más
que una ideología destructiva de la Iglesia. Siempre hubo una Jerarquía en la
Iglesia, siempre hubo Apóstoles, Obispos y Presbíteros, y a eso le da en llamar
Martini “estructura”, con el mismo lenguaje marxista, ya que la “superestructura”
estaría conformada por el conjunto de creencias y cultura.).
6. LAS IGLESIAS PROTESTANTES, MÁS DÉBILES Y CERCANAS
¿Pero las Iglesias protestantes no tienen
también estructuras similares? ¿No son necesarias para garantizar la libertad
religiosa y el espacio público que la Iglesia necesita para difundir sus
valores? “Las Iglesias protestantes no disponen de estructuras tan
centralizadas y tan poderosas como la nuestra. Tienen una organización muy
diferente. Son, desde este punto de vista, más débiles que la Iglesia católica,
pero, en contrapartida, son más cercanas a los fieles.”
(NOTA: Quien formula la pregunta, está
completamente alineado en la herejía. La Iglesia transmite y difunde la Tradición,
no “sus valores” cambiantes; difunde la Fe y las virtudes Teologales, no “sus
virtudes” convertidas en una especie de moda. Y la respuesta dada por Martini,
se encolumna a su vez en la protestantización, orientado a la desaparición de
la Jerarquía. Además, pretende que la Jerarquía de la Iglesia –que fuera
dispuesta por el mismo Jesucristo- por su misma existencia se encuentra “alejada”
de los fieles, en tanto que los seguidores de Lutero y de todos los “reformistas”
protestantes tienen organizaciones “más cercanas a los fieles”. La “cercanía”
hace alusión a la aceptación de pecados como “bondades”, como “valores a
ponderar hoy” en el marco del relativismo moral y espiritual. Es decir, las
conductas más ajenas a la Tradición y al Evangelio, que justifican vicios y
pecados de los fieles, son “más cercanas” a ellos porque los aceptan sin
necesidad de conversión. En cambio, la aceptación de los Sacramentos
transmitidos por la Iglesia Católica exigen reconocer el mal como tal, el
pecado como tal, y por tanto la conversión, y tal esfuerzo requerido al fiel
hace que sea “más alejada” la Iglesia a quien prefiere sus propios vicios,
pecados y defectos antes que amar a Cristo y seguirlo en plenitud. He aquí el
pensamiento herético de Martini. El obstáculo verdadero es amar los propios
pecados más que a Cristo, y a esto Martini llama “lejanía”, o “distancia” de la
Jerarquía Católica).
7. EL PAPA:
MAYOR FUNCIÓN PASTORAL QUE DIPLOMÁTICA O TEOLÓGICA
Quizá la figura del Papa, que sólo se da en la
Iglesia católica, sea una reminiscencia de ese poder temporal. “El Papa es ante
todo el obispo de Roma. Para nosotros los católicos es el vicario de Cristo en
la tierra y le debemos afecto, respeto y obediencia, pero sin olvidar nunca que
la Iglesia apostólica se sostiene sobre dos pilares: el Papa y su comunión con
los obispos. Recuerdo que en el consistorio previo al último cónclave, hubo un
debate preliminar para dibujar una especie de perfil del futuro pontífice.
Cuando me tocó a mí hablar dije que teníamos que elegir al obispo de Roma. Con
eso quise decir que tenía que prevalecer la capacidad y la vocación pastoral
sobre la diplomática o la teológica.” ¿Eso dijo usted? ¿Que ustedes en el
cónclave iban a elegir al obispo de Roma? “¿Le parece una herejía? Sin embargo,
es una constante en la doctrina y la tradición evangélica.”
(NOTA: Martini ubicó al Papa “ante todo” como “obispo
de Roma”, no como Vicario de Jesucristo en primer lugar. He allí la primera
falla, que condice con su desprecio a la Tradición. Según Martini, en la elección
del Papa se designa meramente al Obispo de Roma. En segundo plano queda el Papa
como Vicario de Cristo. Martini mismo preguntó a su entrevistador: “¿le parece
una herejía?”. Es que, efectivamente, la visión de Martini estaba basada en el
inmanentismo: dado que la función del Papa como Vicario de Cristo designado por
el Espíritu Santo es algo simbólico, lo real es lo material: la votación “democrática”
de un conjunto de Cardenales siguiendo las disposiciones canónicas, para elegir
al obispo de Roma).
8. ¿UN CONCILIO VATICANO III?
“No pienso en un Vaticano III. Es cierto que
el Vaticano II ha perdido una parte de su empuje. Pretendía que la Iglesia
afrontase la sociedad moderna y la ciencia, pero este afrontamiento ha sido
sólo marginal. Estamos todavía lejos de haber abordado este problema y hasta
parece que hemos vuelto la mirada hacia atrás más que hacia delante. Hay que
retomar el impulso y para hacer esto ni siquiera haría falta un Vaticano III.
Aclarado esto, sí soy partidario de otro concilio, e incluso lo estimo
necesario, pero sólo sobre temas específicos y muy concretos. Me parece también
que sería necesario poner en práctica lo que se sugirió e incluso lo que fue
decretado ya en el Concilio de Constanza: convocar un concilio cada veinte o
treinta años sobre un solo tema, o dos a lo sumo.”
(NOTA: En la visión de Martini, uno de los
partícipes del Concilio Vaticano II, en éste está condensado todo lo necesario
para producir los cambios modernistas en su extremo, que van desde la
desaparición del celibato, ordenación de mujeres, la homosexualidad como una
virtud y un don -¿del Espíritu Santo?-, desaparición de la Jerarquía eclesial, aceptación
del aborto y la manipulación genética, aprobación de la eutanasia y cuanta
locura antitradicional ande suelta. No obstante, efectivamente se mostraba de
acuerdo con la realización de un tercer Concilio Vaticano, estimándolo “necesario”.
A su vez, la condenada herejía del conciliarismo es expresada por este difunto
Cardenal, ya que en su visión el conjunto de los Obispos en un Concilio tiene
autoridad por sobre el Papa ¿Herejías? Sí, hubo un tiempo en que la Iglesia Católica,
para preservar la Fe y la Tradición, declaraba las herejías con los respectivos
anatemas, pero eso fue “antes”, no ahora que hubo tantos “progresos” al punto
que la evolución de la sociedad hace que sea completamente feliz, a diferencia
de los primeros cristianos que no tuvieron la oportunidad de conocer todos los
avances que hoy existen… ¿empezando por San Juan en el Apocalipsis?).
9. LOS DIVORCIADOS, LA CONFESIÓN
Pero esto sería una revolución en el modo de
gobernar la Iglesia. “A mí no me lo parece. La Iglesia de Roma se llama
apostólica y no por casualidad. Su estructura es vertical, pero, al mismo
tiempo, también horizontal. La comunión de los obispos con el Papa es un órgano
fundamental de la Iglesia”. ¿Y cuál sería el tema del concilio que usted
propone? “La relación de la Iglesia con los divorciados. Afecta a muchísimas
personas y familias y, desgraciadamente, el número de familias implicadas será
cada vez mayor. Habrá que afrontarlo con inteligencia y con previsión. Y hay
también otro tema que un próximo concilio debería abordar: el de la trayectoria
penitencial que es la propia vida. Mire, la confesión es un sacramento
extraordinariamente importante, aunque hoy esté exangüe. Cada vez son menos las
personas que lo practican, pero, sobre todo, se ha convertido en algo casi
mecánico: se confiesa un pecado, se recibe el perdón, se recita alguna plegaria
y ahí termina todo, en la nada o poco más. Hay que devolver a la confesión una
esencia que sea verdaderamente sacramental, un recorrido por el arrepentimiento
y un nuevo programa de vida, una relación constante con el confesor, en
definitiva, una dirección espiritual.”
(NOTA: Se plantea el gobierno de la Iglesia
Católica de modo “revolucionario”, mediante Concilios, según la misma afirmación
del entrevistador. Se trata de la herejía conciliarista, ante la cual responde
Martini: “a mí no me lo parece”. Los cambios que pretendía Martini, pasan todos
por la aprobación de pecados y herejías: posición ante el divorcio, o pretender
“devolver a la confesión una esencia que sea verdaderamente sacramental”, como
si la Tradición no la hubiera transmitido, como si la Confesión careciera de “una
esencia que sea verdaderamente sacramental”… excepto que al término sacramental
se le otorgue otra extensión distinta a la que siempre le dio la Tradición. En
este último caso, “sacramental” sería cualquier cosa, y “dirección espiritual”
también, ya que podría ir desde una asistencia psicológica hasta la dependencia
del arrepentido respecto del confesor. No hay daño que pudiera dejar de
provocarse siguiendo la línea propuesta por el hereje Martini).
10. LOS NO CREYENTES A VECES ESTÁN MÁS CERCA DE NOSOTROS
QUE ALGUNOS PIADOSOS
Me
siento muy cerca de usted, le dije, [habla el entrevistador, Scalfari) pero no creo en Dios y lo digo con plena
tranquilidad de espíritu. “Lo sé y no estoy preocupado por usted. A veces, los
no creyentes están más cerca de nosotros que muchos devotos de simple
apariencia. Usted no lo sabe, pero el Señor sí”. Estuve tentado de abrazarlo,
pero, temblorosos como estamos los dos, podríamos haber terminado en el suelo.
(NOTA:
¿Puede un no creyente estar más cerca “de nosotros” que “muchos devotos de
simple apariencia”? Claro: el devoto de simple apariencia es el modernista, el
fariseo o el publicano, el católico judaizado. Porque el devoto católico no es
ni modernista, ni fariseo, ni publicano ni judaizado: es católico. Dios es el único
capaz de determinar quién se salvará y quién no, así como la cercanía o
distancia de El –que se reflejará en la sentencia del Juicio Particular y del
Juicio Final, en que todos esperamos ser juzgados por su Misericordia antes que
por su Justicia. Pero el centro de la cuestión no se encuentra en el no
creyente que tal vez se salvará por la Gracia Milagrosa de Dios, sino en el
criptohereje, en el criptomodernista, en los infiltrados que están dentro de la
Iglesia Católica y que carecen incluso de Fe. He aquí el centro de la última parte
de la entrevista).
Fuente de la entrevista: